Tango y chamamé virtuosos para tributar a la música

Obras como Mal de Amores, de Pedro Laurenz; Qué Noche, de Agustín Bardi, otros de Anselmo Aieta, entre ellos algunas narraciones de anécdotas que fueron parte de la atmósfera de creación de los tangos, como ese de Bardi en el que se cuenta que si algo faltaba en un deambular nocturno con mucho frenesí y mucha mala suerte, sería que se precipite nieve en Buenos Aires, y al ratito los copos comienzan a caer en una de las pocas jornadas de la historia en que la capital argentina quedó vestida de blanco (el 22 de junio de 1918 la nieve cubrió la ciudad y sus alrededores). Con ese clima anoche, en el Teatro Lírico, brillaron los músicos Pablo Mainetti (bandoneón) y Cesar Angeleri (guitarra). Fue una función muy cálida en lo musical, acompañada por unas 60 personas que premiaron a cada instante a la dupla dedicada al dos por cuatro.

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En otro momento, Palomita Blanca, siempre con Mainetti como interlocutor con el público, junto a César Angeleri dejaron pincelazos de la música ciudadana de principios de siglo XX, fue para abrir la primera entrega de una velada dedicada a homenajear a la Música con mayúsculas, en su día, por celebrarse una vez más a su patrona, Santa Cecilia. Luego vendría la descomunal descarga de chamamé de los hermanos Flores, Rudi (guitarra) y Niní (acordeón).
Mainetti y Angeleri reviven el espíritu de Troilo y Grela, en el diálogo de estos dos instrumentos claves del tango: bandoneón y guitarra, suena la esencia profunda de composiciones de Laurenz, Bardi, Pugliese, Piana, Villoldo, Canaro, Aieta y Gardel, la que han inmortalizado en el disco “Por un puñado de tangos”. Ovación y a camarines, enseguida los hermanos correntinos se apoderaron de la escena. El Choclo fue otros de los tangazos bien celebrados.
“Es un placer y un honor tocar en esta sala del Centro del Conocimiento, quiero agradecer a los sonidistas y trabajadores, hemos sido muy bien atendidos, a sus directivos y al Ministerio de Cultura de la Nación que organizó esta Semana de la Música y nos convocó para venir a Misiones junto a estos excelentes músicos Pablo Mainetti y Cesar Angeleri, con los que compartimos el escenario” dijo el guitarrista del dúo, Rudy.
Prolijidad, virtuosismo y respeto a la esencia de chamame, de entrada nomas, con “Por cielos lejanos”, resumiendo quizás sus largos años en París, y “Lucero de Abril”, enseguida un rasguido doble “Fulgor de Alborada”, que luego de escucharlo Gabriel Senanes expresó que “es una sabia combinación… la guitarra y el acordeón de Rudi y Nini Flores florecen en una sonora de alto vuelo”. Cerrando esa primera etapa con el “Vals de París”.
Cerraron la velada chamamesero tanguera con clásicos de Isaco Abitbol, como La Calandria, y algunas polcas que homenajearon a la cultura paraguaya. Y la ovación volvió a sentirse en el Teatro Lírico.
Tras el concierto, Rudy contó que hacía 25 años que no tocaban en la Tierra Colorada y que, justamente, la última ocasión fue para el Festival Nacional de la Música del Litoral, que anoche tenía a grandes del género como Chango Spasiuk, Los de Imaguaré y al internacional Luis Salinas en la programación.
“Fue antes de irnos a París y después, lamentablemente, no tenemos la oportunidad de venir a Misiones, que es una provincia pegada a la nuestra, Corrientes. Así que fue un lujo esta ocasión en esta hermosa sala que tienen los misioneros” expresó Rudy Flores a un periodista que no se perdió el recital.

Cocomarola y Ernesto Montiel
“Cada uno tiene su respuesta. La esencia es la tradición, hay muchísimos músicos que fueron aportando lo suyo, cuando este género quiso empezar a emerger. Hubo varios nombres que aportaron su talento para que se inicie esto que llamamos chamamé. Y la otra mitad es la aceptación de la gente, el consenso popular. Eso completa, son dos partes las que deciden, las que dicen qué es lo que queda como género, porque vino con el tiempo instalándose en el corazón y el espíritu de la gente, esa es la tradición y la esencia. Te voy a nombrar dos pilares: Tránsito Cocomarola y Ernesto Montiel. Después hay muchísimos más que aportaron lo suyo, pero son ellos dos los que entraron al corazón de la gente y se los identifica con la cultura de la Región. Por eso son difíciles los cambios, que se escape la tradición, por otras músicas que no identifican. Pero si está hecho con respeto a la esencia, se necesita tiempo, que es el que dice qué queda y qué no”, palabras de Rudi Flores sobre esencia, tradición y nuevos tiempos del chamamé.

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