Ayer fue un día en el que se concretaron las dos primeras incorporaciones en los equipos misioneros a partir de la apertura del mercado de pases, el martes pasado.
Firmó con Guaraní A. Franco Leandro «Chino» Benítez, volante creativo de 33 años proveniente de Boca Unidos. Benítez fue campeón de América con el Estudiantes de Sabella en 2009, compadre de Sebastián Verón en el armado «Pincha» y subcampeón mundial de clubes ese mismo año, cuando integró el equipo que perdió la final 2 a 1 ante Barcelona de Messi.
Benítez se entrena desde hace una semana con el plantel, si llega su pase, podría estar en el banco en el partido del miércoles ante Sportivo Belgrano en San Francisco (Córdoba).
En el Colectivero
También, en el día de ayer, se produjo el primer fichaje de Crucero del Norte. Se trata de una gran figura, pero de la Liga Posadeña, el volante-delantero Adrián Alegre, de 26 años.
El misionero estaba en Candelaria y tras ser observado por Rambert en un partido de la Liga empezó a entrenar con el plantel de Crucero. Finalmente, Rambert -sabiendo que no le van a traer a nadie para pelear la permanencia, situación que ya conocía al aceptar la dirección técnica- optó por hacerlo firmar contrato.
Así busca tratar de reforzar el plantel en la posición que más lo necesita: alguien que sea alternativa cuando no aparecen ideas para atacar.
De esta forma Crucero decidió encarar el semestre más importante de su corta y exitosisima existencia. Ya que deberá pelear con los mejores equipos del país, incluyendo los cinco grandes. A esto, hay que sumarle que cuatro de los «pesados» vienen en las últimas cinco fechas: River, Boca, Independiente y Racing.
Un momento en el cual el Colectivero, en el mejor de los escenarios, estará aún con vida, con chances de pelear la plaza en la máxima categoría, pero necesitando sumar puntos importantes en esos cuatro partidos.
¿Cómo puede fichar a Benítez un equipo de la B Nacional y a una figura de la Liga el equipo que está en Primera?
Parece el mundo del revés, ya que se supone que el equipo que juega en la elite debería fichar los refuerzos de mayor jerarquía. Pero hay que tener en cuenta un par de factores.
El primero, Crucero llegó a la máxima categoría con un plantel que -al menos desde los nombres- es de «mitad de la tabla» de la B Nacional, lo cual engrandece aún más el logro del ascenso conseguido y saliendo segundo entre 22 equipos.
A diferencia de Guaraní, que recibe apoyo oficial (cerca de 1 millón de pesos al mes, es decir, más de la mitad del presupuesto) las diferencias que surgieron con el Gobierno a partir de la decisión de mudar la localía ante River y el Rojo, dejaron al Colectivero -al menos por ahora- sin ese vital dinero, que iguala -prácticamente-, a lo que recibe en concepto de derechos de TV de Fútbol para Todos.
Crucero necesita ese dinero y sin él, respetando su política de no endeudar ni hipotecar el club y gastar «solo lo que entra» -otro mérito de la dirigencia que lastimosamente sólo es reconocido si va acompañado de éxitos deportivos- no puede traer un jugador de renombre y afrontar un salario de «elite».
¿Puede salvarse Crucero del descenso?
Si afrontó su primera rueda en Primera -en la que aprendió todo de golpe y a los porrazos- y la cerró, al menos, con la chance de jugar un desempate con Huracán en el caso hipotético de que el certamen terminara hoy mismo, ¿por qué no soñar con que puede llegar a la misma instancia o incluso mejor al final de este semestre?
Es cierto que se vienen los rivales más pesados, pero Crucero ya está más «curtido» y la llegada de Rambert y su idea de salir a atacar le inyectó a los muchachos otro espíritu, otra mentalidad: a pesar de todo, se puede.
Dicen que la victoria es de los que más creen en ella, y Rambert, un poco concientemente y otro poco a partir de lo que transmite su obsesión por el trabajo, su pasión y la audacia de su propuesta, les está provocando un «click» a sus jugadores.
Podría convertirse en el hombre ideal en el momento indicado. Incluso para la dirigencia colectivera que, con Koropeski a la cabeza, parece decir claramente: lo que ven es lo que hay, más no se puede, así que a jugar y que sea lo que Dios quiera.
Si lo logran, será otra verdadera hazaña, aún mayor que la de haber llegado de la Liga Posadeña a Primera en 11 años. Igual para Adrián Alegre, nuevo refuerzo colectivero. Si llega a tener la posibilidad de debutar y no desentonar en Primera, será un triunfo.
Porque pasará también de la Liga Posadeña a Primera (cinco divisiones) pero en este caso en apenas unos pocos días. Señores del libro Guiness, ya es hora de que vayan agendando el teléfono de este equipo misionero 00-54-376…
MB
EP
