Investigaciones demuestran que todos los ecosistemas con bosques están en agonía por causas humanas

Los bosques son superhéroes ecológicos: ventilan el planeta, nutren los hábitats de la Tierra, regulan el clima global y los ciclos de carbono. Desde los polos al Ecuador, nuestra supervivencia depende completamente de bosques saludables.

 

Investigadores demostraron que el cambio climático es un riesgo mayor para los bosques tropicales (ejemplo: Selva Paranaense), pero la conclusión fue que “este bioma está mucho más amenazando por el contacto antropogénico directo”

 

En cada uno de los estudios globales expuestos por los autores, señalaron múltiples formas de disminuir la alarmante desaparición de los bosques alrededor del mundo, como políticas de conversación más estrictas, mejor administración de los bosques y un marco global para las políticas de cambio climático. Este tipo de acciones “disminuirían los problemas que tendremos en este siglo por vivir en el antropoceno”, remarcaron.

 

 

De acuerdo con la última edición de Science, que está dedicada a la salud de los bosques, cada uno de los biomas (parte del planeta que comparte el clima, flora y fauna) con grandes bosques está luchando por sobrevivir. Si bien cada región sufre sus propias presiones, el hilo que innegablemente conecta todo es la actividad humana.

 

Por ejemplo, el primero de estos estudios especiales en la revista, liderado por el ecologista especializado en bosques Sylvie Gauthier, señaló las amenazas que enfrentan los bosques boreales, que representan los más grandes hábitats forestales en la Tierra. Estos bosques, ubicados en latitudes altas, son sobre todo coníferos y están conformados por pinos, abetos y alerces y van desde los bosques de Canadá a la taiga rusa.

 

Gauthier y sus colegas se dieron cuenta que los bosques boreales han sido muy resistentes al tipo de cambios en el medio ambiente que pueden devastar otros biomas: “La resistencia de estos sistemas está bien ilustrada en los bosques boreales del este de Norte América”, señaló el equipo, “donde los tipos especiales de árbol de esta región se han mantenido casi sin cambios durante los últimos 8 mil años pese a las grandes fluctuaciones en el clima y los regímenes de perturbaciones regionales”.

 

Pero la gran adaptación que tienen los bosques boreales no puede ser para siempre y la tala industrial de estos bosques ricos en madera está empezando a pasar la cuenta. El equipo de Gauthier estimó que dos tercios de los bosques boreales del mundo son objeto de una importante extracción de recursos, lo que ha resultado en una extendida contaminación, deforestación, incendios forestales y una población de árboles menos diversa genéticamente.

 

Algo que agrava estos hechos son los efectos que han sido proyectados debido al cambio climático en los bosques del norte. “En el curso del siglo 21 se espera que el bioma boreal experimente el mayor incremento de temperatura entre todos los biomas forestales”, dijo el equipo. “Las temperaturas más altas podrían levantar las barreras climáticas por lo que crecería la población de plagas forestales nativas o invasivas, dando lugar a graves brotes”.

 

“La salud de los aparentemente atemporales bosques boreales está bajo amenaza, junto con la vitalidad de muchas comunidades y las economías que dependen de los bosques”, dijeron los investigadores.

 

Los bosques templados no están mucho mejor, de acuerdo a otro estudio escrito por los ecologistas Constance Miller y Nathan Stephenson del US Geological Survey. Los bosques templados están compuestos principalmente por árboles de hoja caduca que pierden sus hojas cada temporada y son comunes en las regiones de latitudes medias alrededor del mundo.

 

Al igual que con los bosques boreales, el cambio climático es la amenaza más devastadora que enfrentan los bosques templados, que son especialmente vulnerables a las sequías y los incendios forestales. Los árboles de hoja caduca han evolucionado hasta cierto grado para soportar estas presiones, pero los autores señalan que el aumento de las temperaturas marcan el comienzo de unos “megadisturbios” que no serán fáciles de solucionar.

 

“Por milenios las sequías han sido un gran problema para los bosques templados”, dijeron Millar y Stephenson. “Sin embargo, durante las últimas décadas, el aumento de la temperatura global ha contribuido a que en el último siglo o más hayan sequías de una severidad sin precedentes”.

 

“Las excepcionales sequías, directamente o en combinación con otros factores, están subiendo las temperaturas de los bosques más allá de los umbrales de sostenibilidad”, concluyó el equipo.

 

Los bosques han sido severamente deshidratados por las megasequías y han sufrido por la pérdida de agua; por lo que se han transformado en montones de yesca que pueden alimentar a los megaincendios forestales. Encima de todo, la temperatura de los bosques coincide con las altas densidades de población, entonces también hay muchos factores antropogénicos como la polución, el desarrollo industrial y las especies invasivas.

 

“Las acciones que podamos tomar en los bosques templados ahora puede ayudar a facilitar y guiar la transición, diminuyendo los efectos en los ecosistemas forestal y la sociedad humana”, dijeron Millar y Stephenson.

 

Finalmente otros investigadores, liderados por el profesor de geografía Simon Lewis, evaluaron uno de los más biodiversos hábitats del planeta: el bosque tropical, caracterizado por los árboles de hoja perenne ancha.

 

Si bien Lewis y sus colegas demostraron que el cambio climático es un riesgo mayor para los bosques tropicales, la conclusión fue que este bioma está mucho más amenazando por el contacto antropogénico directo.

 

“El siglo 21 verá grandes incrementos en la demanda por productos de las islas tropicales”, escribieron los autores, “pero las grandes amenazas sin duda que continuarán siendo la transformación y degradación, que se combinará con el impacto de los rápidos cambios climáticos”.

 

Para resumir: cada uno de los biomas del planeta Tierra están muriendo en estos momentos y, si esto no es corregido, la deterioración de estos valiosos ecosistemas se acelerará durante la próxima década.

 

En cada uno de estos estudios los autores señalaron múltiples formas de disminuir la alarmante desaparición de los bosques alrededor del mundo, como políticas de conversación más estrictas, mejor administración de los bosques y un marco global para las políticas de cambio climático. Este tipo de acciones “disminuirían los problemas que tendremos en este siglo por vivir en el antropoceno”, como el equipo de Lewis señaló.

 

En otras palabras, es muy posible que los humanos puedan frenar el daño a los bosques y quizá hasta revertirlo en algunos lugares. De hecho, dado que nuestro destino está unido a los bosques del mundo, parece un suicidio no considerar esta opción.

 

Pero si acaso podremos dar vuelta la situación depende casi completamente de la capacidad humana de planear la salud planetaria a largo plazo. Si lo humanos pretenden sobrevivir la era antropogénica que hemos traído al planeta, vamos a tener que mejorar.

 

Fuente: Argentinaforestal.com

 

 

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