Los familiares de Tona lloraban desconsolados su partida, pero cuando vieron el cuerpo se dieron cuenta que no era ella. Mientras tanto, los restos de la nona recibían el último adiós a cajón cerrado en otro lado.
«La caja del ataúd tenía el nombre de la abuela, pero no era ella», dijo Blanca Báez sobre el hecho que ocurrió en una sala velatoria el martes pasado en Neuquén.
Mientras ellos creían despedir a su familiar, la abuela Tona era velada a cajón cerrado por una familia en otro lugar de la provincia.
La familia de Tona dijo a La Mañana de Neuquén un desenlace que pudo haber tenido la historia: que a la abuela la velaran a cajón cerrado y la hubiesen enterrado sin saber que se trataba de otra persona.
Fernando Garayo, presidente de CALF, la cooperativa que se encargó de la ceremonia, admitió el error: «Vamos a dar explicaciones y a presentar disculpas correspondientes a esta familia».
