Académico propone creación un ente regulador para lograr “precio justo” para el productor forestal

Para el ingeniero forestal Rubén Costas, docente e investigador Facultad de Ciencias Forestales (UNAM) y presidente de la Asociación Civil de Productores Foresto Ganaderos de Misiones, desde los inicios de la industria celulósica en Misiones, se priorizó el desarrollo y competitividad de la misma, sin demasiada atención al valor de las materias primas aportadas por miles de productores misioneros.

 

Analizó que históricamente los precios de la madera pulpable fueron establecidos por las propias industrias, dos o tres según cuántas estuvieran funcionando, sin ningún tipo de regulación formal, “cuando debería darse en este tipo de mercado para evitar el oligopsonio, profusamente estudiado en economía como distorsivo de la asignación de los recursos y la distribución del ingreso, que reintroduce mecanismos feudales y, en consecuencia, perjudica el progreso social en su conjunto”, aseveró el profesional.

 

En contacto con ArgentinaForestal.com el académico señaló, tomando como referencia la situación actual, “que es la continuidad de décadas de mercado distorsionado. Según el Boletín de Precios del Colegio de Ingenieros Forestales de Misiones de julio de 2015, el precio de trozas pulpables y de astillas para pulpa puestas en las industrias rondaba los 200 pesos la tonelada, que convertidos a valor de dólar oficial de ese mes resultaba 21,62 u$s/ton, notablemente menor que valores de madera e industrias similares actuales de otros países. México 25,09, sur de Estados Unidos 30 y Nueva Zelandia 33, todos en u$s/tonelada. Considerando valores de julio de 2015, el precio en Europa y América del Norte de una tonelada de pasta Kraft de fibra larga rondó los 900 u$s. La relación entre este valor y los aproximadamente 120 u$s que se pagaron por materia prima para producir una tonelada de pasta celulósica en Misiones es de 7,5 veces más. Las utilidades están a la vista”, recalcó el profesional.

 

En ese sentido, consideró que luego de tantas décadas de funcionamiento “injusto”, en el sector forestal, en la actualidad se requiere “establecer mecanismos de regulación, que deben ser gestionados por el Estado. Puede tomarse como referencia la creación del Instituto Nacional de la Yerba Mate, a través de la Ley Nacional 25.564, que desde que existe regula los precios, en particular de la materia prima aportada por lo productores primarios”, agregó.

 

De esta manera, propuso que “en uso de la autonomía provincial, se debería crear un organismo regulador de precios y calidades de trozas pulpables y astillas de madera con destino a industrias celulósicas-papeleras y de tableros de fibras”.

 

Este organismo, según el profesional, debería ser lo menos burocrático y oneroso posible, estar integrado por representantes del Poder Ejecutivo provincial y del Poder Legislativo provincial, representantes de entidades del sector industrial de trasformación mecánica de la madera, representantes de entidades que nuclean a los productores primarios madereros; y representantes de entidades del sector industrial celulósico-papelero y/o de producción de tableros que usan astillas de madera como materia prima. Incluso, dado el incipiente y creciente uso de madera proveniente de bosques implantados como combustible para secaderos y usinas termo-eléctricas, podrían participar representantes de esos sectores también.

 

Su funcionamiento debería establecerse con reuniones periódicas de ese organismo, donde se deberían acordar los precios de trozas pulpables y de astillas para pulpa, según costos de producción y servicios; y precios nacionales e internacionales de pulpas y tableros, como aspectos principales. “Si no se lograra la aprobación por mayoría del directorio del organismo, la cuestión se podría someter al arbitraje del Ministro/a del Agro y la Producción, quien debería laudar según las pautas que correspondan”, explicó Costas.

 

El académico concluyó en que “la democracia de Misiones tiene una deuda con los miles de productores forestales, que aportan a la riqueza provincial y al principal producto que ingresa divisas a la provincia, en particular con los más pequeños, que deben malvender o peor aún, cortar y tirar madera, por falta de precios razonables”.

 

Por Patricia Escobar 

 

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