Un camino en reversa

La propuesta de establecer un marco jurídico legal a nivel global para los procesos de reestructuración de deuda soberana en el seno de las Naciones Unidas fue aprobada con el voto de 124 naciones, mientras que sólo 11 lo hicieron en contra y 41 naciones se abstuvieron de emitir opinión. Se trata de la demostración cabal de que los ejes del mundo están cambiando y aparecen nuevos actores como Rusia, China o el propio Brasil, que ya no se dejan seducir por los mandatos de la política exterior de Estados Unidos que se imponían sin demasiada discusión. Europa, que atraviesa una feroz crisis con consecuencias sociales dolorosas, votó dividida, lo que demuestra que el rol de hermano mayor de Alemania está comenzando a ser discutido.

 

La propuesta de reforma fue elaborada por Argentina y el G77+China. Argentina, la ley de Pago Soberano fue rechazada por más votos. La UCR, el Frente Renovador, el FAP, el Pro, Unión por Córdoba, el Frente de Izquierda, Suma+UNEN y los puntanos de Compromiso Federal reunieron 99 votos en Diputados y otros 27 en el Senado. Aspirantes a conducir el país no solo no acompañaron la iniciativa, sino que, como Sergio Massa, despreciaron el debate o la posibilidad de dar a conocer «propuestas alternativas». El intendente de Tigre pasó las horas de votación en actos de campaña y llegó al Congreso pasada la medianoche, donde, en lugar de asistir al debate, eligió hablar con los periodistas. «Seguí el debate por computadora», se excusó el diputado virtual, uno de los que acumula más ausencias.

 

En este caso, llamó la atención su inasistencia porque había insistido en que tenía un proyecto alternativo para salir del conflicto con los fondos Buitre. Pero después de tanta expectativa, el proyecto que se conoció se resume en «liberar» al Estado argentino para que después del 1 de enero, pueda ofrecer a los buitres mejores condiciones de pago que las que aceptaron quienes entraron a los canjes de 2005 y 2010. Algo que claramente el Gobierno no está dispuesto a aceptar y que, es de estricta justicia para con los acreedores que confiaron en el país.

 

El mundo acompaña la posición de Argentina porque entiende que el conflicto con los fondos Buitre y la injerencia del juez municipal Tomas Griesa afectan a todo el sistema financiero global y ponen en peligro las economías de muchos países en crisis.

 

La declaración, por si misma, no cambia el estado de situación, pero confirma que el sistema está en crisis. Revela y que muchos países no están dispuestos a seguir resignándose al mandato financiero o por lo menos, exigen algún mecanismo de control que no los someta al chantaje de unos multimillonarios. Tal vez en términos prácticos la resolución no implique un cambio radical o en el corto plazo, pero el triunfo de la diplomacia argentina -esta que está aislada del mundo- es que la idea haya germinado. Puede que no sea ahora, puede que no sea mañana, pero mucho más temprano que tarde, habrá una postura global contra las especulaciones financieras.

 

En el país, la oposición piensa que sortear el conflicto con los Buitres conviene al Gobierno y no al país. Esa mirada corta no es únicamente electoral.
Realmente quienes integran la oposición quieren satisfacer la angurria financiera aunque eso signifique retroceder en uno de los principales avances de los últimos años, que fue el desendeudamiento.
No hay otra forma de explicarlo. Quienes dicen tener otras ideas, no cuentan que la única posibilidad subyacente sea volver al endeudamiento como método para «insertarse en el mundo».
Cuando prometen bajar impuestos y retenciones, quieren decir que el Estado se financiará con deudas, aunque ese sea el camino más corto para volver a la ruina de la que recién se está saliendo. “Si queda un agujero, se puede financiar con endeudamiento”, se sinceró el economista estrella del Pro, Federico Sturzenegger, uno de los creadores del Megacanje junto a Domingo Cavallo por el país sufrió un perjuicio valuado en 55.000 millones de dólares.

