Pas de deux

Valentina Kozlova fue entrenada por la escuela rusa del Ballet Bolshoi, donde llegó a ser primera bailarina y encabezó los principales papeles de los clásicos de la danza. En plena guerra fría, se mudó a Estados Unidos y fue figura de Broadway y del Ballet de Nueva York. Hoy es una de las maestras más renombradas de la danza y su escuela internacional organiza uno de los concursos más exigentes y prestigiosos del mundo. Durante cuatro días, la selección se hizo aquí, en Misiones. La artista les tomó exámenes a 40 solistas de entre doce y 26 años, no sólo de Misiones, sino de varias provincias argentinas, Brasil y Paraguay, con la posibilidad de ganarse becas a varias escuelas o el premio mayor de Nueva York.
Conocedora de los principales escenarios del mundo y de la competitiva y difícil carrera dentro de la danza, Kozlova se mostró sorprendida con la naturaleza del Centro del Conocimiento y del ballet armado por Laura De Aira. “Me encantaría que haya este tipo de instituciones en Nueva York, ya que allí las instituciones similares son privadas”, elogió.
¿Qué posibilidades habría hace algunos años de que un joven misionero llegue a uno de los principales escenarios del mundo? Mínimas, por no decir ninguna. Hoy vienen a buscarlos.
El soporte del Estado y el impulso de una obsesiva de la danza como De Aira, han puesto a Misiones en un inesperado mapa cultural que trasciende la región. Al cierre de esta columna ya había un ganador de la beca para perfeccionarse en la escuela de Kozlova. Un chico de 14 años formado en la escuela misionera, pero que viene de la otra orilla del río Paraná. Apodado el “Ángel de la Danza”, dará un gran salto, pero su objetivo es bailar en el ballet del Centro del Conocimiento. Es uno de tantos que viene a formarse aquí gracias a un convenio firmado con Itapúa. Otros, trajeron sus sueños desde Brasil, como Beatriz Boos, una adolescente llegada desde Blumenau.
Para algunos, sin embargo, el Centro del Conocimiento, “es inaccesible para los vecinos del interior y los propios posadeños por su ubicación”. Para otros, es un escenario elitista. El concepto de lejos, en algunos casos, debe revisarse.
Kozlova apreció el carácter público del ballet. Sin el soporte del Estado, sería imposible contar con una escuela de danzas de este tipo, que atraiga a aspirantes de toda la región y que gane su espacio entre los principales teatros del mundo.
Es Kozlova, quien enseña en la meca del capitalismo, la que elogia el financiamiento estatal. Aquí, la discusión es que el Estado gasta mucho y que, hay urgencias mayores que un ballet, excusa siempre a mano para quienes quizás nunca se animen a nada.
Es, en definitiva, una cuestión mucho más de fondo, que tiene que ver con el rol del Estado. Es el debate actualizado del “andá a lavar los platos” de Cavallo a los científicos o el «mucho despilfarro» que significa para Mauricio Macri la inversión del Gobierno nacional en el satélite Arsat 1 que será lanzado al espacio.
Hay quienes consideran que el Estado debe cumplir un rol secundario, de espectador, neutro o cómplice. Por eso es que escandaliza tanto la modernización de la Ley de Abastecimiento o las leyes de defensa del consumidor. Son los que sobreactúan en defensa de superganancias de capitales concentrados que forman precios y manejan a su antojo los mercados.
La ley de Abastecimiento no es nueva, exclusiva de la Argentina, ni se hizo más severa. Apunta exclusivamente a los sectores concentrados que influyen sin atenuantes en la fijación de precios.
En Argentina seis firmas controlan el mercado de alimentos y bebidas: son Coca-Cola, Danone, Grupo Arcor, Molinos, Ledesma Mondelez (ex Kraft), Bagley Latinoamerica y Molinos Río de la Plata, de la familia Pérez Companc. Fijan los precios desde las gaseosas, galletitas, azúcar, panes y hasta la yerba mate, aunque ninguna tenga vinculación directa con un productor o un tarefero.
La ley de Abastecimiento no ataca la actividad económica, porque excluye de su órbita a Pequeñas y Medianas Empresas porque estas empresas no operan en volúmenes suficientes como para generar distorsiones en el mercado ni pueden abusar de una posición dominante.
Un análisis del economista Ernesto Mattos, integrante del Centro de Investigación y Gestión de la Economía Solidaria (CIGES) y docente-investigador de la UBA, traza un mapa de la industria alimenticia a nivel internacional y doméstico: la torta apenas se divide en diez porciones en el mundo y apenas seis en la Argentina.
Junto con la concentración de las productoras de alimentos se produjo una concentración de las distribuidoras: las grandes cadenas comerciales pasaron de 71 a 66 en todo el país en entre 2007 y 2012. “Los supermercados acuerdan los pagos con los proveedores a 30 o 60 días pero aumentaban todas las semanas a los consumidores. Entonces en esa diferencia de tiempo ellos modificaban los precios”, indicó Mattos. Si lo sabrán los productores yerbateros que penan para conseguir un aumento de la hoja verde cuando en las góndolas los precios están por las nubes.
