Sorpresa: la fiscal pidió solo 2 años para Cantallops y 6 para Ruiz en el juicio por el caso Mercol

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Para la fiscal hubo un “homicidio en riña”, lo que contradice la postura de la familia de Iván, que asegura que el joven fue atacado y que no hubo una pelea. Con ese argumento, pidió la pena de seis años para Ruiz, la máxima para un homicidio preterintencional y de dos para Cantallops, quien le asestó un golpe en la nuca y otro con una copa o botella.

La pena máxima para este delito es de seis años y es la más alta que se podía esperar tras el cambio de carátula que hizo el juez Eduardo D’Orsaneo en la etapa de instrucción. Por eso, el juez Jiménez no puede dar una pena mayor que esa, ya que si vuelve a cambiar la carátula, se debería declarar incompetente y cae todo el proceso. Sin embargo, su decisión sería distinta a la expresada por la fiscal.

Sea cual fuere la pena, los dos acusados de homicidio seguirán en libertad, ya que hay un planteo de recurrir el fallo que se conocerá en las próximas horas. Será entonces la Cámara la que deje firme o no la sentencia.
Con la presencia de amigos, allegados y familiares de la víctima y de los acusados, arrancaron los alegatos en el juicio por la muerte de Iván Mercol (22), ocurrida el 19 de marzo de 2006 tras una pelea en el boliche Power. El proceso transita sus últimas horas.
La primera en dar a conocer sus conclusiones fue la fiscal Yolanda Mazal. Para ella el deceso del muchacho se produjo exclusivamente por los golpes que le aplicaron los imputados Sebastián Ruiz y Diego Cantallops. Pidió seis años de cárcel para el primero y dos para el segundo, por el delito de «homicidio en riña o agresión».

La defensa de Ruiz en tanto, solicitó la absolución por «legítima defensa» o, subsidiariamente la pena de un año de prisión en suspenso por «homicidio culposo».

La fiscal consideró que el hecho ocurrió en medio de una revuelta por cuestiones sentimentales. Es decir la disputa por una mujer. Supuestamente en ese momento Iván Mercol tenía intenciones de acercarse a la ex novia de Sebastián Ruiz.

Argumentó que la pelea efectivamente existió y si bien hay distintas versiones, tuvo como responsables a los imputados: Ruiz y Cantallops Simoneto. Dijo que son responsables, porque los golpes propinados a la víctima fueron los que terminaron causando su muerte.

Precisó que Ruiz le lanzó un par de puñetazos, pero no logró tumbar a la víctima. Sin embargo, la situación cambió cuando intervino Cantallops. Para la funcionaria, Diego le aplicó un golpe con una copa de vidrio y el dorso de la mano en la nuca a Iván.

Después de ese «galletazo», sostuvo Mazal, Ruiz vuelve a golpear a Iván, lo que marcó el final del enfrentamiento, porque allí la víctima empezó a desvanecerse.

Mazal indicó que Cantallops tenía lesiones en la mano producto del golpe que le dio en la nuca a Mercol. Esto apoyado en lo que declararon diferentes peritos durante el juicio. Presuntamente se lastimó por no saber golpear. En el caso de Ruiz, sostuvo lo contrario: sabía pegar por un supuesto conocimiento en artes marciales o la práctica activa de ejercicios en un gimnasio, que en definitiva no quedó claro si son ciertas.

Incluso exhibió un video de una pelea de boxeo en donde se muestra cómo un par de golpes puede producir la muerte cerebral al instante.

La fiscal afirmó que para ella la intervención de los guardias de seguridad de Power y la dueña de la disco de la avenida Corrientes, así como de los paramédicos y médicos de la empresa Domin, no tuvieron incidencia en el desenlace trágico que le esperaba al muchacho.

Valoró la decisión de la familia Mercol de donar los órganos del joven. Dijo que sabe que en Buenos Aires hay personas que viven gracias a los órganos de Iván.

Para la titular del Ministerio Público, el estudiante de Ciencias Económicas salió de Power con muerte cerebral producto de los golpes que había sufrido. También habló de las contradicciones en las que incurrieron custodios y policías: sostuvo que no hace a la cuestión quién avisó primero y si ya desde un primer momento se sabía que en el boliche había ocurrido una pelea. No obstante, indicó que esos detalles se aclararán si avanza la investigación por falso testimonio que pidieron en el debate en relación a tres de los testigos.

