¿Existe la depresión primaveral?

Los cambios estacionales pueden modificar nuestras emociones. Con días más largos y temperaturas en aumento, algunas personas tienen sentimientos de tristeza, problemas para dormir y falta de interés sexual, entre otros síntomas.

La primavera ya está entre nosotros y para muchos esta estación trae nuevos amores y aumento de la sociabilidad. Al haber menos horas de oscuridad y aumentar la temperatura, ciertas hormonas incrementan sus niveles de concentración en sangre, por ejemplo la melatonina que afecta a nuestras emociones, al apetito y al sueño, o las feromonas, que son las responsables del incremento del deseo sexual.

A partir de estos cambios hormonales algunas personas tienden a sentirse más alegres, extrovertidas y aumentan sus intercambios sociales positivamente. Pero, en otros, puede aparecer cierta sintomatología que denominamos astenia primaveral o depresión primaveral.

¿Por qué nos bajoneamos?

Existen ciertas hipótesis que intentan ser un modelo explicativo:

* La primera hipótesis se relaciona con la variación de la intensidad de luz y duración de la exposición a la misma. Esta ingresa a través de nuestros ojos hasta la glándula pineal, ubicada en el cerebro, y afecta la secreción de la melatonina, hormona relacionada con la regulación de ciclos circadianos como el de sueño-vigilia y también con la estabilidad del ánimo. Se produciría, así, mayor sensibilidad y cambios emocionales en las personas.

* La segunda hipótesis estaría relacionada con el aumento de las alergias en esta época del año, que afectaría la probabilidad de sintomatología depresiva.

Es importante destacar que no hay evidencia científica que compruebe estas hipótesis. Sin embargo, en la experiencia clínica se observa en muchos pacientes que los cambios estacionales modifican las emociones.

 

Los síntomas que se suelen observar son:

– Sentimientos de tristeza.

– Quejas somáticas.

– Cambios en el sueño.

– Falta de interés sexual.

– Fatiga.

– Irritabilidad.

Son síntomas que pueden durar pocas semanas y tienden a desaparecer. Por lo general, no son personas que lleguen a la consulta, pero sí se observan en pacientes que ya están realizando tratamiento psicológico, con ciertas características de personalidad.

Algunas pautas y recomendaciones que pueden ayudar:

– Evitar el aislamiento.

– Involucrarse en actividades sociales, realizar salidas con familiares y amigos.

– Buscar alguna actividad física o deportiva, que sea placentera.

– Regular los tiempos de sueño.

– Mantener una dieta equilibrada.

Si la sintomatología se extiende en el tiempo o aumenta su intensidad es importante realizar una consulta médica y psicológica. En primera instancia, serviría para descartar que exista algún cuadro médico que influya en la salud.

 

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