Informe periodístico acusa a Las Marías de «subir la renta a expensas del empleo decente»

“La empresa Las Marías quiere desplazar del negocio a los contratistas misioneros y concentrar toda la cadena de la yerba.” La frase, en tono de denuncia, pertenece a Antenor Alvez, secretario general del Sindicato de Tareferos de Misiones, quien narró a Página/12 los mecanismos de la yerbatera para desplazar del negocio a cooperativas prestadoras de servicios. Esto ocurre en el mismo momento en que un conjunto de pequeñas organizaciones comenzó a trabajar para crear nuevos yerbatales, con la intención de competir de manera directa y en el mediano plazo con los grandes jugadores del sector.
Las Marías, que concentra aproximadamente el 30 por ciento de la producción, creó una contratista radicada en San Luis para que sea su proveedora de materia prima. La sociedad, que no está inscripta ante el Renatea y no cuenta con trabajadores registrados, según información oficial del organismo, subcontrata a la vez monotributistas para que sean éstos los que compren la yerba a los productores. Los cooperativistas y productores consultados por este diario afirmaron que la contratista montada por Las Marías “está yendo a pérdida o manejándose en la informalidad” con el objetivo de acaparar la mayor cantidad de hoja verde frente a un faltante de stock.
Las grandes compañías del sector, como Las Marías, pueden adquirir la hoja de manera directa a los productores, o mediante contratistas, que en la mayoría de los casos son pequeñas cooperativas. Misiones cuenta con 500 prestadores de servicios, aproximadamente. El Registro Nacional de Trabajadores y Empresas Agropecuarias (Renatea), junto al sindicato de tareferos, las organizaciones de cooperativas y productores, consensuaron un valor mínimo del costo del servicio que les permitiese regularizar la situación de los trabajadores del sector.
El servicio fue establecido en 1,60 peso por kilo de yerba. Por debajo de ese importe, la ecuación económica sería negativa. En el último año, el blanqueo de trabajadores de la yerba tuvo un incremento de siete puntos porcentuales. Las grandes empresas, ante una puja real por conseguir la hoja verde frente a la baja del stock, no estarían dispuestas a pagar ni por la yerba ni por el servicio de los contratistas.
Las Marías, que pertenece a la familia Navajas Artaza, creó una empresa paralela radicada en San Luis, bajo el nombre de Servicios Agrícolas Comerciales SA, integrada por Roberto Eduardo Navajas, cuyo domicilio particular es el propio Establecimiento Las Marías. Según los registros de la AFIP, Las Marías también aparece como su empleador. El otro socio es Gabriel Eduardo Lapezzata, un contador público que a noviembre de 2013 estaba vinculado contractualmente con la Universidad de San Luis. La empresa se constituyó el 11 de noviembre de 2013. Así consta en el Boletín Oficial de San Luis del 15 de noviembre de ese año.
La compañía Servicios Agrícolas Comerciales SA actúa como contratista y es la encargada de entregarle la yerba a Las Marías. Lo curioso es que les cobra a los productores un servicio de 1,10 peso, muy por debajo de lo consensuado por los propios actores de la cadena. “Esto es ir a pérdida o trabajar en negro. Es un mecanismo de competencia desleal para quedarse con la hoja y después poner el precio que quieran”, afirmó a este diario Alvez.
Página/12 consultó con Las Marías cuál era la relación con la empresa radicada en San Luis. Desde su oficina de prensa dijeron que Servicios Agrícolas Comerciales SA era simplemente un proveedor de materia prima. Ninguna mención al vínculo societario. Tampoco aceptaron responder cuál era el volumen del negocio entre ambas.
Este diario consultó al Renatea sobre los antecedentes de la contratista y, según surge del entrecruzamiento de datos del organismo, la prestadora de servicios de Las Marías no está inscripta ante el Renatea ni tampoco presenta trabajadores en relación de dependencia, aunque sí está registrada como empleadora ante la AFIP.
“Los contratistas organizados no podemos hacer un servicio a 1,10 peso. No es viable. Entonces, lo que están haciendo es armar nuevos contratistas, monotributistas insolventes, para tercerizar el servicio que se supone deben prestar ellos. Tienen la espalda financiera para ir a pérdida, pero ganan con la cadena de informalidad que crearon”, explicó a este diario un cooperativista que conoce de cerca la operatoria de Las Marías.
En la provincia hay una puja comercial para conseguir hoja verde. El año pasado, el ingreso de yerba a los establecimientos de secanza fue de 775.530.196 kilos, una suba de 11,5 por ciento en comparación con el mismo período de 2013. La hoja debe permanecer estacionada entre uno o dos años. Durante los últimos 24 meses, los secaderos y la industria consumieron gran parte del stock, de ahí el actual faltante.
“Con un conjunto de cooperativas estamos armando secaderos para poder cosechar y embalar la producción. Y de esta manera, competir con los grandes jugadores, pero a medida que nos vayamos afianzando podremos competir más fuerte. Qué casualidad que Las Marías comenzó con esta estrategia luego de que nos empezáramos a organizar”, sostuvo ante Página/12 Argentino Almeyda, presidente del Consorcio de Cooperativas Esperanza Yerbatera, que nuclea por el momento a 11 cooperativas.

Por Sebastián Premici
Diario Página 12

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