Alejandro Dolina ya piensa en volver a la tierra colorada con «La Venganza será Terrible»


Alejandro Dolina habló con Misiones Online de periodismo, de radio, de la tele, de política y de cómo “matar una mariposa no cambiará el mundo”. Con ansias de volver pronto a la provincia, se mostró feliz de poder vivir una noche con sus fans misioneros y dijo “el mayor intercambio de sentimientos se produjo luego del programa entre abrazos, saludos y firma de autógrafos”.

Encasillar a Alejandro Dolina en un sólo oficio es una tarea inútil. Escritor, músico, cantor, filósofo, analista de fútbol y bostero empedernido son algunos de los términos que definen a este hombre de radio que supo convertirse en una de las voces más escuchadas de la medianoche.

Según el filósofo y político inglés Francis Bacon, “la imaginación consuela al ser humano por lo que no es, pero el sentido del humor le consuela por lo que es”. Y tal vez ése sea el secreto por el cual el programa de Dolina, “La venganza será terrible”, que conduce desde hace 30 años, siga tan vigente en su franja horaria. Y ahora gracias a internet puede “ser más ecuménico” como el mismo lo plantea por poder llegar a todos en cualquier horario, además del de la radio.

Sobre su visita a la tierra colorada y como lo trato el calor misionero, Alejandro Dolina indicó que “soy una persona que está a favor de las altas temperaturas, yo creo que una persona friolenta es un señor retraído separada de los demás por decenas de camisetas y abrigos, que se comunica menos, se comunica peor. El calor genera relaciones interpersonales mejores. Por eso estoy a favor de las comunidades calurosas. A favor del cuerpo a cuerpo y en contra de la teoría con pretensiones de veraz la cual pretende que los pueblos más civilizados son aquellas sociedades donde hace frío”.

Siguiendo el hilo de la conversación intentó explicar cómo se construyen este tipo de teorías, que buscan imponer condicionantes e indicó que en “en general se trata de hacer fuerza para llegar a conclusiones que uno ya tenía antes de realizar la investigación. Es el principal problema de los intelectuales de los últimos siglos. Es decir primero tener una idea o una conclusión y buscar luego en el almacigo de la razón argumentos que justifiquen algo que el tipo ya había decidido de antes”.

“La noche en Posadas, fue muy intensa, verdaderamente. No solamente por la cantidad de gente que fue, sino por la intensidad de la comunicación que se produjo. Que fue muy grande. No siempre es hija de un acierto artístico. A veces como diría Borges hay un previo fervor por parte del asistente, que facilita las cosas para el artista. Pero hay un peligro, que advierto ahora, que es que el aplauso que es hijo del cariño, puede engañarlo de sus propios merecimientos artísticos, que dice mira como me aplauden debo haber estado bien. Por ahí no es eso, es solo una manifestación de cariño, cariño que se produce por la historia y la entrega del artista, las prestaciones previas del artista. Porque el público quiere a los buenos artistas”.

“El cariño que adopta la forma de una perseverancia y de un afán de comprensión, me parece que es hijo de la buena comunicación. Sin embargo el cariño que es hijo de la manipulación, puede obedecer solamente a un juego de reiteraciones. Sentí que lo de anoche fue una especie de abrazo, muy emotivo. Más emotivo aún después, al saludar (al finalizar el programa), porque es más fácil ser emotivo saludando que en una fila 22 del teatro” afirmó. Vale aclarar que el Negro, se pasó casi una hora firmando autógrafos y sacándose fotos, recibiendo el cariño de los misioneros y llevándose varios libros como recuerdos.

Sobre la presencia de jóvenes en la sala, planteó que “es en general así, por la naturaleza de nuestro mensaje, que contempla sin proponérselo quizás intereses juveniles, más que de personas grandes o de burgueses establecidos. Esto no es intencional, sucede así. Incluso yo desconfió de los que tienen intereses generacionales, que están por encima de los intereses nacionales o de clase”. Esto es porque “la unión generacional, no altera el protocolo de las clases hegemónicas. Qué más quieren las clases hegemónicas que esa alianza entre personas de la misma edad aunque tengan intereses distintos. Esa es la anti política”.

Planteó que unir jóvenes por edad no es un acto de política, afirmó que el planteo en los medios de conflictos generacionales se da por grupos etareos en conflicto social es “una trampa, evidentemente es una trampa de las clases económicas para que el conflicto social no se encare en su real dimensión y en su real naturaleza. No es que las personas de 65 años conspiran contra las de 30 años. El verdadero problema es que el 1 % de la población tiene el noventa y tantos por cientos de los bienes, ese es el verdadero conflicto, no que mi padre no me de las llaves para regresar a tal o cual hora. Decir eso es banalizar el conflicto social, ni siquiera es a falta de política, sino es una posición política, de la peor que existe”.

Explicó que para comprender esto hay que buscar la complejidad, no caer en lo sencillo. En sus programas trabaja con pensamientos, a veces extravagantes que muchas veces conduce al humor. Pero siempre desnudando las complejidades del entramado social. “La complejidad es solo necesidad de muchos bits de información para describir algo, la necesidad de varias decisiones para conformar una cosa o llegar al fin de una cosa. Es como si hubiera muchas cartas y no dos, imaginemos un mazo de tres cartas, no hay muchos juegos por hacer, porque hay pocas variantes. Sin embargo en un mazo de 40 cartas las combinaciones son casi infinitas”.

Se autodefinió como un “muchacho aristotélico” porque busca jugar con la complejidad y a través de esa herramienta busca conmover a la gente (en el programa9. “La gente que más se conmueve es la que tiene mayor capacidad de complejizar”. Retomando el programa en Misiones y la posibilidad de hacer otro programa desde aquí indicó que “ayer hablábamos de esa posibilidad, posibilidad de la que yo estoy especialmente interesado. Espero que se de muy pronto”.

Siguiendo con la complejización de la sociedad indicó que “hay que romper con los prejuicios y supersticiones que dicen que una persona de 50 años no puede manejar una computadora. El joven recibe estas herramientas con mayor orden y por ello puede utilizarlas de forma natural. Pero no hay impedimentos natural y filosófico para que una persona de cierta edad se acerque y use las computadoras”. Sin embargo planteó que “no debe creerse que todo lo que provenga de una red social como una verdad revelada. No nos engañemos, porque cuando una cosa se hace masiva, existen unas consecuencias estadísticas que nos dicen que las personas buscan más pornografía que a Voltaire. Aunque todavía no está totalmente demostrado que Voltaire es mejor que la pornografía”.

“Hay que ser libres y dejar que nuestro deseo nos guie. Si uno tiene la suerte de desear complejidades, o solazarse con el arte. O a lo mejor no es suerte, sino que ha tenido la preparación adecuada y puede disfrutar de cosas complejas más que de cosas simples, hay que hacerlo. Si uno no disfruta del Ulises de Joyce, no lo lea.  No hay que obligar a nada, porque si nos imponemos deberes de cultura, terminan siendo eso simples obligaciones, deberes, jarabes para la tos. Uno debe elegir lo que le causa placer. Pero hay que prepararse para poder disfrutar de los placeres más complicados”.

“Algo que no se les dice mucho a los jóvenes para estimularlos, es que las personas más educadas suelen disfrutar más. Eso es porque los profesores no han descubierto ese costado del estimulo. En vez de decirle a un chico que el día de mañana tendría un buen empleo, no estaría mal decirle que conseguiría más y mejores placeres si se ejercita en matemáticas” plateó como ejercicio para los educadores.

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