El Papa comunista

Durante su paso por Bolivia, un regalo de Evo Morales al Papa Francisco desató una ola de apuradas críticas. El presidente indio se atrevió a obsequiar una cruz con una hoz cruzada. La unión religiosa con el símbolo del comunismo escandalizó a opositores, católicos conservadores y desprevenidos que apenas vieron la imagen circular por las redes sociales. Nadie reparó en que el Sumo Pontífice minutos después se paró a realizar un homenaje en el lugar donde había sido asesinado el creador de la figura cuya réplica le había entregado Morales. La idea de una imagen «comunista» en manos del Papa alcanzaba para los titulares de los medios y la persignarción de los fanáticos.
¿Por qué paró Francisco en el lugar del asesinato del artista? En realidad, la cruz que Evo le obsequió simboliza el acercamiento de la iglesia con los movimientos populares que luchaban contra la dictadura a fines de los 70.
Fue hecha por el sacerdote jesuita español Luis Espinal, asesinado el 22 de marzo de 1980 por paramilitares. Espinal fue secuestrado en La Paz, cuando volvía del cine y se encontraba muy cerca a su casa. Después de ser torturado, fue rematado con más de 12 tiros.
El cura «tercermundista» denunció los abusos de los gobiernos militares de aquellos años. En 1979, fundó el semanario ‘Aquí’, periódico autogestionado que en 1980 alertó sobre un nuevo golpe de Estado en Bolivia.
«Esto no está bien», tradujeron algunos medios y replicaron todos. «Eso no sabía», dicen los periodistas que estuvieron allí. Las voces escandalizadas obviaron que momentos después Francisco homenajeó al cura en su lecho de muerte, y, mucho peor, usaron la «cruz profana» para silenciar uno de los discursos más revolucionarios que haya dado un Papa en el último siglo.
Francisco pidió perdón por los crímenes cometidos por la espada en nombre de la cruz y la aniquilación de millones de naturales en la conquista de América bendecida por una Iglesia que ansiaba ampliar sus horizontes. Ese pedido de perdón fue histórico.
Pasaron más de 500 años para que un Papa reconozca el genocidio y la explotación y sucedió nada menos que en Bolivia, uno de los pueblos más devastados por la conquista.
El mensaje del Papa fue incluso más encendido. Fue más allá. Se pareció mucho al que podría haber dado Espinal o cualquier otro marxista perseguido de los 70. Se pareció mucho al mensaje de los gobiernos «populistas» de América. Solo que lo dijo el jefe de la Santa Iglesia Católica en pleno siglo XXI. Pasó el tiempo, aunque en esencia, la explotación no hizo más que profundizarse.
Francisco aludió a «las famosas tres T»: tierra, techo y trabajo para todos”. Son derechos sagrados y vale la pena luchar por ellos, dijo y pidió que “el clamor de los excluidos se escuche en América Latina y en toda la tierra”.
Aunque sea un poco extenso, bien vale repasar los principales conceptos del mensaje dejado por Francisco en Bolivia.
Pidió que se reconozca que «necesitamos un cambio» y aclaró que se trata de «problemas comunes de todos los latinoamericanos y, en general también de toda la humanidad», problemas que tienen una matriz global y que hoy ningún Estado puede resolver por sí mismo.
“Me pregunto si somos capaces de reconocer que estas realidades destructoras responden a un sistema que se ha hecho global. ¿Reconocemos que este sistema ha impuesto la lógica de las ganancias a cualquier costo sin pensar en la exclusión social o la destrucción de la naturaleza?”, insistió.
“Queremos un cambio en nuestras vidas, en nuestros barrios, en el pago chico, porque hoy la interdependencia planetaria requiere respuestas globales a los problemas locales. La globalización de la esperanza, que nace de los Pueblos y crece entre los pobres, debe sustituir esta globalización de la exclusión y la indiferencia», apuntó.
Bergoglio aseguró que «detrás de tanto dolor, tanta muerte y destrucción, se huele el tufo de eso que Basilio de Cesarea llamaba “el estiércol del diablo”. La ambición desenfrenada de dinero que gobierna». Ante esa sutil dictadura ¿qué puedo hacer yo? Pueden hacer mucho. Me atrevo a decirles que el futuro de la humanidad está, en gran medida, en sus manos, en su capacidad de organizarse y promover alternativas creativas, en la búsqueda cotidiana de «las tres T» y también, en su participación protagónica en los grandes procesos de cambio, Cambios nacionales, cambios regionales y cambios mundiales. ¡No se achiquen!», pidió en lo que cualquiera puede leer como una proclama revolucionaria.
