Al término del partido en Chaco, Ariel Cólzera salió una vez más a dar la cara. El “Chaco”, que jugó en su provincia, se mostró una vez más dolido por el presente del equipo y dejó en claro que no va a alentar falsas expectativas. “Y si, ya nos sentimos descendidos”, dijo ante la consulta del cronista en el campo de juego, tras el pitazo final de Merlos.
Para salvarse, Crucero debería ganar los cuatro juegos que quedan (Boca, Independiente, Racing y Aldosivi) y esperar que Nueva Chicago no haga lo mismo y, además, Colón saque apenas dos puntos de los 12 que le quedan por jugar. Tener en cuenta, por si alguien es demasiado optimista, que Crucero sacó 1 punto en juego en los últimos 12 partidos y jamás ganó ni empató de visitante.
“Pero tenemos que dejar una buena imagen, por el club y por nuestra carrera”, volvió a reiterar, como lo viene haciendo en los últimos partidos, el habilidos mediapunta. Cólzera fue la cara del ascenso, cuando tras la goleada a Patronato de Paraná 3 a 0 en noviembre pasado, los hinchas lo fueron a buscar para llevarlo en andas. Al otro día fue la tapa de todos los diarios.
De la misma forma, Cólzera es el que da la cara tras cada nueva derrota de Crucero. Pero no lo hace solo ante los micrófonos, dentro del rectángulo es el que más se anima, el que más busca, el que más intenta. Pero claro, Crucero ya es un equipo entregado. La mayoría de las veces los intentos de Cólzera terminan diluyéndose en la soledad a la que lo somete un equipo que ya no tiene un sistema de juego, sino es más bien un conjunto de voluntades que no alcanzan para armar jugadas asociadas.
Cólzera es el segundo goleador de Crucero, con tres tantos (Unión, Estudiantes y Lanús). Y más allá de la impotencia, de la falta de socios para intentar algo, el “Chaco” siempre saca algo de la galera. Como al minuto y medio de juego, cuando metió un enganche y sacó un centro preciso que Pablo Stupinski no pudo empujar a la red por poco, ante el desconcierto de Chiarini y Vega.
Cólzera merece que le salga algunas de las que intenta, redondear una buena jugada, meterla de tiro libre o dar una asistencia en los cuatro partidos que quedan. En los últimos tiempos, algo disminuido físicamente, la calidad la sigue teniendo, pero por lo que más se destaca es por la verguenza deportiva y el orgullo.
MB
EP