El diputado nacional Alex Ziegler, presidente de la comisión de Comercio de la Cámara baja, defendió las leyes de Regulación de las Relaciones de Producción y Consumo y de Defensa del Consumidor con un argumento local: la yerba mate. “En nuestra provincia, como en muchas otras, a partir de los procesos de desregulación como paso con la yerba mate, con la junta nacional de granos, y carnes, hoy los productores, industriales están atrapados en dos situaciones imperfectas de mercado, por un lado los monopolios y por otro lado los oligopolios que van a ofrecer los insumos a costos fijados a criterios propios”, explicó.
Finalmente acotó que “frente al alto grado de injusticia que hay en la distribución, hoy esta ley nos permite tener herramientas desde el Estado, no para garantizar intervencionismo, sino para garantizar equidad, justicia y componer organizaciones productores de estados municipales, provinciales y nacionales para discutir los procesos de desarrollo”.
Sin embargo, todo el arco político opositor –con contadas excepciones- votó en contra del paquete de leyes y a favor de las grandes empresas.
Es verdad que una ley no solucionará urgencias como la inflación pero lo es también que obviar a los actores económicos como responsables de la suba de precios, es no contar todo el problema.
El Gobierno sabe que esas leyes no pondrán fin a la suba de precios ni a la escasez de dólares. Son apenas herramientas. Pero su aprobación significa la ratificación del poder político en un momento muy especial. La presidenta Cristina Fernández comienza el tiempo de retirada. Arriar banderas ahora significaría sencillamente entregar, sino el sillón, el poder anticipadamente, con eventuales consecuencias nefastas para los avances logrados.
Es una muestra de poder que se hace necesaria ante propios y extraños. El kirchnerismo ratificó que tiene la suficiencia para imponer la agenda cuando la oposición y los grandes actores económicos reclaman una “rectificación” del rumbo. El mensaje interno lo dio Máximo, cuan encabezó el acto de la Cámpora en el estadio de Argentinos Juniors. El poder se ejerce hasta el último día, sintetizó. No hay elementos para esperar un cambio de rumbo a tan poco del final institucional, que no necesariamente tiene que ser político.
Hasta el “detestado” Fondo Monetario Internacional admitió que el crecimiento económico es innegable pese a la heterodoxia del rumbo. Reconoció que es uno de los tres países con mayor crecimiento y en un ranking de más de 93 países, los especialistas demostraron que el crecimiento económico que experimentó el país fue “de alta calidad”, que entre otras cosas permitió mejorar las condiciones de vida de sus habitantes, no solo en un sentido económico, sino también en lo que respecta al acceso a la salud y a la educación.
Todos los avances, sin embargo, corren peligro no por un candidato, sino por el rumbo que tome. No importa quien gane las elecciones, sino qué se proponga hacer con elementos clave como la deuda, la inclusión desde el Estado y el financiamiento. Lo que está en juego es quien maneja el país. El poder político o las corporaciones económicas.
No es casual que candidatos como Sergio Massa prometan derogar las leyes que amenazan la alta rentabilidad de los grupos concentrados. No es inocente que Mauricio Macri vuelva sobre sus pasos y diga que sostendrá “logros” como la Asignación Universal por Hijo o la inversión en Ciencia y Tecnología, cuando antes despreciaba a ambas. Lo que no dice Macri y esconde Massa es que sostener esas políticas es inviable con un Estado débil y sin recursos. Ambos expresan otra forma de ver el rol del Estado.
El radicalismo ideológicamente está más cerca de Massa y Macri y vota en consecuencia, pese a que padeció los embates de los “mercados” que ahora defienden con ahínco. Los dos últimos gobiernos de la UCR terminaron anticipadamente en fracaso por corridas cambiarias, hiperinflación y desempleo.
“La defensa del consumidor debe basarse principalmente en la defensa de la competencia, alentando la mayor concurrencia en los mercados e interviniendo eficazmente allí donde se manifiesten fallas. En tal sentido, la actual iniciativa afecta seriamente la actividad comercial y el funcionamiento del mercado de una manera eficiente y competitiva. Además, esta situación no solo afectaría al empresariado local, sino que desalentaría las futuras inversiones de capitales extranjeros”, definió Luis Pastori, quien, como Hermes Binner, confía en la generosidad de la mano invisible para derramar riqueza para todos. Por su profesión, el candidato a vicegobernador del radicalismo no desconoce que no hay competencia donde hay concentración y que la misma concentración impide el surgimiento de nuevos actores económicos.
