Desde la Fundación Tupá Rendá se quejan por la “burocracia” de la justicia en los trámites de adopción

La fundación Tupá Rendá, que este año se hizo cargo de niños que  estaban alojados en el hogar El Refugio, trabajó hasta lograr que
cinco hermanitos tengan una familia que los cuide y los quiera. Se trata de una familia de Buenos Aires que logró la guarda de los
menores la semana pasada.
Rogelio Peralta, integrante de la fundación, sostuvo que la decisión de la jueza Marta Alegre significa una enorme alegría porque los
chicos pasarán las fiestas en familia y están comenzando una nueva vida. Sin embargo, contó que no todo y para todos fueron sonrisas
porque a dos de esos hermanitos la misma jueza había entregado hacía un mes y medio a otra familia de Posadas, que ahora se quedó con mucho
amor para dar y una gran tristeza por la ilusión y el vínculo que habían creado.
“Se hirieron muchos sentimientos. Nosotros tenemos sentimientos encontrados”, sostuvo Rogelio, quien no dudó en quejarse por la
“burocracia” que aun existe en los Juzgados para concretar el trámite de adopción. De hecho, dijo, es el equipo de la propia fundación el
que sale a realizar las entrevistas y los informes para dar celeridad al proceso.
“Salimos a buscar a las madres biológicas, hicimos el informe socio ambiental, varias veces trajimos a la mamá a la entrevista con la
psicóloga y con la jueza. No te puedo negar la felicidad que significa que estos cinco hermanitos hayan encontrado familia, pero por otro
lado estoy muy triste por la situación caótica en los Juzgados de Familia. Yo respeto mucho a los jueces, pero no estamos de acuerdo
como se trabajó con nosotros, hirieron muchos sentimientos, la jueza Alegre primero entregó dos chicos para que los pueda tener una familia
de Posadas hicieron un vínculo de un mes y medio. De repente viene la familia de Buenos Aires que le habíamos presentado para que se lleve a
los otros tres y en un tiempo récord y sin decirnos a nosotros para trabajar el vínculo les entregó los cinco hermanitos. Imagínese como
se quedó esa familia que se encariñó y de repente se los sacan”, precisó.
Rogelio explicó que diez niños están en el hogar hoy aunque no todos están en situación de adoptabilidad. Algunos no tienen expediente.
Agregó que por muchos años el hogar El Refugio funcionó como un depósito, y que la Justicia pocas veces se interesó en revertir esa
realidad. “Este caso que salió fue como una bendición, una gracia de Dios que haya caído en la fundación porque pudimos acelerar el
proceso. Estos cinco hermanos les tocaba trabajar a la Defensoría 4 del Juzgado de Familia 2 a cargo de la doctora Alegre. Los de la
Defensoría 4 no conocían a los chicos, nunca los vieron en tres años”.
Rogelio insistió en que el equipo de profesionales de Tupá Rendá hace el trabajo que debería hacer la justicia. “En la justicia la mayoría
son profesionales de escritorio y entonces nosotros que le tenemos un gran amor a los chicos nos ocupamos y porque ellos nos piden tener una
familia que los cuide y que los quiera”.

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