El Papa destacó los procesos, donde la pasión por sembrar, remplaza la ansiedad por ocupar todos los espacios de poder disponibles y ver resultados inmediatos. La opción es por generar proceso y no por ocupar espacios. Y celebró a los movimientos populares que trabajan muchas veces en lo pequeño, oponiendo una resistencia activa al sistema idolátrico que excluye, degrada y mata.
El Sumo Pontífice consideró que «la Iglesia no puede ni debe ser ajena a este proceso» pero reconoció que ni la Iglesia ni él mismo tienen el monopolio de la interpretación de la realidad social ni la propuesta de soluciones. Sin embargo, recomendó poner la economía al servicio de los pueblos y aseguró que «los seres humanos y la naturaleza no deben estar al servicio del dinero».
«Digamos NO a una economía de exclusión e inequidad donde el dinero reina en lugar de servir. Esa economía mata. Esa economía excluye. Esa economía destruye la Madre Tierra».
Para Francisco, la distribución justa de los frutos de la tierra y el trabajo humano no es mera filantropía. Es un deber moral. Para los cristianos, la carga es aún más fuerte: es un mandamiento. Se trata de devolverles a los pobres y a los pueblos lo que les pertenece.
«Y en este camino, los movimientos populares tienen un rol esencial, no sólo exigiendo y reclamando, sino fundamentalmente creando. Ustedes son poetas sociales: creadores de trabajo, constructores de viviendas, productores de alimentos, sobre todo para los descartados por el mercado mundial», elogió.
Y siguió. Ningún poder fáctico o constituido tiene derecho a privar a los países pobres del pleno ejercicio de su soberanía y, cuando lo hacen, vemos nuevas formas de colonialismo que afectan seriamente las posibilidades de paz y de justicia porque «la paz se funda no sólo en el respeto de los derechos del hombre, sino también en los derechos de los pueblos particularmente el derecho a la independencia».
“Los pueblos de Latinoamérica parieron dolorosamente su independencia política y, desde entonces llevan casi dos siglos de una historia dramática y llena de contradicciones intentando conquistar una independencia plena. En estos últimos años, después de tantos desencuentros, muchos países latinoamericanos han visto crecer la fraternidad entre sus pueblos. Los gobiernos de la Región aunaron esfuerzos para hacer respetar su soberanía, la de cada país y la del conjunto regional, que tan bellamente, como nuestros Padres de antaño, llaman la «Patria Grande». Les pido a ustedes, hermanos y hermanas de los movimientos populares, que cuiden y acrecienten esa unidad. Mantener la unidad frente a todo intento de división es necesario para que la región crezca en paz y justicia», argumentó en un claro espaldarazo a los gobiernos latinoamericanos que desde hace tiempo vienen trabajando en una unión que vaya más allá de lo comercial.
“A pesar de estos avances, todavía subsisten factores que atentan contra este desarrollo humano equitativo y coartan la soberanía de los países de la «Patria Grande» y otras latitudes del planeta. El nuevo colonialismo adopta diversa fachadas. A veces, es el poder anónimo del ídolo dinero: corporaciones, prestamistas, algunos tratados denominados «de libres comercio» y la imposición de medidas de «austeridad» que siempre ajustan el cinturón de los trabajadores y de los pobres. Del mismo modo, la concentración monopólica de los medios de comunicación social que pretende imponer pautas alienantes de consumo y cierta uniformidad cultural es otra de las formas que adopta el nuevo colonialismo. Es el colonialismo ideológico», analizó.
Para el Papa, el futuro de la humanidad no está únicamente en manos de los grandes dirigentes, las grandes potencias y las élites. Está fundamentalmente en manos de los Pueblos; en su capacidad de organizar y también en sus manos que riegan con humildad y convicción este proceso de cambio. «Los acompaño. Y cada uno Digamos juntos desde el corazón: ninguna familia sin vivienda, ningún campesino sin tierra, ningún trabajador sin derechos, ningún pueblo sin soberanía, ninguna persona sin dignidad, ningún niño sin infancia, ningún joven sin posibilidades, ningún anciano sin una venerable vejez», culminó.