 

Su jefe, Mauricio Macri lanzó la idea de eliminar las retenciones a la Soja y de paso, en Misiones, donde por primera vez anduvo de campaña sin su amigo Ramón Puerta, ahora candidato de Massa, ofreció lo mismo para todas las economías regionales. La coparticipación de las retenciones a la soja le significó a Misiones 360.599.449 pesos hasta agosto, de los que el 30 por ciento fue directamente a los municipios para financiar obras. Para que unos pocos patrones sojeros maximicen sus ganancias, los recursos que llegan a los municipios se esfumarían.

 

El impuesto a las Ganancias, también promete eliminar Macri, para que lo paguen únicamente los empresarios. El intendente porteño no dice lo que su economista, sino que el Estado se va a financiar con una mayor actividad económica. Pero si no hay ganancias y no hay aportes, es difícil que eso sea una realidad. Por contrapartida, es volver a someter al Estado a la presión de la deuda para su funcionamiento, que, por lógica, será mucho más acotado. Si no hay recursos, poco se puede hacer. “Los numeros tienen que cerrar con la gente adentro, no con la gente afuera, eso lo hace cualquiera”, expuso Máximo Kirchner, el silencioso heredero de Néstor y Cristina en el acto que La Cámpora organizó para homenajear al ex presidente. Despreciada, la agrupación kirchnerista mostró ayer todo su potencial con miles de jóvenes reunidos bajo la consigna Irreversible. La agrupación no podrá ser ignorada en el juego político 2015.

 

 

La reinserción el mundo que reclaman desde la oposición contrasta con el respaldo recibido por 124 países kirchneristas que integran la ONU entre los que se encuentran economías como Rusia y China.
Resulta paradójico exigir «reinsertarse» al mundo financiero cuando esta Argentina fue la que más cumplió en los pagos. Canceló deuda con el FMI, acordó con el club de París y le paga religiosamente a los acreedores que reestructuraron la deuda.

 

El proyecto del Poder Ejecutivo para cambiar la sede de pago de la deuda para los bonistas que ingresaron en los canjes de 2005 y 2010, y remover al Bank of New York Mellon (BoNY) como agente fiduciario, tiene que ver justamente con la voluntad de seguir pagando. Pero la estrategia oficial no tiene al endeudamiento que se recomienda como opción. Argentina no dice que no va a pagar, sino que no va a aceptar las condiciones usurarias con las que traban cualquier negociación.
Eso es lo que molesta y eso es lo que genera tanto ruido con buitres, jueces y candidatos. Por eso, la apuesta fuerte es al fracaso de un nuevo acuerdo con los bonistas reestructurados y que el Gobierno siga penando con Griesa en el último tramo del mandato de Cristina.
Con la Presidenta enfocada en resolver la deuda y los conflictos cotidianos de la economía, el oficialismo pierde tiempo en una carrera en la que ya todos largaron hace tiempo. No es casual que el sindicalista massista Luis Barrionuevo amenace con un estallido social en diciembre. Es historia conocida, pero no por ello menos posible, aunque las condiciones sociales y económicas lejos estén de ser explosivas.

 

Si se mira más profundo que los titulares de los diarios, más allá de la disputa retórica entre la Presidenta y los grandes empresarios, las principales medidas tomadas por el Gobierno apuntan a alimentar el consumo, a sostenerlo, a fortalecer la industria. Doce cuotas, importación de autopartes, planes de compra como el Procrear o el Procreauto.

 

En el acuerdo sellado en las últimas horas, las automotrices contarán con cien millones de dólares por mes para importar partes y piezas y se comprometerán a acelerar la entrega de los autos para el Pro.Cre.Auto y a no suspender ni despedir trabajadores. De este modo, se podría alcanzar la cifra de 700 mil unidades vendidas en el año. Las motos de “Precios Cuidados” también se podrán comprar en 12 cuotas sin interés.
Pragmatismo, pero con una visión global que no conforma al establishment empresarial, tradicional en eso de defender su porcentaje de ganancias.