Mazal descartó que alguien le haya hecho una «palanca» en el cuello a Iván, porque ese tipo de tomas deja marcas, que en este caso nunca existieron. Este detalle alejó definitivamente las sospechas sobre el personal de seguridad. «No me consta que a Iván lo hayan tomado de otro sector no sean las axilas».

Pidió hacer un cambio en la calificación de la causa. Es decir, de pasar del homicidio preterintencional al homicidio en riña o agresión. Esto lógicamente no fue bien visto por las defensas, sobre todo la de Ruiz. Exigió una condena de dos años para Cantallops y seis para el otro imputado, defendido por el doctor Hugo Zapana, que luego iba a tener su oportunidad de alegar.

La fiscal sostuvo que en un momento dado reconoció que en el transcurso del debate oral y público sintió que en los dos imputados hay personalidades distintas o en todo caso expresiones que pueden llegar a marcar el grado de conciencia del hecho que cometieron. En el caso de Cantallops, claramente conmovido en varios tramos y hasta en el inicio del juicio, pidiendo perdón a la familia de Iván Mercol. Lo propio hizo Ruiz pero siempre se mostró con una personalidad fría, “que asusta”, subrayó la titular del Ministerio Público.

La argumentación de la fiscal no cayó bien en la familia de Mercol y tampoco en ámbitos judiciales. Es que el pedido de dos años de prisión para Cantallops choca con el hecho de que tuvo una participación tan necesaria como la de Ruiz. Probablemente si él no se hubiera sumado a la pelea, el destino de Iván hubiese sido otro.

De todos modos, fuentes judiciales indicaron que la decisión del juez César Jiménez podría ser distinta al pedido de la fiscal.

Después de un cuarto intermedio llegó el turno de la defensa de Ruiz, a cargo del abogado particular Zapana.

Aseguró que nunca quedó demostrado si Ruiz sabía o no golpear, si había tomado clases de artes marciales en algún momento de su vida. No hay constancia de ello y que vaya a un gimnasio no acreditaba nada, afirmó.

Consideró que ningún estudio se pudo comprobar cuál fue el golpe mortal. Lo que había reconocido también la fiscal. Es por ello que no compartió la idea que la causa cambie de calificación. Esto igual lo tendrá que decidir el juez que lleva adelante el debate, César Giménez. También remarcó una y otra vez que los doctores que testimoniaron en el debate afirmaron que la lesión de desnucamiento pudo deberse a un movimiento brusco no producto de la pelea sino del mal accionar de los que corrieron o movieron de lugar a Iván cuando estaba en el piso.

El letrado siempre sostuvo que los encargados de seguridad de Power podrían haber tenido algo que ver con el fatal desenlace de la historia. En sus conclusiones lo volvió a repetir.
En primer lugar dijo que cuando la investigación del hecho giraba en torno de los custodios se empleó un “pacto de silencio” y todos los que fueron a declarar mintieron descaradamente.
Señaló que la intervención de los empleados de seguridad fue señalada hasta por la familia Mercol. Apuntó un pedido en este sentido que habrían hecho los familiares de la víctima.

Para Zapana, hubo mentiras en distintos relatos de testigos. “Como el caso de los que dijeron ver la pelea y en ningún momento contaron nada. Las formas en que sucedió la pelea fueron descriptas con cambios rotundos. Que Mercol recibió golpes y nunca cayó, que lo hizo pero se levantó rápido, que primero le pegaron con una botella y un vaso y ahí vinieron los golpes de puños, presumiblemente de Ruiz. También todo lo contrario, que fue Cantallops el que dio los golpes finales”, enumeró. En definitiva, al defensor le sorprendió que nadie haya declarado a la brevedad eso. Que esas versiones fueron apareciendo luego. Que hay dos testigos que dijeron ver a los de seguridad tomándolo a Iván de una manera poco aconsejable, sabiendo los golpes que había recibido o el estado que tenía.

Rechazó de plano el cambio de calificación requerido por la Fiscalía. E indicó que si al joven lo hubieran inmovilizado “médicamente como se debe” no hubiera muerto.

Le pidió al tribunal presidido por César Raúl Jiménez que absuelvan a su cliente por «legítima defensa» o subsidiariamente se lo condena a un año de prisión en suspenso por «homicidio culposo».

Este viernes a las 9, será el turno de los abogados de Cantallops, José Luis Rey y Mónica Olivera. Después se conocerá el fallo.

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