Las miradas en Brasil

Escribe Juan Carlos Argüello, Jefe de Redacción de Misiones On Line

El tiempo parece correr más rápido rumbo a las presidenciales de 2015. Todo se acelera y las posturas se hacen más radicales. Es que queda un año y 20 días para comenzar a definir el rumbo que tomará la Argentina tras la salida de la presidenta Cristina Fernández. Lo que se pone en juego no es un Gobierno más o menos enfrentado con los bancos, los patrones sojeros o la embajada de Estados Unidos. Lo que se pone en juego es hacia donde se inclinará la balanza, que en estos últimos diez años estuvo más cargada en el costado social, sin que, por ello, se haya alcanzado un equilibrio entre los poderes fácticos, acostumbrados a ganar, y la gran mayoría que mira desde el llano. A esos poderes no les interesa si el próximo presidente es Scioli, Massa, Macri, Carrió o Cobos. Les interesa, eso sí, cuánto espacio recuperarán con el sucesor.
Las minicrisis constantes a las que está siendo sometido el país son generadas por estos sectores, como advertencia, a quienes aspiran a sentarse en el sillón de Rivadavia. Con éste Gobierno la batalla ya está virtualmente perdida. El rumbo no cambia. Por eso, el repliegue apunta al desgaste. Cuanto más debilitado esté en los albores de las elecciones, tanto mejor para los agentes financieros y económicos que operan con políticos más maleables.
La disparada del dólar ilegal, la retención –con pérdida de dinero- de miles de toneladas de soja, la suba inexplicable de algunos precios y la súbita escasez de autos para los compradores financiados por el Estado no son fantasmas creados por el Gobierno. Existen, son reales y operan sobre la realidad económica para torcer el rumbo económico actual y, especialmente el futuro. No es que la Presidenta elige pelearse todo el tiempo con un enemigo distinto. Es una batalla que se está librando desde siempre con mayor o menor éxito, depende del grado de sumisión del poder político.
La temperatura que empieza a cobrar el escenario argentino está candente en Brasil, el vecino país que hoy pone a prueba el modelo iniciado con Lula y continuado con Dilma Rousseff. La Presidenta brasileña también enfrentó en el último tramo de la campaña duros ataques que pretendieron forzar al PT a ceder a las presiones y posicionar a sus rivales, mucho más promercados.
El diario argentino El Cronista, dedicado a temas económicos lo refleja con crudeza. “La bolsa brasileña se hundió por temor a una victoria de Rousseff en primera vuelta”, tituló hace unos días. “El Ibovespa tuvo su mayor caída en 3 años. Dilma obtendría 45 por ciento de los votos válidos y Marina 31%, según un sondeo de Datafolha. Y crecen las chances de un triunfo en ballotage”, agregó. Claramente, el poder financiero juega su partido. Hace política.
Más que Dilma, Marina o Aécio, importan las alianzas, advierte la fundación Mediterránea, cuna de economistas del establishment. Su economista líder, Jorge Vasconcelos señala que “cada vez que alguna encuesta aporta indicios de la posible reelección de Dilma, la bolsa brasileña se derrumba. Las simpatías del mercado claramente están alineadas con Marina y Aécio, sin importarle cuanto de lo que anuncian puede ser llevado efectivamente a la práctica”.
“Pareciera que el mercado teme un «vamos por todo» de Dilma en caso de reelección. Lo que le está «pasando factura» a la gestión presidencial es, entre otros, el excesivo intervencionismo, cuya expresión más nítida es el derrape de la cotización bursátil de Petrobrás, la política del «caso por caso», las demoras en la infraestructura atribuidas a la falta de convicción para otorgar concesiones al sector privado, la pérdida de iniciativa en negociaciones internacionales (Unión Europea) que podrían haber ayudado a la economía brasileña a salir del encierro «mercado-internista”, analiza el economista.
Mucho intervencionismo, pocas concesiones al sector privado y un respaldo regional en lugar del libre mercado con la Unión Europea o Estados Unidos. Nada demasiado diferente a lo que se le cuestiona al Gobierno argentino.
¿Qué pasaría si Dilma no obtiene la victoria como anticipan las encuestas? El impacto económico en Argentina será directo y puede influir en el proceso político local, alentando a candidatos enrolados en la misma corriente de pensamiento de Marina Silva, como Mauricio Macri o Sergio Massa. Marina Silva puede convertirse en lo que no pudo ser Capriles en Venezuela, derrotado en las urnas por Nicolás Maduro tras la muerte de Chávez.
Pero además, el MERCOSUR sufrirá un retroceso. “Si gana Marina Silva, buscará despolitizar el Mercosur», para hacerlo más “técnico” y revitalizar la “vocación económica”, señala el economista brasileño y director del BRIC Lab de la Universidad de Columbia (Estados Unidos), Marcos Troyjo. “Marina buscaría retomar la intensidad de las relaciones con Europa y particularmente con los Estados Unidos”, agrega.
