Escribe Miguel Schmalko, ex presidente de la FEBAP (Federación Económica Brasil-Argentina-Paraguay) y CACEXMI (Cámara de Comercio Exterior de Misiones)
En contra la creencia generalizada, los chinos-los mayores compradores de soja en el mundo- consumen una cifra insignificante que sería menor al 5% de la cantidad que cultivan o adquieren a las demás naciones productoras, entre ellas nuestro país. El destino que se da a esta leguminosa está orientádo a convertirla en carnes, en especial de pollos y cerdos. En este contexto, están dando trabajo a millares de agricultores, tarea en la cual nosotros podemos sustituirlos y dar trabajo a los hombres y mujeres de nuestro campo. Al utilizar gran parte de nuestro maíz y harina de soja a la producción de alimentos balanceados, habremos conseguido un doble efecto positivo para nuestro país: al retirar del mercado mundial de granos y leguminosas una parte importante de la oferta de soja, habremos creado un faltante de la leguminosa, cuyo nivel de seguridad en prevención de catástrofes, sequias etc., se considera en 30 millones de toneladas, lo que repercutirá inmediatamente en el nivel de precios de la misma. Si Argentina (60 millones de toneladas) y Brasil (95 millones de toneladas) adoptan una política común y sustraen del mercado mundial 40 o 50 millones de toneladas, de inmediato el precio de la soja en el mercado de Chicago, volverá a los 650 dólares la tonelada, sobrepasando en más del 80% el precio actual de 350 dólares la tonelada. Aun si Brasil no se aviene a retirar su parte de oferta al mercado, el hecho de que nuestro país decide retirar su producción del mercado mundial para convertirla en aceites y carnes, el efecto sería casi el mismo.
Hagamos un análisis del cambio que producirá en nuestros países este cambio de contexto de meros proveedores de de materia prima sin elaborar y la conversión de esta en carnes:
- El cambio estratégico para esta conversión, radica en la necesidad de convertir los granos y oleaginosas en alimento balanceado. Veamos los números en base al precio de los mismos en el mercado interno:
Soja $ 1.900 la ton. –Pellet o harina $ 2.100 la ton.- Maíz $ 1.000 la ton.
El alimento balanceado adecuado según los técnicos, contendría:
30% de pellet de soja a $ 2.100 = $ 630
70% de maíz a………… $ 1.000 = $ 700, Totaliza $ 1.330 la tonelada, suma a la que agregaremos $170 en algunos minerales o vitaminas, lo que representa $ 1.500 la tonelada del alimento balanceado. Para la conversión en carnes se necesita:
1 kg alimento a $ 1.50 para producir 1 kg.de pescado=$1.50 costo-Valor venta $ 40.el kg.
2,100 kg. “ a $ 1.50 “ “ 1 kg.de pollo=$3.15 costo– “ “ $ 20.el kg.
3,200 kg. “ a $ 1.50 “ “ 1 kg.de cerdo=$4.80 costo- “ “ $ 60.el kg.
6,000 kg. “ a $ 1.50 “ “ 1 kg vacuno=$9.oo costo- ” “ $ 90.el kg.
Esta enorme diferencia entre el precio de costo y el de venta, representa el tiempo y el trabajo que el agricultor argentino dispensa para convertir el alimento balanceado en carne. Así con 40 millones de toneladas de alimento balanceado por un valor de 60 millones de pesos, habremos obtenido:
60 millones de toneladas de pescado a $ 40.000 la ton.= $ 2.400 mil millones;
60 “ “ “ pollo….a $ 20.000 “ “ = $ 1.200 mil millones;
60 “ “ “ cerdo……a $ 60.000 “ “ = $ 3.600 mil millones;
60 “ “ “ vacuno… a $ 90.000 “ “ = $ 5.400 mil millones .
Sobre estos números habrá que hacer las siguientes observaciones:
- En relación al pescado, es imposible actualmente producir esas cantidades debido a la no existencia de áreas de agua necesarias para generar ese volumen;
- El pollo y el cerdo, son las únicas de estas cuatro especies que se alimentan casi exclusivamente de alimentos balanceados;
- El ganado vacuno se alimenta en una proporción reducida (feed lot) de alimento balanceado. La mayoría lo hace en base a pastaje natural o artificial.
De todo ello podemos concluir que la conversión de granos y oleaginosas en alimentos para producir carnes, genera una ecuación que puede más que triplicar el valor de nuestras exportaciones.
