“El sistema tradicional de educación está en crisis”

Luis Jacobo cumplirá seis años al frente del Ministerio de Educación, la cartera que es una de las prioridades del Gobierno provincial en inversión de recursos e infraestructura y que tiene además el respaldo de políticas nacionales que apuntaron a la inclusión. En estos años, la educación ha tenido un crecimiento fenomenal, aparejado a nuevos desafíos diarios que tienen al estudiante como protagonista.
Consideró que la política educativa de estos años fue federal y que las decisiones surgieron del consenso unánime de un consejo “donde nos sentamos todos los ministros, lo que le dio un gran impuso a la educación con leyes, con recursos y con gestión, de modo que las provincias que hicieron su propia planificación en política educativa tuvieron siempre el respaldo de una misma mirada estratégica y con mucha asignación de recursos”.

¿De dónde venimos como provincia en política educativa?
Venimos de una previa de la crisis del 2001, de una educación en muy malas condiciones. Mucha deuda con las escuelas, una deuda enorme con los docentes, venimos de un tiempo también en donde todos los espacios educativos destinados a la formación para el trabajo fueron eliminados del sistema por considerarlos inútiles, innecesarios. Venimos de una escuela que comenzaba sus clases y no tenía la tiza y el borrador, en que la infraestructura estaba devastada y pasamos a un tiempo totalmente distinto. Primero con la estructuración de leyes que permitieron la asignación de recursos, hemos vivido casi quince años en donde la dedicación pública, y la consideración social hacia la educación ha estado en su punto más alto en toda la historia del país.

La inclusión fue tema siempre central de estos años. ¿Se logró el objetivo de tener al chico dentro del aula por sobre cualquier decisión que se tome?
Hubo un tiempo en donde perdimos el norte, pensábamos que la educación estaba para el lucimiento del ministro, de las autoridades, para darle trabajo a los docentes, para que las escuelas estén lindas, y todo eso está bien y existe pero porque hay un sujeto de derecho que es además el motivo del esfuerzo del Estado, que es el alumno. Y hoy no se quiere una educación para beneficios sectoriales en donde el alumno no se coloque en el centro. Por ejemplo, participé de discusiones acerca de la situación educativa en donde el alumno no aparecía. Hay que entender que todo lo que hacemos lo hacemos por el alumno y consecuente con esa afirmación decimos que si el alumno no está en la escuela y con sus docentes, estamos exactamente en la misma situación.

¿Está pasando de moda el sistema del docente al frente, los alumnos detrás escuchando, el pizarrón, el borrador y la tiza?
Esto de haber puesto en crisis el sistema tradicional de educación, con los profes que sabemos todo, el chico que es medio burrito y no sabe nada y solo tiene que escuchar, eso se terminó. El que quiere sostener una clase así difícilmente lo pueda hacer, porque por los sistemas actuales relacionados a la tecnología, a veces los chicos conocen más de un tema que el profesor y la clase tiene que ser planteada de un modo diferente. Los sistemas pedagógicos empiezan a proponer modalidades, formatos, abordajes, y un sinfín de experiencias que están dando resultados medibles en términos de retención de chicos que verdaderamente nos dan optimismo en el sentido que esto es un proceso por el cual los chicos tendrán un mayor protagonismo y una apropiación de la escuela en el tiempo que viene.

Hoy el alumno en esta concepción de cobrar mayor protagonismo en los procesos educativos plantean que la escuela tal y como está diseñada ya no le resulta atractiva conforme a los avances tecnológicos y a la inquietud de los propios chicos de querer tener otro tipo de participación.

Jacobo fue insistente al expresar que “tenemos que prestarle más atención a los jóvenes”. “Si vos me decís que tenemos que hacer yo te digo, escucharlos más. No hay que tenerle miedo a los cambios, hoy el desafío está en entender que el esfuerzo que hacemos es para quien está en el aula.

 

En otro tramo de la entrevista, el ministro se refirió al debate que aun existe sobre qué hacer cuando los alumnos incurren en faltas graves o no. En otros años se recurría a la expulsión de ese alumno, pero de un tiempo a esta parte, se entiende que sacando al chico del sistema educativo el problema no se soluciona, por el contrario, se agrava.

 

Fuimos acusados de ser facilistas, primero con que los chicos de primer grado no podían repetir, después con las tres previas, pero nosotros sostenemos que la escuela tiene que ser contenedora. La autoridad hoy se ejerce con confianza y con afecto. Antes, el autoritarismo era la esencia de la escuela pero hoy tenemos que entender el momento que estamos viviendo.
¿Pero cómo contener a aquel chico que siempre causa problemas, que hace bullying, que tiene conductas hasta violentas?
Hay que ayudarlo. Detrás de las situaciones particulares hay conflictos que la escuela puede morigerar. Hay quienes piensan que la juventud viene modificada genéticamente, y que son violentos porque nacieron así. Hay chicos que vienen castigados de la casa, que vienen lastimados, y ¿qué otro lugar tengo para darle cariño que no sea la escuela? Mirá, si al chico que viene maltratado de la casa, ninguneado, al que le dicen no abras la boca porque vos solo decís pavadas, la escuela le repite lo mismo y le dice vos no podés venir acá porque no servís para nada. ¿Qué le queda a ese niño si la escuela lo deja solo? La escuela debe tener la valentía de afrontar ese desafío de acompañar.

