El Hogar de Día cumple cinco años: Jesús, el niño que volvió del infierno gracias a la revinculación familiar

Jesús ríe en las fotos. Posa con sus abuelos, ríe con sus tíos. Va a la escuela y muestra sus notas contento. Pero no siempre fue así. Jesús  atravesó el infierno de la calle, pero con ayuda pudo salir.

Es un niño que llegó al Hogar de Día de la mano de otro chico que también estaba en situación de calle. Aunque tenía apenas diez años ya estaba habituado a pasar las horas de un lado a otro y hasta había caído en las garras de las adicciones.

Había salido a la calle en busca de mejores condiciones de vida escapando de la violencia que padecía en su propia casa, pero se encontró con más hostilidad, explotación y sufrimiento.

Al principio no fue fácil, pero después de muchas averiguaciones y gestiones el Hogar logró la revinculación del nene, quien desde enero de este año vive con sus abuelos maternos en Colonia Delicia, concurre a la escuela y en sus ratos libres le apasiona ir a pescar con sus tíos y abuelos.

Transcurrían los primeros días de octubre de 2013 cuando Jesús llegó tímidamente a la institución de Rosales y López Torres en busca de comida, ese fue el inicio de un importante paso, un gran paso para que su vida volviera a cambiar para estar nuevamente contenido.

Apenas entró, los profesionales del Hogar de Día –dependiente de la Subsecretaría de Atención Integral Comunitaria de la Niñez, Adolescencia y Familia, a cargo de Alicia “Tequi” Duarte- comenzaron a averiguar para constatar su identidad (ya que muchos chicos mienten sus nombres). No figuraba en ningún lado. Fue difícil determinar de dónde venía.

El nene no reconocía letras ni números, no asistía a la escuela. Y al principio fue reacio a contar su historia.

De a poco, después de ganar su confianza, se comenzó a obtener datos sobre él, su familia y por qué estaba en las calles, sin que nadie lo buscara. En esos días también se consiguió que aceptara participar de manera diaria de las actividades de la institución y que pasara las noches en el Hogar Padre Mugica.

A medida que se sentía en confianza, el nene confiaba otros detalles de su vida. Al propio director del Hogar de Día, Samuel López, le contó que no quería regresar a su casa ubicada en la zona del barrio Santa Lucía, debido a que era víctima de maltrato por parte de su madrastra. El papá, en tanto, estaba preso.

Ya como participante, Jesús tenía días con comportamientos inestables.

Después de mucho rastrear, y de conocer el verdadero apellido del niño, se ubicó a la madre biológica en la provincia de Santa Cruz. Ella se había separado, abandonando a sus hijos – Jesús y una nena de 12 años que fue dada en adopción- hacía muchos años también por maltrato por parte del padre de los pequeños. Según contó, el papá de Jesús la obligaba a ejercer la prostitución; e incluso la amenazaba con armas de fuego.

La mamá de Jesús se emocionó cuando la contactaron desde el Hogar. Ella había iniciado una nueva vida. En pareja ya había tenido dos hijos más y aunque viajó hasta Posadas para visitarlo, manifestó que no estaba en condiciones actualmente de hacerse cargo del chico.

La esperanza de revincular a Jesús con la mamá parecía haberse desmoronado. Sin embargo, conversando sobre la familia, la mujer habló de sus padres y de la posibilidad que el nene quedara a su cuidado. Entonces desde el Hogar se decidió viajar hasta Colonia Delicia para hablar con los abuelos maternos. Los profesionales trabajaron fuerte en esa nueva posibilidad de revinculación y fortalecimiento familiar, que es el proceso de ampliación en la familia de las habilidades, los recursos y las capacidades de contención, en este caso de Jesús.

 

Difícil decisión

Los abuelos, Alba, de 43 años, y Juan de 55, tienen 11 hijos, 7 mujeres (casadas) y 4 varones (solteros) de 7, 9, 11 y 20 años. Al principio, de ninguna manera querían hacerse cargo del chico, sobre todo por las condiciones económicas. Pero ante los riesgos de que el niño regresara a los peligros de la calle y el hecho de contar con el apoyo, seguimiento y acompañamiento del Hogar de Día, hizo que aceptaran el desafío de llevar a Jesús a vivir con ellos. Fue el inicio de una nueva vida para el chico.

En el marco de las gestiones y el trabajo interinstitucional que se desarrolla desde el Hogar, también se gestionó mediante la doctora Fabiana Bazante, del Ministerio de Desarrollo Social, un beneficio de “madre sustituta” para la abuela. Además, por medio de la articulación con un Centro Integrador Comunitario (CIC) de Puerto Esperanza, se realiza el seguimiento a través del equipo interdisciplinario de “salud mental”. Asimismo, los profesionales de la institución visitan periódicamente a la familia.

Hoy Jesús concurre al primer grado. Con orgullo enseña su cuaderno y cuenta las aventuras que vive cada vez que va de pesca con su abuelo y tíos, que son como sus hermanos ya que con los más chicos se lleva pocos años de diferencia. Su vida en las calles es parte de un pasado que gracias a su voluntad, el de sus abuelos y el del Hogar ya ha comenzado a quedar muy lejos.

 

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