Sol con cuidado: ¿cómo proteger las zonas más sensibles?

Hay áreas de nuestro cuerpo que, con frecuencia, olvidamos resguardar de los rayos UV. ¿Cuáles son y cómo cuidarlas de la mejor manera?Si bien hoy en día existe una mayor conciencia a la hora de resguardar nuestra piel del sol, hay algunas zonas que aún siguen siendo olvidadas.

Un ejemplo, es la zona de los labios. La mayoría de las personas olvida cuidar esa parte del cuerpo de la exposición solar, ya que muchas veces allí los efectos de los rayos UV no son reconocidos a simple vista. Sin embargo, el sol los afecta y lo hace de diversas formas: no los broncea pero los quema, los seca, los agrieta y destruye el colágeno, lo que los adelgaza con el paso del tiempo.

La cuestión es que la piel de los labios es muy delgada y sensible, por eso, no sólo es aconsejable sino que también es necesario cuidarlos. Además, los labios no tienen melanina, por este motivo es que quedan desprotegidos. Para cuidarlos, siempre es recomendable utilizar un protector apropiado para esa parte del cuerpo. Lo ideal son los labiales con FPS 25 que poseen agentes humectantes y bloqueadores de los rayos UVA y UVB ya que evitan que los labios se resequen a causa del sol y el viento. Pero, ¡ojo!, también durante los días nublados los rayos UV pueden causar daños en la piel.

El uso regular del protector labial, también, puede prevenir el envejecimiento prematuro de la piel. Es ideal para ser utilizado al realizar actividades al aire libre, principalmente deportes de playa, náuticos o de montaña, pero no exclusivamente cuando se está tomando sol. Es muy importante aplicarlo generosamente 30 minutos antes de la exposición al sol. También hay que tener en cuenta aplicarlo tantas veces como sea necesario, ya sea después de nadar, de secarte con toallas, de transpirar intensamenet o de una prolongada exposición al astro rey.

Y más…

Hay otras zonas -como el cuello y el escote- de las cuales solemos olvidarnos y con las que hay que tener cuidado, ya que la piel de ambos sectores es muy delgada y sensible (incluso, en algunos casos, más que la piel del rostro).
La razón por la que esta piel es más vulnerable es que no tiene un buen sostén muscular y carece de una cantidad suficiente de glándulas sebáceas, haciendo que se seque, se debilite y se arrugue. Además, la piel del cuello y del escote es propensa a la aparición de manchas. En definitiva, es allí donde primero se nota el paso del tiempo.

Un consejo útil es colocar el protector solar en esta área justo después de colocarlo en la piel del rostro. De esta forma evitás olvidarte y te librás de las diferencias en la coloración de tu piel entre la distintas parte del cuerpo.

Y un último tip: no te olvides de ponerte protector en zonas delicadas (y siempre olvidadas) como el empeine, la nuca y atrás de las orejas.

Asesoró: Doctora Mónica Maiolino, médica dermatóloga, miembro de la SAD (Sociedad Argentina de Dermatología) y asesora de Dermaglós.

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