 

En el mes de marzo había dicho que serían más severos en cuanto a controlar el nivel de ausencia recurrente por parte de un grupo de docentes que hacían paros constantes. ¿Cómo fue el año?
Tenemos detectada una cantidad de poco más de mil docentes que sistemáticamente no van a la escuela. Y este año se continuó con cortes, de ruta y demás. En estos últimos años nosotros abrimos la mesa a todo aquel que quiera discutir toda vez que no vulneremos el derecho del alumno a recibir educación. Terminando mi tiempo en educación vuelvo a llamar a la reflexión, yo me voy sin ningún tipo de prejuicios ni de rencor, pero sí les pido a esos colegas que el año que viene esos métodos que vulneraron el derecho de los jóvenes no los utilicen más.

¿Pudieron recuperar esos días de paro los chicos?
En algunos casos, sí con docentes voluntariosos que incluso daban clases los sábados, y en algunos casos no. He hablado con padres que me dijeron que a sus hijos los presionaban con que tenían que terminan tal o cual contenido en un tiempo récord cuando en realidad no tuvieron clases. Estas situaciones la sociedad las tiene que entender.
¿Está conforme con la meta de inclusión y calidad educativa que se han propuesto?
Yo estoy conforme. Se ha analizado con doctrinas que no se ajustan a nuestra realidad, han analizado el tema de la calidad y sacan conclusiones. La calidad educativa es un atributo colectivo y solo puede medirse por cuanto cómo la sociedad mejora a partir de la democratización del conocimiento. Que no se puede medir meritocráticamente porque yo seleccione a chicos que sean muy buenos en matemáticas o en lengua, porque con esos sistemas de calidad cuantos menos chicos estén en la escuela mejor me van a dar, porque tengo adentro solo a los mejores, a los que tuvieron oportunidades. Hoy la sociedad está representada en la escuela tal como es. Acá las escuelas de gestión privada reciben a los mismos chicos que las escuelas públicas, el acceso a la escuela se ha universalizado. Entonces, ¿cuándo vamos a poder medir calidad? Cuando esos chicos interactúen con la sociedad y esa sociedad modifique hábitos y conductas, sistemas de producción. La cultura y perspectiva de parajes del interior a partir de la creación de escuelas secundarias y la visión de futuro de esos lugares, se ha modificado. Eso también es calidad educativa. No es solamente que el chico que salga de la secundaria podrá salir e ir a la chacra y mejorar su producción con tecnología, sino también tener la percepción de que ahora la perspectiva es otra.

 

“Nunca estuvo tan fácil votar”

 

Jacobo siente que en estas elecciones la definición es sencilla si se prioriza una visión inclusiva. “Como nunca antes está tan claro el contraste de modelos. Esto de los dos modelos estaba enmascarado. Solo con Braden o Perón, en 1946, se contrastaron dos modelos. Después, en la historia argentina, nunca con tanta claridad confrontaron las visiones del Estado fuerte, que acompaña, que distribuye riquezas, del Estado que se preocupa por el desarrollo soberano de su sistema científico y tecnológico, que quiere educar a todos sus ciudadanos, contra una visión del mercado que regula, que se ocupa de establecer las relaciones, del Estado que se achica porque basta que las fuerzas de mercado jueguen libremente”, analizó.
“Las posiciones son claras. Nunca estuvo más fácil votar. Desde mi perspectiva y la de muchos argentinos, hay que defender el Estado que nos garantiza que toda la gente tenga o pueda disponer de lo necesario, que no abandona a nadie, generador de un mercado interno, contra el Estado liberal, del que tenemos una experiencia reciente nefasta, que todos nos acordamos lo que nos ocurrió. Y estamos viviendo lo que nos ocurre con un Estado como el que propone Scioli”, comparó.
“Hay gente que tiene genuinamente una visión del Estado que propone Macri. Pero a quienes duden, les digo, observen. Tratemos de que el objetivo sea privilegiado a la hora de la elección. Miremos, pensemos, comparemos. Miremos alrededor. El pueblo que no tenía escuela, centro de salud, lugares abandonados de la mano de Dios y hoy tienen lugares para desarrollar la experiencia de la observación. ¿Cómo estamos y cómo estábamos? No nos quedemos con la mirada de los medios hegemónicos con su realidad virtual.
¿Qué significa la revolución de la alegría? ¿Tirar globos o ver a los chicos del paraje con su guardapolvo todos los días, a los chicos de las técnicas en sus talleres?”, argumentó.
Jacobo sostuvo que también quiere cambiar. Pero “para más”.
“Si teníamos 6,5 por ciento del PBI para el presupuesto educativo, vayamos al 8 como dijo Scioli. Si en estos años logramos hacer 19 universidades nacionales, creemos más en los cuatro años que vienen. Si logramos que el 60 por ciento de los chicos terminen la secundaria, vayamos al cien por ciento”, explicó.
Jacobo llega al final de su gestión y se muestra satisfecho por la responsabilidad que le dieron en estos años. No es Educación su primera experiencia como ministro, ya que ocupó varias áreas desde el 2002.
“Soy hombre de la Renovación. Pertenezco y siempre cumplí las tareas que me asignaron. Después del 10 de diciembre, haré lo que me toque hacer. Que puede ser estar en mi casa. Pero desde el lugar que esté, siempre tendré un reconocimiento profundo por la confianza, el acompañamiento y apoyo que me han dado quienes me otorgaron en este tiempo lugares de altísima responsabilidad desde 2002. Carlos Rovira y Maurice Closs me dieron la oportunidad de gestionar áreas importantes y nada menos que la Educación. Con todo ese reconocimiento, acompañaré desde donde me digan. Lo escuchaba con satisfacción a Hugo Passalacqua decir que llegó el tiempo de los más jóvenes y el voto decisivo, también será el de los jóvenes”, aventura.

 

Por Julieta Martínez

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