La Hepatitis C es una epidemia en el mundo y en América Latina

La actual prevalencia de la Hepatitis C en América Latina, y la necesidad de crear conciencia sobre este cuadro fueron parte de los temas clave tratados en la sesión educativa titulada “Entendiendo las Complejidades de la Hepatitis C” en el marco del XXIII Congreso de la Asociación Latinoamericana para el Estudio del Hígado (ALEH), presentada por el presidente de ALEH y Director de la Unidad de Investigación de Enfermedades del Hígado de la Fundación Clínica Médica Sur, el Dr. Nahúm Méndez-Sánchez.

La infección crónica con el virus de la hepatitis C (VCH) actualmente afecta a más de 185 millones de personas en todo el mundo[3], y aproximadamente entre tres y cuatro millones de nuevas infecciones ocurren cada año[4]. Tan solo en la región de América Latina y el Caribe, se estima que hay entre 7 y 9 millones de adultos infectados con el virus de la hepatitis C1.

Tal como refirió el Dr. Marcelo Silva, Jefe de Hepatología y Trasplante Hepático del Hospital Universitario Austral, “más del 1 por ciento de la población en la Argentina está afectada por el virus de la hepatitis C. Hablamos entonces de que existen aproximadamente 450.000 personas con hepatitis C crónica asociada a este virus. En el resto de América Latina, se manejan cifras de prevalencia similares, entre el 1 y el 2 por ciento de la población, variando mucho en función de cuál es el área estudiada. El dato más alarmante es que menos del 10 por ciento de los pacientes están diagnosticados, y menos del 1 por ciento está tratado. Por lo tanto, si hablamos de una enfermedad que evoluciona a hepatitis crónica en más del 70 por ciento de los casos, y que posteriormente un 20 por ciento progresa a cirrosis y carcinoma hepático luego de 20-30 años, se explica la epidemia de cáncer hepático y cirrosis que estamos viviendo”.

Asimismo, datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) muestran que la concientización sobre el VHC es de baja prioridad en comparación a los esfuerzos de concientización sobre otros cuadros, ya que solo el 37 por ciento de los países miembros de la OMS tienen un plan nacional para controlar la hepatitis viral[5].

Para combatir el virus, el Dr. Silva señaló la importancia de hacer foco en los cuatro ejes que propone la OMS: “1) Educación a la población general y médica; 2) Posicionar a esta enfermedad silenciosa en el lugar que se merece, 3) Diagnóstico y tratamiento precoces para evitar la progresión a la cirrosis; 4) Evitar la perpetuación del círculo vicioso”.

Durante la sesión educativa, se aprovechó para desmentir algunos de los principales mitos sobre la transmisión del VHC: la hepatitis C no se contagia por estornudar, toser, por la comida o el agua, por compartir comidas o bebidas con alguna persona infectada o a través de un contacto casual tal como abrazarse, saludarse con la mano o agarrarse de las manos con alguien infectado4.

“La falta de concientización y la desinformación sobre el cuadro, combinadas con el estigma social, son los principales retos para controlar la prevalencia de la hepatitis C, especialmente en América Latina”, destacó el Dr. Méndez-Sánchez. “Si tomamos en cuenta que muchos pacientes infectados con el VHC no experimentan síntomas, los exámenes de rutina y la detección temprana son pasos vitales para ayudar a contener el aumento de los casos, y esto se puede hacer con tan solo una prueba de sangre”, agregó.

Al respecto, “la ALEH acaba de publicar en sus guías de práctica clínica que aquellos nacidos entre 1945 y 1965 deben testearse para ver si tienen el virus, independientemente de si pertenecen a grupos de riesgo o no”, destacó el Jefe de Hepatología y Transplante Hepático del Hospital Universitario Austral.

Los tests para detectar la hepatitis C son muy importantes para un diagnóstico temprano, ya que los síntomas de la hepatitis C crónica pueden tardar 30 años en desarrollarse y presentarse6, y para entonces por lo general los síntomas son causados por una enfermedad hepática avanzada[6] . Entre los signos se pueden presentar fatiga, pérdida de apetito, náuseas, vómitos, dolor abdominal, orina oscura, excremento grisáceo y dolor en las articulaciones e ictericia6.

Además de confirmar el diagnóstico, las pruebas de sangre también pueden ser usadas para determinar el genotipo particular del virus de hepatitis C que el paciente tenga, lo cual es muy útil para definir la epidemiología del cuadro y así hacer recomendaciones de tratamientos a seguir.

El XXIII Congreso de la Asociación Latinoamericana para el Estudio del Hígado (ALEH), organizado por la Asociación Latinoamericana para el Estudio del Hígado (ALEH) y por la Asociación Mexicana de Hepatología (AMH), se llevó a cabo en Cancún, Q. Roo, México, del 11 al 13 de septiembre. Allí se reunió un grupo de médicos expertos de toda la región, quienes discutieron los nuevos retos y avances en el estudio de las enfermedades del hígado, y revisaron las directrices para el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades crónicas del hígado más comunes, incluyendo la enfermedad causada por el VHC.

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