Hallaron descuartizada a Analía Oliveira, la misionera desaparecida desde agosto

Analía Itatí Oliveira (24) fue vista por última vez el 9 de agosto. Ese día, la joven que en 2012 había dejado Misiones para acompañar a su pareja, salió de su casa de Tristán Suárez, partido de Ezeiza. No se supo nada más de ella. Tras una desesperada búsqueda de la familia, la investigación sobre su paradero dio un importante giro: un cotejo genético determinó que son de ella dos piernas de una mujer descuartizada que habían sido halladas en un descampado de su barrio. Para la Justicia, alguien asesinó a Analía y tiró parte de sus restos en ese baldío.

Analía vivía junto a la ex pareja de un hermano suyo. Había llegado a Buenos Aires con el que por entonces era su novio, un cadete militar al que primero había acompañado a Río Gallegos. Antes había vivido en Candelaria, donde estudiaba Turismo y trabajaba en una panchería porque no encontraba oportunidades en lo suyo.

El 9 de agosto le dijo a su cuñada, Samanta, que regresaría al otro día. Pero nunca más volvió. Según la familia de la chica, Samanta denunció la ausencia recién 12 días después. Hasta entonces, Analía trabajaba como empleada doméstica en la casa de una familia en un barrio privado.

El 18 de agosto -cuando todavía no se había denunciado la desaparición- una pareja encontró dos piernas envueltas en una bolsa en un arroyo, en medio de en un descampado. Los restos no tenían ninguna marca en particular o tatuajes que sirvieran para una identificación. Hasta ese momento nadie conectaba ambos casos.

Días más tarde, se decidieron hacer cotejos genéticos con sangre que se le extrajo a los padres de Analía. Según fuentes de la investigación, los resultados de la asesoría Pericial de La Plata dieron positivos. De todas maneras, la madre de la joven solicitó al fiscal de Ezeiza Carlos Hassan que repitan la pericia.

Tanto el ex novio, del que se separó una semana antes de desaparecer, como la joven con la que vivía estuvieron en la mira de la investigación. También se hicieron al menos cuatro allanamientos en busca de pruebas, pero la causa no avanzó demasiado. Analía había salido sola. Llevaba su teléfono celular y el documento. Según los investigadores, no hubo ninguna actividad ni en su celular ni en las redes sociales que permitiera reconstruir sus últimos pasos. Y la tarjeta SUBE registró movimientos hasta el 12 de agosto.

«Hace unos días tuvimos una reunión con el fiscal en la que nos aseguró que el cotejo había dado positivo. Todavía no lo podemos creer, porque primero dijeron que era negativo. Y ahora mandaron a hacer otra pericia», le confirmó ayer a Clarín Emilio, hermano de Analía.

La familia no quedó conforme: dicen que en las fotos que le mostraron a Emilio, una de las piernas llevaba una cicatriz en un talón que su hermana no tenía. «Si desconfío de la Justicia, es porque ellos mismos me llevaron a desconfiar», agregó Miriam, la madre.

La madre de una joven misionera que desapareció en agosto en el partido bonaerense de Ezeiza dijo que cree que su hija está viva y cuestionó un peritaje de ADN que dio positivo al cotejarlo con restos humanos y que llevó a los investigadores judiciales a sostener que fue víctima de un “homicidio”.
“Quiero que se haga otro ADN porque no creo que sea ella. Yo siento que está viva”, dijo a Télam Miriam Peralta, madre de Analía Olivera (24), la chica vista con vida por última vez el 9 de agosto, cuando salió de la casa en la que vivía desde hacía un año y cuatro meses en la localidad bonaerense de Tristán Suárez.

“Primero me habían llamado para decirme que había dado negativo y después me volvieron a llamar para decirme que habían dado positivo. Esto no me deja conforme y pido que me digan la verdad”, recordó Miriam.

Detalló que los restos encontrados son un muslo con la tibia y un pie que aparecieron dentro de una bolsa tirada al costado del cementerio de Ezeiza y que fue localizada por una pareja que pasaba por el lugar.
Según la mujer, su hijo, que vive en el partido bonaerense de Lomas de Zamora, fue a reconocer esos restos y dijo a los investigadores que no pertenecían a su hermana porque “vio una mancha o cicatriz de nacimiento en el pie y ella nunca tuvo eso”.
Miriam también se quejó porque los investigadores sabían del hallazgo de los restos y “tardaron” en avisarles.
Además, la mujer dijo que hoy fue a la Fiscalía y denunció que ayer, una prima de Analía recibió a su teléfono celular un mensaje de voz que decía que era la joven buscada pero que en ese momento “no podía hablar”.
“Les pasé el número pero me dijeron que para ellos está muerta”, explicó Miriam, quien añadió que los investigadores no le explicaron aún cómo y cuándo se supone que la mataron.
“Que se esclarezca y que me digan la verdad”, pidió la mujer, que es oriunda de la localidad misionera de Candelaria y que se instaló en el Gran Buenos Aires desde que desapareció su hija.
En tanto, una fuente judicial con acceso al expediente confirmó a Télam que el resultado del cotejo de ADN entre las muestras tomadas a los padres de Analía y los restos humanos hallados dio “positivo” y que la causa, en la que “no hay imputados”, pasó de “averiguación de paradero” a “homicidio”.
La misma fuente ratificó que el hallazgo de los restos fue anterior a recibir la denuncia por la desaparición de Analía y que se había iniciado otra investigación por ese hecho.
Relación rota
Por su parte, Miriam recordó que su hija Analía se había mudado a Tristán Suárez para estar cerca de su novio, que estudia en la Escuela Militar de Campo de Mayo y declaró que la relación sentimental terminó el 3 de agosto.
También contó que al momento de desaparecer, su hija convivía con la hermana del ex novio que fue la que realizó la denuncia de averiguación de paradero en la comisaría de Tristán Suárez.
“Ella (por la denunciante) me dijo que no hizo antes la denuncia porque no había tenido tiempo y que Analía desapareció cuando regresó a la casa del trabajo y luego salió a un cumpleaños o un boliche. Pero yo no le creo”, relató Miriam.
La mujer añadió que ese 9 de agosto Analía, quien trabajaba en tareas de limpieza en dos casas de un country de Ezeiza, salió con su cartera en la que tenía su teléfono celular, su DNI y su tarjeta SUBE, y que ninguno de estos objetos fueron encontrados por los pesquisas.
“El celular se activó hasta la mañana del diez de agosto y la SUBE se usó hasta el doce. Y se hicieron rastrillajes en las zonas donde aparecieron funcionando estas dos cosas”, explicó la mujer que la semana pasada encabezó una marcha de familiares y amigos de Analía a la Fiscalía de Ezeiza en reclamo de Justicia.

LA REGION

NACIONALES

INTERNACIONALES

ULTIMAS NOTICIAS

Newsletter

Columnas