El sastre rumano que huyó de la guerra en Europa y dejó un rico legado jesuítico-guaraní para Misiones

La Casa Museo Histórico y arqueológico “Miguel Nadasdy  se encuentra  sobre la avenida de ingreso a la ciudad de San Ignacio, calle Sarmiento 557, y se lo puede visitar de martes a domingos, de 9 a 19. Fue reabierta el pasado 7 de enero y  alberga dos historias: la de su propietario y la del acervo muy importante que contiene elementos de la historia de vida del sastre museólogo, piezas de Arqueología Reduccional Jesuita siglos XVII- XVIII,  y Etnografía Guaraní.

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Empujado por la guerra en Europa, Mihai Nádasdy viajó con algunos objetos antiguos, libros de historia y astrología hasta Buenos Aires donde se radicó en la década del ’40 y se casó con una misionera, lo que lo llevó a venir a vivir a Misiones. En 1978 don Miguel Nadasdy decide donar a la provincia de Misiones su ya cuantiosa colección de objetos rescatados durante años de su vida.

Se destaca la imaginería religiosa policromada y numerosas piezas como candelabros; una columna jesuítica en bajorrelieve de piedra; mosaicos del período reduccional jesuítico, elementos de labranza, cerámicas y utensilios.

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En la foto Don Mihai Nádasdy en los años ochenta frente a la colección de herrería jesuítica
 
La historia del sastre museólogo

  Miguel Nadasdy desde muy joven tuvo  afición por el coleccionismo y estudio de objetos del pasado. El coleccionar monedas antiguas se alternaba con su oficio de “sastre fino”, su medio de vida. Así transcurrió su vida en Rumania, donde había nacido un 15 de febrero de 1907 en Lugoj. Gustaba además de reunirse con amigos y de la práctica de esquí en las montañas de su país natal.

Empujado por la guerra Mihai Nádasdy viajó con algunos objetos antiguos, libros de historia y astrología hasta Buenos Aires y se radicó en La Lucila. Corría la década del 40. En esa localidad de la provincia de Buenos Aires ejerció su oficio de sastre y les confeccionó ropa a varios artistas de renombre como Carlos Cores y Luis Sandrini.

Quienes lo conocieron lo definen como un hombre muy fino y respetuoso, amante de la lectura. Los fines de semana los destinaba a visitar Tigre – donde compraba gran cantidad de fruta ya que era vegetariano – y a recorrer los museos de Buenos Aires y La Plata. Fue en La Lucila donde formó pareja con la joven Eulogia Suárez, oriunda de la provincia de Misiones y con la que finalmente llegara hasta esta provincia para quedarse definitivamente.

Residió también en Asunción, Paraguay, pero atraído por la gran riqueza cultural de Misiones, gestada en gran parte por el fenómeno de las Reducciones Jesuíticas – Guaraníes liderado por los sacerdotes de la Compañía de Jesús, hizo de esta tierra su lugar en el mundo.

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Vivió en Eldorado, en Corpus y por último se estableció en la localidad de San Ignacio. Aquí se manifestó plenamente su vocación por el rescate del patrimonio cultural tangible. En su domicilio ubicado en avenida Sarmiento 557, montó en las habitaciones del frente de su vivienda una exposición permanente de elementos líticos, cerámicas, herrería e imaginería jesuítica – guaraní y una colección de monedas y medallas. Tal fue la trascendencia de su emprendimiento que su muestra figuraba en las guías turísticas nacionales y extranjeras. Denominó al producto de su esfuerzo “Museo Particular Miguel Nádasdy – Numismático Jesuítico”.

Sin abandonar su oficio de sastre, Don Miguel ingresa como miembro Activo del Colegio de Museólogos de la Argentina obteniendo su diploma en diciembre de 1970, que prolijamente enmarcado exhibía orgulloso en su pequeño museo y que aún hoy permanece en la colección del mismo.

El 27 de julio de 1978 Don Miguel Nadasdy decide donar a la provincia de Misiones su ya cuantiosa colección de objetos rescatados durante años. La donación fue aceptada prestamente por la Dirección General de Cultura de la provincia y con la “Colección Nadasdy” como base se creó un Museo Provincial que tuvo su sede en la calle Estado de Israel 791 de la ciudad de Posadas.

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El ministro de Educación, Luis Jacobo, durante la apertura del Museo Nadasdy en febrero del 2015

Más tarde, ante inquietudes y reclamos de los habitantes y autoridades de la localidad de San Ignacio, se logró la reapertura del “Museo Nadasdy” el 21 de julio de 1979. Parte de la colección donada se dispuso con un nuevo ordenamiento museográfico, dirigido por la doctora Leonor Villarreal, en el domicilio particular de Don Miguel quien en persona recibía a visitantes y estudiosos oficiando de guía.

Don Miguel Nadasdy falleció el 15 de enero de 1984 dejando a San Ignacio y a la provincia de Misiones un legado cultural invaluable y un ejemplo de tesón, entusiasmo, vocación y compromiso por la valorización y custodia de nuestro patrimonio. Sus restos están alojados en el cementerio de esta localidad.

Teléfono del Museo Nadasdy,  0376 –  4447616.

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Interpretar, recorrer y aprender

Tras ser reinaugurado, la Casa Museo Histórico Arqueológico “Miguel Nadasdy” se presenta como una alternativa para visitar y tomar contacto con el acervo cultural guaranítico jesuita como también de la vida del inmigrante rumano que se convirtió en museólogo. Se trata de un desafío para interpretar, conocer y tomar contacto con el trabajo propio de los restauradores que trabajan en el laboratorio que forma parte del recorrido.

