Caso Mercol, el juicio: declaró otro médico que asistió a Iván y pidieron que investiguen por falso testimonio a un ex empleado del boliche

La quinta jornada del juicio por la muerte de Iván Mercol (22), ocurrida tras una pelea en el boliche Power en marzo de 2006, volvió a dejar polémica: las partes pidieron que uno de los testigos sea investigado por «falso testimonio». Se trata de un hombre que el día del hecho se desempeñaba como portero en la disco de la avenida Corrientes.

Declararon en total cuatro personas, de las siete que estaban previstas. El debate pasó a un cuarto intermedio hasta el 30 de septiembre.

Por la muerte de Iván son juzgados por el delito de «homicidio preterintencional» Sebastián Ruiz y Diego Cantallops. El tribunal es presidido por el juez Correccional César Raúl Jiménez.

El primero en comparecer fue un médico del sanatorio Boratti, donde se produjo el deceso del joven. Este profesional declaró por pedido de la defensa de Ruiz.

Sergio Tomadín trabajaba en terapia intensiva de la clínica de la avenida Mitre hace ocho años. Fue uno de los que atendió a la víctima y en un documento asentó que el muchacho había recibido un botellazo en la nuca.

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Sergio Tomadín trabajaba en terapia del Boratti cuando sucedió el hecho.

Le preguntaron básicamente sobre ese tema y el facultativo dijo que no tenía certeza de dónde había sacado ese dato.

Para las partes son clave todos los detalles y el del botellazo no es una cuestión menor, si es que existió.

“Estando yo de servicio en terapia intensiva del sanatorio Boratti me avisan que iban a derivar un paciente en estado crítico desde el hospital. Ingresa en muy mal estado general, intubado y con asistencia respiratoria mecánica. Le habían hecho una tomografía. No tenía ningún reflejo neurológico. Era un joven, potencial donante. Entró después de las 9 de la mañana”, detalló.

“¿De dónde le constaba a Usted que había sufrido un botellazo en la cabeza?”, le preguntó el abogado Hugo Zapana (quien asiste a Ruiz). Y el facultativo respondió: “No se lo puedo afirmar con certeza. No recuerdo bien. No estoy seguro si me lo dijo el médico que lo derivó o el personal de traslado”.

El relato de otros dos testigos fue desestimado tanto por la Fiscalía como los defensores, porque coincidieron en que no aportaban datos de relevancia. Lo mismo había pasado el viernes, cuando se desistió de otros tres testimonios, entre ellos el del dueño de Power, Carlos Espínola.

Después de Tomadín lo convocaron a  Miguel Tito Villamayor, ex empleado de Power. El hombre dijo que cerca de las 6 de la mañana del 19 de marzo de 2006 oyó ruido de vidrios rotos en el pasillo que conduce de la pistas de la planta baja de Power a la salida y fue a ver lo que había pesado y entonces se encuentra con su jefa operativa, la oficial Marisa Bueno, quien le ordena que retuviera a un muchacho y que luego lo sacara por otra puerta. Negó haber visto a Mercol herido en un primer momento.

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Miguel Tito Villamayor se vio en apuros por las contradicciones que le remarcaron.

 

“Sentí un estallido de vidrio. Estaba con Ronnie. Sale un chico, arrima la cabeza y me dice que haga algo. Entonces me fui para ayudar.Estaba Marisa Bueno y un grupo de gente. ‘¿Qué pasa?’, le pregunté. Y ella me respondió: ‘Agarralo a aquel’, por un muchacho. Entonces, lo agarro y lo llevo para el fondo. Después Marisa me dice: ‘Sacalo’. Lo hice por la puerta de atrás y el joven se fue caminando”, detalló.

Apenas terminó de dar su versión, le apuntaron una serie de contradicciones. Le dijeron que en la instrucción había dicho que él le avisó a la oficial Bueno que había ocurrido una pelea. Y que en su declaración en el juicio había asegurado que un chico le avisó del incidente en el pasillo y que cuando fue a ver se topó con la jefa de seguridad.

Villamayor, quien actualmente se desempeña como seguridad en la Cámara de Diputados, se defendió diciendo que él había firmado esa declaración sin leerla, deslizando que habían incluido cosas que no dijo.

También varió su testimonial en relación con la descripción de la ropa del muchacho que supuestamente sacó del boliche. Declaró que vestía una camisa celeste, cuando durante la instrucción había hablado de una prenda de otro color.

Por todas estas cuestiones, tanto el abogado Zapana como la fiscal Yolanda Mazal, pidieron que se investigara al testigo por falso testimonio, a lo que el juez Jiménez accedió. Sus declaraciones serán remitidas a la Fiscalía de Instrucción en turno.

Después compareció Elías Carrizo, amigo de Iván, y el policía Rafael Gómez. Ninguno de los dos aportó detalles relevantes.

Tres testigos pegaron el faltazo. El testimonio de una de ellas será introducido por lectura y las partes pidieron que los restantes sean convocados nuevamente. Si no acuden, serán traídos por la fuerza pública.

Una de las que faltó este lunes y cuya presencia se requirió especialmente fue Andrea Cecilia Encina, considerada testigo clave, porque sus dichos serían totalmente contrarios a los de los empleados de seguridad del boliche.

El debate pasó a un cuarto intermedio hasta el 30 de septiembre, por pedido de la fiscal Mazal, quien argumentó razones personales para la solicitud.

 

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