Afirman que en la región hay oportunidades para el desarrollo celulósico-papelero, pero demandan participación activa del Estado

Desde el Consejo de los Profesionales del Agro, Agro alimentos y Agroindustria (CPIA), junto a otras instituciones del sector foresto-industrial, promueven el debate sobre las políticas necesarias para avanzar en el crecimiento del sector en la Argentina, y que también permitan construir más y mejores alternativas de diálogo. «De las conclusiones surge que el primer proyecto debería ser para la producción de packaging o papel de embalajes basado en fibra de pino (similar al proyecto de Papel Misionero, pero tres veces en su tamaño), y adaptarlo al proyecto posible en la Región NEA, principalmente en Corrientes que tiene materia prima suficiente”, señaló en el consultor forestal, Gustavo Cetrángolo.

 

Durante el 2014, la Comisión Foresto-industrial del Consejo de los Profesionales del Agro, Agro alimentos y Agroindustria (CPIA) inició acciones para promover el debate sobre las políticas necesarias, en forma conjunta con las otras instituciones del sector, que definan el crecimiento del sector foresto-industrial en la Argentina, y que también permitan construir más y mejores alternativas de diálogo.

 

En ese marco, organizaron varios encuentros y seminarios. El último fue organizado en diciembre pasado con referentes de la toda la cadena productiva del país, con  el objetivo de  discutir aspectos que permitan identificar un primer proyecto celulósico-papelero y llevarlo en forma concreta a la práctica. “De las conclusiones surge que el primer proyecto debería ser para la producción de packaging o papel de embalajes basado en fibra de pino (similar al proyecto industrial de la Planta Papel Misionero, pero tres veces en su tamaño), y adaptarlo al proyecto posible en la Región NEA, principalmente en Corrientes que tiene materia prima suficiente para darle aprovechamiento industrial”, señaló en la entrevista con ArgentinaForestal.com el consultor forestal, Gustavo Cetrángolo, integrante activo de la comisión conformada en el CPIA.

 

Para avanzar en este sentido, remarcó que “el rol del Estado es crítico, no existirá ninguna inversión en el sector en el país sin el apoyo de promoción o financiamiento del gobierno”, dijo el consultor. “Un proyecto celulósico-papelero hace a la competitividad de toda la cadena foresto-industrial y contribuirá al desarrollo local si hay participación y políticas de los Estados (Nacional, Provincial y Municipal)”, explicó Cetrángolo.

 

 

Debate y puntos de consenso

 

Del taller organizado por el CPIA, a través de su Comisión Forestal, participaron técnicos, empresas productoras de celulosa y papel, empresas consumidoras, proveedores de ingeniería y de equipos, representantes de instituciones y organismos del Estado, que representaron a la totalidad de los actores de la cadena de valor celulósico-papelera.

 

En la oportunidad debatieron y analizaron por qué desde hace 35 años el sector no cuenta con inversiones para nuevas industrias de celulosa y papel en la Argentina. “Partimos de la base que esta problemática ha sido transversal a todas las últimas administraciones gubernamentales con independencia de sus orientaciones políticas. Y también en la conciencia que otros países vecinos han superado los mismos condicionantes y, sin embargo, han desarrollado el gran potencial de sus foresto industrias”, señalaron en un informe con las conclusiones del encuentro.

 

Para el taller, el temario propuesto para analizar fue: mega-fábricas versus fábricas pequeñas integradas de celulosa y papel; modelo de inversión: estatal, mixta, privada; tipo de papel a fabricar; régimen de promoción; e inversores potenciales.

 

Entre algunos puntos analizados entre los presentes en el taller, se logró consenso sobre:

 

1°) En relación al tamaño de una fábrica, es una decisión del inversor: “ es una antinomia falsa plantear grandes versus chicas, y que el ambiente institucional (Estado Nacional, Provincias, Asociaciones, etc.) no debería definir esta instancia como una alternativa cristalizada”. Por otra parte, consideraron que “no existen ventajas ambientales, económicas y de mercado que señalen claramente una u otra opción. Y quizás nuestro país necesite ambas magnitudes de fábrica”.