  Los atractivos del Museo Nadasdy

Entre los atractivos que se pueden observar en el museo se encuentran tallas policrómicas que describen ciertos aspectos de las culturas coleccionadas por el sastre rumano; hay maquetas que permiten visualizar ciertas composiciones de la cultura mencionada que también cuentan con la señaléctica correspondiente para disminuidos visuales; se trabaja una forma diferente de exposición que es la de interpretación del visitante donde se colocan ciertos disparadores para que cada uno pueda armar su historia de lo sucedido, y se hace hincapié en las actividades de conservación de cada uno de los objetos.

 Uno de los atractivos del museo reside en el laboratorio de restauración arqueológica donde se lleva adelante el proceso de restauración, mantenimiento y valoración de cada una de las piezas allí alojadas. Allí el visitante puede tomar contacto directo con la tarea de los especialistas que llevan adelante esa tarea.

 “Esta es una manera de lograr que el visitante se apropie de la complejidad de mantener las piezas del museo”, señaló al respecto Estela Garma que es licenciada en Restauración y Museología quien apuntó también a poder “hacer recorridos desestructurados con mucha dinámica”.

 En cuanto al trabajo concreto, Garma detalló que “cuando uno recibe la pieza se debe documentar en fotografías que mostrarán el antes, el durante el trabajo y el resultado; después de eso se trabaja en los daños que se quieren subsanar; hay algunas que deben ser limpiadas con humedad o bisturí; luego se pasa a la consolidación cuando está frágil; y por último la restauración propiamente dicha que consiste en la parte estética donde se puede pintar o reamarla siempre con un protocolo científico que avala la acción”.

 Asimismo la profesional destacó ciertas características que tienen las vitrinas donde se conservan los objetos que son “climatizadas de acuerdo a lo que la pieza necesita como así también tienen regulación de la luz para no ser afectadas”.

 Por último Dario Sirotko, representante de la Fundación Naturaleza, indicó que “el concepto que trabajamos fue salir de la simple exposición para meternos en un concepto de interpretación de la historia de un inmigrante que llegó de Rumania, trabajó de sastre y se armó un museo luego de recolectar elementos que tienen un valor patrimonial muy importante. Creo que arrancamos una nueva etapa en la forma de contar la historia”, finalizó.

Silvia Pini de Ayala describió a Don Miguel Nadasdy

Nació en Lugo, Rumania, el 15 de febrero de 1907 y, desde muy joven, demostró amplio interés por la búsqueda, estudio y rescate de elementos antiguos con un valor cultural definido y concreto. Con el correr de los años alternó su afición por coleccionar monedas antiguas con la profesión de sastre, en la cual evidenció gran solvencia e idoneidad y su vida transcurrió entre afables reuniones con amigos, gratas excursiones para esquiar en las montañas nevadas de Rumania y el permanente “indagar sobre cosas viejas” como solía decir.

En la década del 40, cuando Europa crujía con los fragores de la Segunda Guerra Mundial, Don Miguel se trasladó a América con su bagaje de antigüedades, con sus libros de historia y astrología y vivió sucesivamente en Buenos Aires (Argentina); Asunción (Paraguay) y finalmente “sentó reales en San Ignacio Miní” atraído por la gran riqueza cultural que atesora el Municipio que fuera escenario de la experiencia socio-cultural implantada por los sacerdotes de la Compañía de Jesús.

En las habitaciones del frente de su vivienda particular, cita en avenida Sarmiento 557, organizó una exposición permanente de elementos líticos, cerámicas y herrería e imaginería jesuítica, con tanto éxito que la trascendencia y proyección alcanzada por el Reservorio, hizo que figurara en las guías turísticas del país y del extranjero.

En diciembre de 1975, ingresa como Miembro Activo del Colegio de Museólogos de la Argentina, obteniendo el diploma correspondiente que, con todo orgullo exhibiera en un lugar destacado del Museo.

En febrero de 1978, Don Miguel Nadasdy, se presentó ante las autoridades de la Subsecretaría de Educación y Cultura, ofreciendo en donación a la Provincia de Misiones su colección de elementos culturales que fueron prestamente aceptados por Decreto Nº 965 de 1979 y con la “Colección Nadasdy” como base se creó el Museo provincial, dependiente de la Dirección General de Cultura, que tuvo su sede en Estado de Israel 791 de Posadas.

Posteriormente y debido a las inquietudes presentadas por el pueblo y las autoridades de San Ignacio se arbitraron los medios para disponer la reapertura del museo Nadasdy en esa localidad y, el 21 de julio de 1979, con parte de la colección de referencia se habilitó el repositorio con nuevo ordenamiento museográfico dirigido por la Dra. Leonor Villareal siempre en el domicilio privado de Don Miguel.

Hasta ese lugar llegaron numerosos turistas, estudiosos y docentes que atraídos por el acervo cultural del mismo recibían las explicaciones detalladas que les brindaba Don Miguel, muchas veces matizadas con fantasías y mitos.

El 15 de enero 1984 un paro cardiorrespiratorio terminó con la vida del generoso coleccionista, pero su legado permanece inmutable y debe servir de ejemplo a las jóvenes generaciones para que asumamos, entre todos, el compromiso de defender y preservar nuestro rico patrimonio cultural. (Por la profesora Silvia Diana Pini de Ayala)

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