Lucía: analizan una hipótesis que descarta el abuso sexual

No fue como se pensó apenas trascendió la noticia. No ordenaron de inmediato la captura de Nicolás Sotelo por el crimen de la estudiante Lucía Maidana (23). En el juzgado de Instrucción Uno están analizando los pasos a seguir. La palabra que más se escucha es cautela, porque el muchacho, estudiante de Antropología, ya estuvo preso y tuvo que ser liberado por la falta de pruebas en su contra. Sin embargo, hay una hipótesis que están sopesando los investigadores y que podría llevar de nuevo al calabozo al único imputado que ha tenido la causa hasta el momento.
Lucía fue asesinada a golpes en la pieza que alquilaba en el barrio El Palomar, el 6 de abril de 2013. Luego que quitarle la vida, el o los homicidas quisieron borrar vestigios e incendiaron la pieza, pero el fuego fue controlado antes de que arrasara todo.
En las horas posteriores al hecho, los peritos hicieron un exhaustivo trabajo en el escenario del hallazgo y determinaron que el o los asesinos lavaron el cuarto para borrar las manchas de sangre. Asimismo, levantaron manchas de semen del cuerpo de la víctima. Ese fluido masculino hasta el momento sostuvo la versión de que a la estudiante de Comunicación Social la mataron durante un ataque sexual. El mismo indicio, además, en su momento permitió la excarcelación de Sotelo, porque el ADN levantado del semen no coincide con el del universitario sospechado.

Bajo la lupa, otra vez
Sin embargo, en las últimas horas ha cobrado fuerza otra hipótesis: es la que indica que el semen levantado del cuerpo tiene que ver con una relación sexual consentida que tuvo la chica antes de su trágico final. Y se sostiene además con el hecho de que no se pudieron constatar lesiones en las zonas íntimas de la joven, porque el fuego afectó esas partes de su cuerpo. Esta versión vuelve a colocar al universitario de Antropología en la mira, porque prescinde del cotejo negativo de ADN y liga al sospechoso con el hecho con la aparición del juego de llaves de la pieza de la estudiante, que tuvo lugar hace poco más de una semana. Esas llaves estuvieron perdidas desde el día del crimen y un testigo asegura que fue Sotelo quien se deshizo de ellas arrojándolas sobre el techo de una guardería ubicada casi enfrente de la Facultad de Humanidades, sobre la calle Tucumán.
Tras el hallazgo de las llaves (dos, una del portón y otra del pequeño departamento) por las declaraciones del testigo, se pensó en una captura inminente de Sotelo, algo que no se dio. El abogado del muchacho, Alejandro Jabornicky, no dudó en hablar de una prueba «plantada».
Las próximas horas serán clave para el avance de la causa, que desde abril del año pasado, salvo la captura del universitario (estuvo preso entre ese mes y mayo de 2013), no tuvo mayores novedades.

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