Alem fue una fiesta del tatuaje

Diferentes estilos, gustos, tamaños y diseños de tatuajes se realizaron en el Tatoo Fest de Leandro N. Alem donde unos 20 tatuadores profesionales mostraron su impronta para plasmar su arte en las pieles. Galo Berón, tiene 23 años y es oriundo de Apóstoles, pero hace cinco años vive en Salta. «Hoy se perdió el tabú que existía. Por suerte la sociedad acepta mucho más a la gente con tatuajes».
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El misionero, residente de la provincia norteña hace cinco años, regresó a la tierra colorada para ser parte del Tatoo Fest que se realizó en Alem. Hoy, es tatuador profesional y desmitifica ciertos tabúes existentes, «el tatuaje dejó de ser visto de mala manera, que esto suceda es muy positivo y cambió la mente de la sociedad».
Galo conversó con Misiones On Line y contó su historia como tatuador: «Hace cinco años que soy profesional, me dedico tiempo completo a esto, gracias a Dios no me da tiempo para hacer otra cosa. Hoy en día la gente se hace muchos tatuajes. Yo me dedico a hacer piezas grandes, al realismo y black & grey, por eso cada cliente, dependiendo lo que quiera, me lleva 3 o 4 horas de trabajo, eso significa uno o dos clientes por día, porque es muy cansador».

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El misionero destacó que «esto es un arte, hay que estar muy concentrados, son muchas horas que se trabajan en plasmar algo en la piel que va a quedar para toda la vida en la persona».
Además indicó que la pasión por tatuar nació desde chiquito, siempre le gustó dibujar y los tatuajes lo volvían loco. Una vez estaba probando con sus amigos y ahí comenzó hasta hoy, que es su profesión.
Recordó que el tatuaje que más tiempo le demoró fue de ocho horas. «Una sola sesión, fueron 8 horas seguidas de trabajo. Terminé muy cansado, no sé si lo vuelvo a hacer en otra oportunidad. Hay piezas que se trabajan por sesiones de varios días, como una manga o espalda completa».

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Galo valoró que se están perdiendo los prejuicios, «hoy se está perdiendo el tabú de la gente hacia las personas con tatuajes, ve que hay más estilos y como un arte y no eso de lo que eran los tumberos, porque el que antes tenía un tatuaje era o estuvo preso. Que esto suceda tiene que ver mucho el marketing, hoy uno ve a un famoso como Tinelli que tiene muchos tatuajes y la gente lo acepta, ese consumismo hace que la mentalidad cambie».
En su cuerpo tiene siete tatuajes grandes, el de la cabeza es el último y el que más dolió. Eso de que tienen que ser impares es superstición de cada uno, hay muchos mitos que son mentira, indicó.
Desde que trabaja aplicó su estilo y gracias a eso tiene una marca personal. «La gente que conoce la manera en que trabajo, me da libertad de crear en el momento, pero otros vienen con ideas fijas y hay que cumplir, yo siempre les digo que si no va a quedar bien, no lo hago, no se trata de hacerlo por dinero nada más».

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