Afortunadamente el desprecio por el rol de la política en la economía no es absoluto. Al mismo tiempo que Pastori sostiene como modelo un “libremercado”, otros dirigentes radicales pretenden fortalecer el rol del Estado ante los mismos abusos del poder económico. El diputado Hugo Escalada presentó un ambicioso proyecto de reforma constitucional en el que se anima a cuestionar el derecho de la propiedad privada -pilar del sistema- cuando se detecten daños ambientales o trabajo esclavo. La iniciativa regula la potestad de expropiación sin indemnización cuando se comprueben estos delitos. Misiones sabe bien de ambas ofensas al ambiente y al trabajador rural.
“No se concibe que en pleno siglo XXI exista trabajo esclavo y explotación infantil, violatorios de los derechos humanos en plena democracia, cuándo se intenta desde distintos organismos un desarrollo social igualitario, humanizando las economías y tratando de desterrar ideales económicos-sociales neoliberal de explotación del hombre por el hombre”, indicó el legislador.
“Al parecer violar la Constitución Nacional, Códigos Penales, no basta para erradicar prácticas de señores feudales, corporaciones, ex gobernadores, empresarios inescrupulosos. Seguramente expropiándole el bien dónde se sitúa el hecho, sin indemnización, revertirá las drásticas estadísticas de explotaciones y contaminación. Necesitamos reformar las Constituciones, a mí me toca como diputado provincial propender a cambios sustanciales en artículos de nuestra carta magna adaptándolas a tiempos modernos, a nuestros legisladores nacionales la reforma del Artículo 17 de la Constitución Nacional”, indicó Escalada.
No es una simple contradicción. Se trata de dos corrientes de pensamiento que fluyen en paralelo, aunque en las dudosas internas, partidarias el diputado nacional se haya impuesto como candidato. Escalada no tiene empacho en reconocer que una de las banderas que hay que destacar del Gobierno es la recuperación del rol de la política.
El paralelismo entre el Gobierno nacional y provincial se manifiesta en un elemento central: el presupuesto. La ley de Leyes es la que refleja la orientación del Estado y son coincidentes el fomento a las actividades productivas, las políticas de inclusión y la apuesta a la educación. Todas están entrelazadas por un punto en común, que es la necesidad de contar con un Estado fuerte para que sean sostenidas en el tiempo y muestren resultados en el mediano plazo. Los efectos de la crisis neoliberal todavía se sienten desde el fin de siglo pasado y la Argentina pudo surfear las olas de la crisis global de 2009 gracias al rol activo del Estado. Las medidas en este último tramo de Gobierno van en el mismo sentido para incentivar el consumo y motorizar la economía en sectores clave como la construcción. En Misiones, por ejemplo, los créditos para la construcción o compra de viviendas financiados por la Anses, permitieron que 1.249 familias pongan en marcha el sueño de la vivienda propia con una inversión de 346 millones de pesos. La banca privada está lejos de otorgar ese nivel de préstamos para la construcción y entonces, es el sector público el que sale en auxilio.
El retroceso del Estado que prometen los aspirantes nacionales encuentra eco en Misiones con el respaldo a comerciantes que eternamente piden pagar menos impuestos. Ahora la polémica está centrada en los controles de la mercadería que ingresa a la provincia, donde Rentas cobra un anticipo a cuenta de Ingresos Brutos. Los comerciantes aseguran que eso les eleva los costos. La realidad es mucho más intrincada. Los que deben pagar son operadores de otras provincias que antes se llevaban el dinero casi sin declarar y, generando un flujo de economía informal dentro de la provincia. Ahora, que deben exteriorizar todo lo que ingresan, obligan a los locales a vender también en blanco. He aquí el problema central. Diputados opositores, en cambio, pretenden que se de marcha atrás con una herramienta fiscal que es fundamental para el sostenimiento de otras múltiples políticas para el desarrollo.
El gobernador Maurice Closs definió el concepto del Estado como “gran ordenador”. Cualquier retroceso no afectará a este o el próximo gobierno, sino que tendrá un impacto directo en la vida de millones de argentinos cuya suerte, durante toda su vida, dependió de la mano invisible que ahora muchos dicen defender. La historia permite apreciar que no fue muy generosa con la gran mayoría.

LA REGION

NACIONALES

INTERNACIONALES

ULTIMAS NOTICIAS

Newsletter

Columnas