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“Como María, con alegría, sin miedo para servir”

Compartimos la Homilía que Monseñor Juan Rubén Martínez compartirá hoy a partir de las 9 de la mañana en la 35° Peregrinación Juvenil del NEA a Itatí.

Con especial alegría nos encontramos tantos peregrinos en este domingo visitando a nuestra madre de Itatí. Ella como madre nos está recibiendo y abrazando. Tantos peregrinos de todas las edades, pero sobre todo miles y miles de jóvenes venidos de toda la región del Nea son un signo de la fe viva de nuestro pueblo que implora, que pide como piden los pobres, aquello que necesitan, es un pueblo que agradece, que celebra la fe y sabe festejar.

En el peregrinar, en las tantas horas de caminar experimentaron que el llegar a la meta es exigente. No importa tanto si pudieron llegar caminando todo el tramo o una parte. Lo importante es que llegamos a la casa de nuestra Madre y estamos con ella para compartir nuestra fe en Cristo su Hijo. Compartirla como familia, como hermanos, como Pueblo de Dios del Nordeste que por siglos la siente como nuestra dulce madre de Itatí.

En esta peregrinación que es especialmente de los jóvenes quiero reflexionar sobre el lema elegido: “Con María, con alegría, sin miedo para servir”.

1)            Primero quiero que reflexionemos sobre la alegría que produce el encuentro con Jesús. María nos enseña sobre este encuentro con el Señor de una manera plena. Ella era una joven hija de Dios y sin entender totalmente el anuncio del ángel que iba a ser madre de Dios, le responde que se haga en ella según su voluntad. Es el sí de María al proyecto de Dios. El texto de san Lucas manifiesta el gozo de su maternidad en el Magníficat: “Mi alma canta la grandeza del Señor, mi espíritu se alegra en Dios mi salvador”.

Nosotros también hoy tenemos que preguntarnos si estamos contentos de ser cristianos. ¿Cómo fue nuestro encuentro con Él, con Jesús? El Señor quiere estar vivo y presente en nuestros corazones. Nos dice Aparecida que ser cristianos no es un peso, sino lo mejor que nos pasó en la vida. El sí de  María, nos invita a que reflexionemos si nuestra fe en Cristo, el Señor, es una rutina, algo que repetimos, o bien, Él es Alguien para nosotros, y si estamos dispuestos a escucharlo. Cuando nos encontramos con Él, entendemos que Dios no es el cosmos, no es un concepto, sino que Dios es un Padre que como al hijo pródigo nos espera siempre con un abrazo, un beso y una fiesta.

2)            En segundo lugar quiero que reflexionemos que si nos encontramos con Él tenemos que “asumir el camino, el discipulado pascual del compromiso”.

Ese encuentro con Jesús donde experimentamos el amor que Dios nos tiene, nos abre a la escucha del camino que Él nos propone. ¿Quiénes son los que escuchan? Él nos enseña que sólo los humildes entienden este código del Reino, este camino. Por eso nos dice en la primera Bienaventuranza de San Mateo: “felices los pobres de espíritu porque de ellos es el Reino de los cielos”. (Mt 5, 3)

María fue discípula del proyecto de Dios y le dijo que sí. Hoy tenemos que preguntarnos. ¿Queremos ser discípulos y discípulas del Señor?

Este camino, no nos engañemos, no es fácil, es exigente. Van a venir muchos falsos predicadores en esta época tan mercantil, y nos van a proponer una fe light, consumista. “Vení que no vas a sufrir más”. “Con unos milagritos tendrás bienestar y todo será fácil”. Cuando todo es tan fácil desconfíen, esa no es la fe de Jesucristo, su camino. El Señor nos dice, si querés seguirme, tomá la cruz de cada día y seguime. Nos dice que ser cristiano es exigente. Que no podemos ser verdaderamente felices si no asumimos la Pascua, morir para vivir, el amar bien, el dar la vida. No es fácil este camino. El perdonar, poner la otra mejilla, el amar no teniendo como objeto de consumo al otro para usarlo. Es exigente el amar a otro con respeto, buscando su bien. El amar es dar la vida. Hoy muchos creen que todo se compra y se vende. Y todos y sobre todo los jóvenes deben tener la libertad de oponerse a todo lo que está mal. Salir del “masomenismo”. ¿Rezás?, más o menos. ¿Sos honesto?, más o menos. ¿Sos solidario?, más o menos, y así estamos viviendo una chatura que nos va enfermando como sociedad. Si somos cristianos comprometidos podremos aportar valores como el compromiso por la vida, la justicia, la libertad, la familia, la honestidad… No tenemos miedo al compromiso, a este camino porque confiamos, como María en Dios.

 

3)            Siguiendo con el lema de la peregrinación en tercer lugar podemos decir que deberemos “servir como testigos del amor”.

Queridos jóvenes somos parte de esta familia que es la Iglesia por nuestro bautismo. La razón de ser de la Iglesia es evangelizar, y también humanizar nuestro tiempo. Esta fue siempre su misión, pero por la gracia de Dios en este tiempo nuestro Papa Francisco nos invita a salir, a servir, a ser testigos del amor y que lleguemos a todos, pero especialmente a tanta gente excluida, así como a tantos jóvenes, con la alegría de la Buena Noticia del Reino de Dios.

Nuestra misión es que “lleguemos a todos cuantos yacen al borde del camino, pidiendo limosna y compasión. La alegría del discípulo es antídoto frente a un mundo atemorizado por el futuro y agobiado por la violencia y el odio”. (Aparecida 29)

Puede ser testigo del amor quien cree en el amor y experimentó que “Dios es amor”. Por eso decimos que aquellos que creen en el amor tienen esperanza.

Queridos hermanos y hermanas. Queridos jóvenes, estamos en la casa de nuestra Madre de Itatí, la Eucaristía, la Misa es una acción de gracias. Queremos agradecer a María nuestra madre y pedir que siempre nos siga acompañando. Que María siga con la misión que le encomendó su Hijo al pie de la cruz cuando le pidió por Juan y por todos nosotros: “ahí tienes a tu hijo”. Nosotros como Juan en el Evangelio te tendremos siempre como nuestra madre.

 

Juan Rubén Martínez.

Obispo de Posadas.

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