Esa “despolitización” es la apuesta de la derecha regional y no la esconden. Hace unos días hubo en el coqueto Alvear Palace Hotel de Buenos Aires, hubo un almuerzo a 200 dólares el cubierto, organizado por el Consejo Interamericano de Comercio y Producción. Asistieron, entre otros, Sergio Massa, ausente en el Congreso mientras se discutía la reforma del Código Civil que promete derogar. Allí, según relató el radical Leopoldo Moreau, Luis Lacalle Pou candidato opositor al Frente Amplio en Uruguay dijo: “Si gano voy a proponer flexibilizar el Mercosur para que los países podamos firmar unilateralmente Tratados de Libre Comercio (TLC) con otros países”. “Esto es, palabras menos, palabras más, postular la desaparición del Mercosur. Lo insólito es que entre los que lo aplaudían estaba un precandidato radical de UNEN”, cuestionó el dirigente radical.
“¿Esta claro que vienen por el Mercosur? ¿No es evidente que nos quieren volver a contrabandear el ALCA para imponerlo por otros medios? ¿Hacen falta más evidencias para demostrar que los poderes fácticos de Estados Unidos están empeñados en restablecer en los gobiernos de la región a grupos amigables a sus intereses? ¿Se entiende ahora porque somos raulalfonsinistas? Tendremos que seguir dando explicaciones a los mediocres que insultan o descalifican porque no vamos a prestarnos a dividir a los sectores populares ante estas amenazas de volver al pasado neoliberal?”, se despachó el ex senador.
La embajada de Estados Unidos alerta por la “inseguridad” en la Argentina. El encargado de negocios Kevin Sullivan opina que es “importante que el país salga del default”, en una expresión que desconoce el cumplimiento del pago de la deuda externa que se puso en riesgo por el fallo de un juez municipal que declaró en “desacato” a un Estado por desobedecer sus dubitativas decisiones.
En ese contexto, ya no suena tan disparatado pensar que quieran voltear al Gobierno. No se trata de un poco democrático golpe de Estado, sino de asépticas operaciones políticas y económicas que no saben de nombres, sino de ganancias. Como en los menos prolijos derrocamientos militares, nadie actúa solo. Actores relevantes de la sociedad civil prefieren manejar los hilos a escondidas, mientras que las embajadas ofrecen diplomáticos respaldos.
No es que quieran derrumbar a Cristina o a Dilma por sus nombres, sino por la idea de Estado capitalista que representan en contraposición al libre mercado que concentra riqueza y solo socializa pérdidas.
Solo así se entiende que los sojeros retengan –pese a la recomendación del Gobierno- la mitad de la cosecha con pérdidas millonarias en dólares que afectan sus propios bolsillos. Con la caída del precio de la oleaginosa por cosechas récord en Estados Unidos y Brasil, ahora lo que les queda es esperar una nueva devaluación que compense las pérdidas con un dólar más alto. El daño económico es inmenso y afecta directamente a la solvencia del sistema financiero.
Misiones pierde por doble vía con la especulación sojera. Recibe menos coparticipación por las retenciones a las exportaciones –hasta agosto llegaron 360.599.449 pesos- y al mismo tiempo debe combatir el contrabando generado por la necesidad de liquidar la producción. Por eso no sorprende que la Dirección General de Rentas haya detectado enormes cargas de soja que se destinaban al mercado brasileño sin pagar ningún tipo de impuesto, ni nacional ni provincial. El contrabando es posible gracias a una extensa red de favores que se inicia desde la salida de la carga en las plantaciones del país central.
Nadie controlaba, hasta que se impusieron los controles fiscales fijos antes de ingresar a territorio misionero. Allí, los acostumbrados “importadores” de soja se encontraron con que tenían que “blanquear” su actividad, tarea casi imposible por obvias razones. No hay motivos para ingresar una carga de soja, miles y miles de botellas de Red Bull o inusitadas cantidades de harina. Los controles desataron la furia empresaria que incluyó hasta graves amenazas y tuvieron un eco en la oposición que se esmeró en cuestionar las medidas fiscales.
El diputado Héctor Bárbaro, por caso, “interpeló” al director General de Rentas, Miguel Arturo Thomas con los datos que le llegaban vía celular de parte de conocidos “importadores” del Alto Uruguay a quienes les habían retenido cargas de la oleaginosa. Tan sobreactuada fue su exposición durante el debate por el Presupuesto provincial, que sus propios colegas le preguntaron “si no estaba en el negocio”. Los diputados de la oposición en la Legislatura tuvieron que esmerarse por aclarar que no se oponían a los controles, sino a los “modos”.