 

2°) Argentina cuenta con un nivel técnico-científico con recursos humanos adecuados para continuar y acentuar el desarrollo de esta industria con el respectivo cuidado del ambiente. “En cualquier caso, es necesaria y prácticamente definitoria una participación activa del Estado en el desarrollo de esta industria”.

 

3°) El desarrollo de la industria celulósica puede y debe contribuir a la competitividad de otros eslabones de la cadena de valor (especialmente PYMES de Aserraderos y Forestación).

 

4°) Que la controversial imagen socio-ambiental del sector no es privativa de Argentina. Otros países con la misma realidad han logrado desarrollar este sector. “Este tema deberá estar en la agenda prioritaria del proyecto porque es necesario comprender que las políticas ambientalistas están institucionalizadas y es un fenómeno global”.

 

5°) Argentina tiene áreas en que el desarrollo foresto industrial tiene características naturales, sociales, económicas y ambientales,  que facilitan y, además, necesitan este tipo de proyectos para consolidar su crecimiento económico y social.

 

6°) Hubo un acuerdo mayoritario entre los participantes del taller, en que los papeles marrones son la producción más factible económica y ambientalmente como inicio del desarrollo del sector.

 

7°) También, se acordó trabaja para esclarecer la actividad foresto industrial ante las instituciones y la sociedad.

 

8°) Si bien el sector tiene un importante número de agrupamientos institucionales (Asociaciones, Federaciones, etcétera) con indudable legitimidad y representatividad, es necesario buscar un mecanismo que permita consensuar, dentro del sector, acuerdos para llevar y llegar con ejes estructurantes al nivel de los decisores políticos.

 

Fue también señalado, al igual que durante el seminario sobre “El desafío de las políticas forestales argentinas”, que el Estado Nacional, desde hace 20 años, tiene dispersas las responsabilidades institucionales del sector en al menos tres áreas ministeriales distintas, hecho que sumado al punto anterior, dificulta el diálogo y la ejecución.

 

 

«Hay que construir un modelo forestal argentino”

 

Para Cetrángolo, el desafío sectorial “estará en atender la realidad local, hay que construir un modelo argentino de desarrollo celulósico-papelero, que si bien tuvo su antecedente tanto en la constitución de Papel prensa (abastecimiento de terceros) desde el punto de vista societario y tecnológico –ya en los años 70´- y de Papel Misionero, en Misiones (inversión público-privado, con abastecimiento de tercero), los proyectos nuevos evidentemente deberán ser aggiornados a la época. Habría que pensar en una fábrica federal de celulosa y papel, donde del mismo taller surge que se debe avanzar en un proyecto de producción papeles marrones, para embalajes. En este caso, el inversor líder debería ser el Estado, nacional y provincial, con no menos del 50 por ciento de participación societaria. El otro 50 por ciento puede ser asociado a grupos inversores nacionales e internacionales”, analizó el especialista.

 

En el país, hasta el momento el empresario argentino no demuestra interés en invertir en el negocio forestal. Al ser consultado sobre este aspecto, Cetrángolo explicó que esto respondería a que “se trata de una inversión que tiene una tasa interna de retorno baja para un inversor privado argentino, que ronda entre el 11 y 12%, cuando aspira a estar al 12 y 14 %. Además, necesita por el largo período de la inversión forestal, contar con un régimen de promoción sectorial que este amparado por una ley, ya que este régimen permitirá reglas claras para alejar el fantasma de los conflictos ambientales, que con el antecedente de Botnia-UPM en Uruguay, los inversores no están dispuesto ni en condiciones de asumir individualmente”, indicó.

 

Finalmente, consideró “que el sector debe abrirse al debate y al diálogo, ya que la actividad forestal es una oportunidad de desarrollo para el país, como sucedió en países vecinos como Uruguay, Brasil o Chile, y traería beneficios sociales, económicos y ambientales. En la cadena productiva, al aumentar el consumo de rollos de pequeños diámetros de la forestación y del subproducto de los aserraderos,  permitirían una mejora de la competitividad  del sector forestal y de las Pymes locales foresto-industriales; además de generar una mejora en la calidad de los productos de las mismas. En tanto, a nivel nacional, se lograría atraer una importante sustitución de importaciones y formalización del sector”, concluyó.

 

Por Patricia Escobar 

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