¿Por qué el mensaje del Papa es tan relevante? Llega en momentos en que Grecia está peleando de pie contra el atropello de los grupos financieros y los países poderosos de Europa que respiran gracias al aliento del dios financiero, ese que Francisco pone bajo la lupa. Las palabras de Francisco también cobran dimensión por el contexto y el auditorio. No es un discurso dominical en Roma, sino ante juventudes y dirigentes sociales latinoamericanos, en los países donde se libra una dura batalla por la igualdad. Ecuador tiene una dura pulseada con los terratenientes después de que Rafael Correa pretendiera cobrar un impuesto a la herencia, que afecta a apenas el dos por ciento de la población. Bolivia tiene enormes inequidades y la llegada de un presidente indio trajo un poco de respiro a las comunidades originarias, que, de todos modos, siguen siendo acosadas por los poderes económicos que mantienen nichos de poder. Paraguay, el último escalón de la gira, es uno de los países más desiguales del mundo, donde apenas un puñado de familias concentra más del 80 por ciento de la tierra productiva y la pobreza duele a los ojos mientras los poderosos pasean en costosos autos importados.
Y, por último, su mensaje fue leído el 9 de julio, a los 199 años de la Declaración de Independencia de Argentina. Casualidad o no, de este lado de la frontera, la presidenta Cristina Fernández, quien hoy mantendrá un nuevo encuentro con el Papa en Ñu Guazú, planteó la necesidad de reinterpretar la independencia no sólo como un recuerdo de los próceres históricos adaptados al Billiken, sino poniendo en práctica su legado.
La independencia no se proclama, sino que se practica y se ejerce. La Argentina desde la firma misma del tratado de Tucumán, abandonó la corona, pero salvo breves espacios temporales, siempre estuvo sometida a otros poderes: los préstamos ingleses, la enorme y creciente deuda externa, las ganancias de la exportación y la desindustrialización que provocaron desequilibrios internos, con el centro rico y el norte pobre.
En 2003, primero tímidamente y después con febril intensidad, comenzó un nuevo proceso de independencia, que se materializó en el pago de toda la deuda al Fondo Monetario Internacional.
Sin ese nudo, la política económica es decidida aquí y no dictada por algún gurú sentado en un despacho de Washington. Claro que esa independencia tiene sus costos y los está pagando la Argentina con la dura pulseada con los Fondos Buitre, el peor estiércol del diablo, como citó Francisco a Basilio de Cesarea uno de los cuatro Padres de la Iglesia Griega. La ambición desenfrenada de dinero que gobierna.
La cita del religioso helénico no es antojadiza. Grecia, que le dio voz a su pueblo, también padece los embates de buitres legales y carroñeros y está al borde del abismo, obligada a continuar políticas de sometimiento.
El economista jefe del Fondo Monetario Internacional, Olivier Blanchard, reconoció que dos tercios del «rescate» a Grecia fue destinado a pagar a los bancos internacionales. La mayoría de estas entidades tienen su sede en Alemania o Francia, los países que más contribuyeron a inflar la burbuja griega que reventó con el estallido de la crisis en 2008. También admitió que con el dinero que recibió Grecia en la primera fase del rescate, lo que se hizo fue reemplazar deuda privada por deuda pública, es decir, que la deuda de los bancos pasó a manos de los Estados. Es decir, el rescate no hace más que agregar peso a la brutal deuda externa y, a cambio, se exige que el ajuste lo paguen los ciudadanos. Pese al respaldo popular del domingo pasado, Tspiras se vio forzado a duras medidas de ajuste a cambio de una reestructuración de la deuda y seguir en el corset de la zona euro. Pero el ejemplo argentino comenzó a cundir.
Para el nuevo momento histórico, hizo falta osadía, valentía y el desparpajo que mostraba Néstor Kirchner a la hora de negociar. Argentina hoy se para de otro modo ante los acreedores y muchos países reconocen que logró doblegar a los poderes fácticos de las finanzas globales. La lucha se mantiene abierta y sólo se sostendrá la senda de la independencia con el mismo temple y fortaleza.
No es una tarea fácil. ¿Estarán dispuestos todos a sostener la lucha? Macri dio su particular punto de vista sobre un hipotético escenario en el que negociaría con los Fondos Buitre. El intendente porteño, comparó la negociación con los acreedores con la venta de Fernando Gago por 20 millones de dólares, cuando era presidente de Boca Juniors y le tocó negociar con el poderoso Real Madrid. Igualito. A su favor debe concedérsele que tuvo suficiente viveza como para exportar al vivo-lesionado mediocampista que hizo turismo en la última Copa América de Chile.
