Los abuelos de la nena asesinada a golpes en Oberá insisten en la responsabilidad del padrastro

En diálogo con Radio Libertad,  Víctor Aguirre y Graciela Araujo, los abuelos maternos de Selene, la nena de dos años y cinco meses que falleció producto de los golpes que recibió en la casa que compartía con su mamá y su padrastro, volvieron a apuntar sus sospechas hacia el hombre. Indicaron que maltrataba a la niña y a su madre. «A mi hija la tenía como secuestrada a la madre, la llevaba y la traía del trabajo, la tenía encerrada en la casa, la acompañaba hasta el baño”, aseguraron. Y remarcaron que «cuando se produjo la muerte de la criatura, ella no estaba en el lugar, por lo que no sabe cómo la mataron».

Sobre el supuesto responsable, Rolando L. de 30 años, opinaron: “Es un tipo que no tiene perdón de Dios, él golpeaba a la criatura contra el piso y contra la pared”.

La abuela de la víctima expresó que su hija “vivía amenazada”. También que cuando se habría producido la golpiza letal, “ella estaba en el baño, y cuando no escuchó a su hija, salió afuera. Ella quiso ir rápido a la pieza donde estaba durmiendo y él no le permitió entrar”.

Después de eso el hombre la llevó junto con la niña al hospital, en una moto.

Sobre la menor, contó que si no hacia lo que él quería, la golpeaba.

Y en cuanto a la responsabilidad de su hija, aseguró que cuidaba bien a la niña, y que tiene todos los estudios médicos de la nena, que sufría de retraso madurativo. Con los mismos la abuela pretende demostrar que su hija se preocupaba por el bienestar de la niña.

Los abuelos de Selene dijeron no saber de los maltratos, y que los mismos habrían comenzado cuando el acusado de la agresión “rompió” la comunicación con sus suegros.

Aguirre denunció además la desaparición de una mochila que contenía ropa de la nena con manchas de sangre, que probarían los golpes que el hombre le propinaba.

La relación entre la madre de la víctima y el supuesto agresor recién se había formalizado en los últimos días del año pasado, cuando la chica se mudó a vivir con él. Compartían una casa en Villa Erasmie, de Oberá.

Por último solicitaron asistencia psicológica para su hija, que permanece detenida.


Abuelos de la nena fallecida.

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