Las represas y el oportunismo político

Por Martín Goerling. Dirigente PRO Misiones.

 

El reciente plebiscito impulsado por algunas asociaciones sobre la construcción de represas en nuestra provincia, trajo aparejado un sinnúmero de declaraciones de dirigentes políticos y de organizaciones ecologistas.

En efecto, la realización de dicho plebiscito impulsada por algunas ONG, que sin lugar a dudas lo hacen desde las buenas intenciones, y con un claro objetivo de impedir la construcción de represas en el ámbito provincial, de por sí no tiene nada de malo, es una postura que se puede compartir o no, pero debe ser planteada con argumentos serios a partir de información fidedigna. De lo contrario es solo un aporte más a la confusión general. El planteo del “no a las represas” soslaya algunas cuestiones elementales desde el punto de vista ecológico, tales como el devastador efecto que tiene para el planeta la quema de combustibles fósiles para obtener energía. Al mismo tiempo, no se explica muy bien de dónde se podría obtener la energía para atender la creciente demanda que la vida moderna exige. Las alternativas planteadas, son paliativos, pero carecen de escala suficiente. En materia de generación, casualmente una de las fuentes renovables más limpias y seguras es la hidroeléctrica.

Ahora bien, la dirigencia política que se encaramó en este plebiscito para obtener algún rédito electoral, demuestra una irresponsabilidad supina. Quienes se dicen dirigentes y pretenden conducir los destinos de la provincia, de ninguna manera pueden adscribir a posturas casi adolescentes, forjadas a partir de información marginal y de escaso valor científico. Eso, para un dirigente político, constituye oportunismo electoral liso y llano. Hay que ser más serios, más responsables, justamente quién se ofrece para gobernar, tiene la responsabilidad de debatir a conciencia, con datos ciertos, con información fidedigna y analizando el problema de la energía en su integralidad y considerando las implicancias que ello tiene para el futuro de la región.

Argumentos tales, como que tras cualquier obra pública se esconde un negociado, impedirían promover desde el estado la construcción de cualquier tipo de infraestructura, desde una casilla para esperar colectivos, hasta la construcción de una ruta, un puente, una represa o el banco de una plaza. Quién esgrime este tipo de argumentación, supone que el estado, por el solo hecho de ser estado, es en sí una organización boba, corrupta y sin remedio. Argumento inadmisible en democracia. Solo válido para quienes descreen de las posibilidades de mejorar los organismos de control del estado y de depurar el poder judicial.

Los argumentos esgrimidos en función de la experiencia Yaciretá, tampoco son atendibles. Las circunstancias en las que nuestras provincias pueden negociar la ejecución de estas obras, desde ya que son absolutamente diferentes a las que se planificó y ejecutó Yacyretá. Justamente y en función de esta mala experiencia, misioneros y correntinos, sabemos qué debemos exigir para permitir la concreción de estas obras y cuáles deberían ser los beneficios para nuestra región.

El otro argumento expuesto es la pérdida de territorio provincial a partir de las tierras inundadas. Para esclarecer este punto, en el caso de Corpus, la superficie que se inunda es de aproximadamente 6500 has. No son precisamente las tierras más fértiles de la provincia, y en todo caso es una superficie mínima en función del beneficio que la provincia puede obtener a partir de negociar con seriedad el costo y la cantidad de energía disponible para Misiones. En el caso de Garabí, la superficie inundada es mayor, aproximadamente unas 15.000 has. de tierras que, en su gran mayoría, son bajas y de escasa productividad. No obstante, esa pérdida de territorio provincial, en ambos casos debe tener una compensación más que proporcional para los misioneros. La visión de un verdadero estadista, no puede nublarse por cuestiones electoralistas de corto plazo, debe tener la grandeza y sobre todo el coraje de plantear las cosas visualizando el futuro. El destino de nuestra provincia puede cambiar sustancialmente si su clase dirigente se pone los pantalones largos y se aboca a diseñar una matriz productiva inclusiva a partir de disponer de energía abundante y barata. El verdadero desafío de la clase dirigente responsable es poder negociar la ejecución de estas obras, exigiendo todo lo necesario para morigerar el impacto ecológico, y obtener el máximo de beneficio para nuestra región en términos de disponibilidad y costo de energía, como también en lo referido a impulsar un fondo de desarrollo provincial a partir de las regalías obtenidas.

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