Artistas misioneros celebraran el “Día Internacional del teatro” el viernes en el Cidade

El teatro conmueve, ilumina, incomoda, perturba, exalta, revela, provoca, trasgrede. Es una conversación compartida con la sociedad. El teatro es la primera de las artes que se enfrenta con la nada, las sombras y el silencio para que surjan la palabra, el movimiento, las luces y la vida. Para celebrar esto los artistas misioneros se reunirán en el centro cultural Vicente Cidade este viernes desde las 22 horas a vivir el teatro en el escenario.

Dia Mundial del teatro 1El 27 de marzo se conmemora el día internacional del teatro. La propuesta que se hacen los teatreros misioneros es  ¿lo celebramos juntos en las tablas? Para ello abren el escenario del Centro Cultural Vicente Cidade (Belgrano y General Paz) en Posadas. Los artistas que quieran participar del escenario abierto deben comunicar las obras que representaran, sus monólogos y el tiempo en escenario; a Silvina Warenycia a su facebook o al correo [email protected]

 

Entre los que ya han confirmado su presencia están el grupo arboles Miní con “La intensidad de la birra”; Mariana Pizarro con “Actuar para vivir”; el Grupo el Rejunte con varias piezas cortas como ser “el maletín”, “el globo” y “la máscara”; el grupo Teatro Consciente con un cuento; Luchi Duarte con “Margarita Alegría”; el monologuista Cesar Ortellado; Lupita de Ser Infinitivo; Diego Tachile y Barbara Hobecker presentaran “Genoveva”. Al final habrá un brindis.

 

El día Mundial del Teatro se creó en 1961 por iniciativa del Instituto Internacional del Teatro (ITI por sus siglas en francés). Uno de los actos más representativos es la circulación del Mensaje Internacional, tradicionalmente escrito por una personalidad de reconocido prestigio en el mundo del teatro. El elegido para este año es el director de teatro polaco Krzysztof Warlikowski, creador y director artístico del Teatr Nowy (New Theatre) en Varsovia.

El mensaje de Warlikowski es el siguiente:

WarlikowskiLos verdaderos maestros del teatro se pueden encontrar muy fácilmente lejos del escenario. Y por lo general no tienen interés en el teatro como máquina para reproducir convenciones y clichés. Buscan las fuentes de la pulsión y las corrientes vivas que evitan las salas de representación y a las multitudes que prefieren la copia de un mundo o de otro. Preferimos copiar en vez de crear mundos que inciten al debate con el público, que se centren en las emociones que se acumulan bajo la superficie. En realidad no hay nada que pueda revelar tantas pasiones ocultas como el teatro.

A menudo vuelvo a la prosa como una guía. De vez en cuando me sorprendo pensando en escritores que hace casi un siglo profetizaron el declinar de los dioses europeos, y describieron el crepúsculo que hizo sucumbir a nuestra civilización en una oscuridad que aún espera ser iluminada. Estoy pensando en Franz Kafka, Thomas Mann y Marcel Proust, pero también incluiría hoy a John Maxwell Coetzee en este grupo de profetas.

Su sentido común sobre el inevitable fin del mundo -no del planeta, sino del modelo de las relaciones humanas- y del orden social y el caos, es considerablemente actual para nosotros hoy día. Para nosotros que vivimos después del fin del mundo. Para nosotros que enfrentamos crímenes y conflictos que se encienden diariamente en nuevos lugares más rápido que los ubicuos medios de comunicación. Estos fuegos se vuelven aburridos muy rápidamente y desaparecen de las noticias, para nunca más volver. Y nos sentimos desprotegidos, horrorizados y acorralados.

Ya no podemos construir torres, y las murallas que levantamos obstinadamente, no nos protegen de nada -por el contrario, ellas mismas piden protección y cuidado, lo que nos hace consumir una gran parte de nuestra energía vital. Ya no tenemos la fuerza para tratar de mirar lo que hay más allá de las puertas, detrás de los muros. Y es precisamente por eso que el teatro debe existir y donde debe encontrar su fuerza. Mirar más adentro de lo permitido.

“La leyenda busca la explicación de lo inexplicable. Está aferrada a la verdad y debe terminar en lo inexplicable”- así es como Kafka describió la transformación de la leyenda de Prometeo. Siento profundamente que esas mismas palabras deberían describir el teatro. Y ese tipo de teatro que se aferra a la verdad y termina en lo inexplicable, es el que deseo para todos sus trabajadores, para los que están en el escenario y para los que están en el público. Lo deseo con todo mi corazón.

Krzysztof Warlikowski, traducido por Manolo Garriga del Centro Cubano del ITI.

 

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