Los empresarios que pagan sus impuestos fueron más moderados que los diputados. Es que, en definitiva, saben que con los controles tributarios se ataca a la competencia desleal. Por eso, pusieron énfasis en aspectos secundarios, como la aplicación de las multas por errores formales en los envíos, con montos que consideraban excesivos. Ante esto, el gobernador Maurice Closs anunció que eso será revisado, aunque de ninguna manera se flexibilizarán los controles.
La idea de pagar pocos impuestos es conceptual. Responde a una idea política y económica que tiene que ver con la ausencia del Estado más que para hacerse cargo de la pobreza o la seguridad. Pero no para recaudar. Así era el Estado en los 90 por decisión política, o antes, pauperizado y sin posibilidades de control. Todavía hay zonas que pretenden ser “liberadas” de la mano del Estado para el libre comercio y explotación laboral. En San Pedro, uno de los municipios con mayor grado de pobreza estructural de Misiones, un control de la Afip encontró hace un mes trabajo esclavo en medio de una chacra en la reserva de Yabotí. La respuesta del dueño, también dedicado a la extracción de maderas, junto a otros “empresarios” de la zona, fue atacar a los agentes fiscales y amenazarlos de muerte.
“Los próximos que vengan serán boleta”, escucharon los sabuesos. El incidente, que no registra antecedentes en Misiones, es grave. Sin embargo, recién trascendió un mes después, pese a que la “pueblada” terminó en la municipalidad de San Pedro con la “mediación” del intendente.
El modelo de la década tuvo sus efectos positivos especialmente en lo social, pero incluso los sectores más críticos obtuvieron pingües ganancias que no existían en otros años. Los bancos, por caso, decisivos en el valor del dólar y el nivel de inversiones, ganaron como nunca antes. Pero lo cierto es que la inflación ha sido el Talón de Aquiles. Ese desgaste magnifica otras heridas como las que producen cada hecho de inseguridad. Más allá de cualquier estadística, son una preocupación en la sociedad media.
Las medidas del Gobierno fueron ineficaces para frenar el alza de precios. Pero la oposición, para curar la fiebre, quiere amputar un miembro. Es cierto. Desaparecerá la fiebre, pero los desechados volverán a ser los de siempre: menos salarios, menos empleos y menos consumo.
Remedio clásico que no atiende los múltiples factores que generan la inflación, que no depende exclusivamente de la emisión monetaria, sino de la falta de inversión, de la concentración económica y la cartelización de precios.
El ejemplo más cercano es la yerba mate. Se discute una suba en los valores de la hoja verde y como el Gobierno no quiere que impacte en los precios de góndola, “negocia” con los supermercados para que cedan parte de su renta. Por primera vez se negocia que los supermercados, en tres o cuatro manos en el país, dejen de ganar tanta plata. Los molinos están cobrando en promedio, 22,50 pesos por kilo de yerba a salida de molino, mientras que el paquete cuesta entre 45 y 50 pesos en góndola. Si se hacen números redondos, en el Instituto Nacional de la Yerba Mate creen que la cadena yerbatera pierde más de mil millones de pesos en un año. Dinero que se genera con el trabajo de humildes tareferos y se complementa con la industrialización en la zona, termina en manos de cuatro o cinco grandes actores concentrados de la economía.
Ahora se bajar la demanda de dólares y su presión sobre los precios con el estímulo al ahorro en pesos. En su primera resolución al frente del Banco Central, Alejandro Vanoli elevó a 23 por ciento la tasa de interés anual para pequeños ahorristas, que en promedio estaba en 18 por ciento.
Eso se pone en disputa en las elecciones del año que viene. Un Estado que se anima a disputar la renta de quienes están en la cima de la pirámide para distribuirla entre quienes apilan los ladrillos.
En Misiones el escenario de a poco se va definiendo. La oposición comenzó a mostrar a sus candidatos, como el radical Gustavo González o la flamante aspirante Julia Perié, que fue consagrada por el PJ que todavía no tiene una conducción visible. Habrá varias alianzas y todavía no se conocen los candidatos del partido de Macri o el de Sergio Massa. El candidato que detesta ir a las sesiones del Congreso recibió un fuerte revés en la Justicia, que le quitó la personería jurídica al partido Renovador, ofrecido como sello local que garantice su presencia. Con denuncias por varias irregularidades, finalmente el partido Renovador fue sancionado por no alcanzar el número necesario de afiliados y la desafiliación masiva que podría abrir causas por falsedad ideológica, ya que, todavía bajo el paraguas de la Renovación, negoció su alianza con el ex intendente de Tigre.
En el Frente Renovador misionero, el original, son varios los que se animan a mostrar su preferencia por el vicegobernador Hugo Passalacqua. “Es el que reúne las cualidades de confianza. La carrera no es solamente decir que uno quiere, sino que es uno y sus propias circunstancias”, definió Eduardo Torres, el presidente del IPLyC y uno de los hombres fuertes del oficialismo.

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