El candidato presidencial del PRO no se achica y cuando le preguntaron si, como se lo acusa, sería un presidente débil ante las corporaciones, respondió con un tajante «vamos a ver».
Hombre de poca fe, Macri asegura que “no es portador de un milagro” como para resolver el problema de viviendas en la Argentina. Su gestión no lo desmiente. Apenas 9.395 soluciones habitacionales se hicieron en Buenos Aires desde 2003. Desde 2003 a fines de 2015, Misiones habrá logrado 178 mil soluciones habitacionales, la mejor inversión per capita del país. No es milagro. Es decisión política.
El gobernador Maurice Closs, quien mantuvo el viernes en Paraguay un encuentro con Francisco, analizó a la independencia como un proceso y sostuvo que «Misiones es mucho más independiente que en la década de los 90», cuando la deuda pública asfixiaba a la provincia y sus gobernantes, que intentan conquistar nuevamente el voto, aplicaban severas políticas de ajuste, incluso en el salario de los empleados estatales.
Hoy Misiones es más independiente porque debe apenas el diez por ciento de su presupuesto, que pudo fortalecer áreas sociales, como educación o salud y que invierte en infraestructura para sacar del aislamiento a miles de misioneros. Puede, en definitiva, decidir qué hacer con sus recursos. Para eso hace falta un Estado firme, que no caiga en la tentación de la plata fácil del endeudamiento. Durante los 90 el endeudamiento creció como única herramienta de financiamiento, mientras en paralelo se privatizaban casi todas las empresas públicas. Uno de los últimos actos de Gobierno de Ramón Puerta, junto a su ministro de Economía, Humberto Schiavoni, fue la firma de un decreto para emitir bonos por cien millones de dólares. Mientras, regían el IETE y otros ajustes y el presupuesto apenas alcanzaba para las necesidades básicas.
Desde entonces, no se tomaron nuevos créditos y el Estado logra financiarse con el crecimiento de la recaudación propia además de utilizar bien los recursos de la coparticipación. Nunca antes se hizo lo que en la última década y sin un centavo más de deuda pública.
Ese contraste se pondrá a prueba con mayor nitidez en las elecciones primarias dentro de un mes. Closs encabeza la lista de diputados nacionales de la Renovación y enfrente estarán los representes de los 90. Ramón Puerta es el aspirante de Sergio Massa en Misiones, mientras que Schiavoni es el delegado local de Mauricio Macri. También encabeza una de las listas radicales Hernán Damiani, quien por aquellos años se ubicaba en la oposición, pero hoy armó una alianza con el PRO y Schiavoni y mantiene abiertos los canales de diálogo con el propio Puerta. Extraño giro de la historia que sintetiza los últimos 25 años de la política y económica de Misiones.
Closs tiene como eje de campaña mostrar y defender el modelo actual, con crecimiento, inversiones y sin endeudamiento. Los demás candidatos tienen en común la crítica -calcada- pero ruegan un piadoso silencio sobre ese pasado.
No es casual que la campaña de la Renovación se haga en lugares públicos, a la luz del día, mientras que Schiavoni y Puerta se limitan a visitar los medios, sin apenas contacto con los vecinos. El radicalismo tampoco parece disfrutar del calor popular y su campaña se centra en los comités. Es que es muy difícil explicar la alianza con el PRO y su inédita cercanía con Puerta.
Es tan curiosa la situación del radicalismo que si, como se descarta, Ernesto Sanz es derrotado por Macri en las Primarias, no tendrá candidato a presidente y tendrá que esperar la buena voluntad del PRO para ir como colectora, ya que la Justicia electoral no autorizó que los candidatos a diputados nacionales lleven tres candidatos presidenciales. La idea de los radicales era tener a Macri en la boleta para sumar más por el efecto arrastre. Pero como Macri tiene a sus propios candidatos a diputados nacionales, la Justicia evitó el doble juego. Será el intendente porteño, si es generoso, el que autorice después que los radicales también lo lleven como candidato en octubre.
En ese proceso político iniciado en 2003, en la Renovación confían que la nueva etapa coronará la continuidad del modelo en cabeza de Daniel Scioli en la Nación y Hugo Passalacqua y Oscar Herrera Ahuad en Misiones. En agosto se jugará la primera etapa del desafío. Se enfrentan las promesas de “cambio” enarboladas por los dirigentes que prefieren olvidar su pasado, con las transformaciones de los últimos años.

LA REGION

NACIONALES

INTERNACIONALES

ULTIMAS NOTICIAS

Newsletter

Columnas