 

 

Por Misiones ya pasaron casi todos los aspirantes presidenciales. Faltan los del radicalismo y el socialismo, pero nadie sabe quien será. Vinieron Florencio Randazzo y Daniel Scioli, con más ganas de escuchar que de decir. Pasaron raudos Lilita Carrió, Mauricio Macri, con avanzadas de su equipo y José Manuel De la Sota, quien todavía no definió si se postula, pero “recorre el país para aprender”.
Si algo queda claro en el entramado opositor es que casi cualquier opción queda bien siempre que termine en la ruptura del modelo actual. Pero es la única coincidencia.
Los une el espanto que incluye la percepción de que el kirchnerismo no está en retirada. Todavía tiene poder de fuego para imponer la agenda, pero peor aún, las encuestas revelan que la Presidenta cosecha una alta adhesión, aun cuando no puede presentarse. Pero es probable que su respaldo empuje a cualquier candidato del oficialismo.
Por eso son tan necesarios los festejos apurados en elecciones que muy forzosamente pueden marcar alguna tendencia. Lo intentó Massa con el triunfo de su candidato en La Banda, en Santiago del Estero. Ganó el candidato del Frente Renovador, es cierto y así titularon todos. Pero en realidad, triunfó en un municipio, mientras que el Frente Cívico, aliado al Gobierno nacional, retuvo 24 de 26 intendencias, incluida la capital.

 

Por su parte, Macri celebró el primer “experimento exitoso” en Marcos Juarez, en Córdoba, donde se unió con el radicalismo para alzarse con una intendencia en un pueblo de 22 mil habitantes. Lo que no dijo, y que contó De la Sota en Posadas, fue que logró imponerse porque el peronismo y el frente vecinal que siempre iban unidos, esta vez no pudieron. En conjunto sacaron el 54 por ciento de los votos. El ganador sacó menos del 35.
“Un poquito de prudencia para proyectar los resultados electorales de Marcos Juárez al país, no vendría nada mal…”, deslizó el analista cordobés Mario Riorda después de escuchar la catarata de premoniciones sobre el tsunami macrista.
De la Sota no se mostró preocupado por la alianza PRO-UCR que debutó en su provincia y podría repetirse en otros distritos. «Fue un hecho aislado, a veces en pago chico las cosas se ponen duras», indicó. «No es lo mismo unirse que amontonarse», advirtió el cordobés, quien no reniega de un acercamiento con Massa, pero descartó ir por dentro del Frente para la Victoria.

 

En última instancia, una alianza entre el PRO y el radicalismo -su presidente Ernesto Sanz alabó la posibilidad de una alianza nacional-, terminará beneficiando al Gobierno y acotando el despliegue de Massa, que hasta ahora iba cosechando las adhesiones de muchos deseosos de llegar, aunque sea resignando ambiciones.

 

Conocedor de Brasil por su pasado como embajador, De la Sota coincidió con el misionero Maurice Closs en la necesidad de prestarle atención al proceso político en ese país, que en menos de un mes decide la continuidad de Dilma o el cambio de presidente.
Closs advirtió que un cambio de rumbo puede tener un impacto muy negativo en la Argentina por un probable retroceso del MERCOSUR. Aun con sus vaivenes, el bloque cobró fuerza con Lula y Kirchner primero y Dilma y Cristina después. Sin Cristina y sin Dilma, el liderazgo podría tambalear.
Los rivales de la sucesora de Lula miran hacia Estados Unidos y Europa. Marina es la preferida del norte y Aecio desprecia el MERCOSUR al que pretende imponerle un rumbo atado al liberalismo. “¿Vieron a Marina hablar del Mercosur?, preguntó Closs. “Ni una palabra. De Aecio Neves sabemos que tiene una visión contraria», analizó.
Marina Silva es la candidata del Partido Socialista Brasileño, con ideas similares a las de Hermes Binner, quien confía en la mano invisible del mercado. En su programa de Gobierno, sus pares brasileños ncuestiona la política exterior del Partido de los Trabajadores de Lula y Dilma por “ideologizada” y “partidizada”, emulando el lenguaje despectivo empleado por banqueros y diplomáticos tradicionales. Politizada es, se entiende,
Marina encarna la anulación del progreso logrado en estos 12 años, asegura el diplomático brasileño Pinheiro Guimaraes. Marina no tiene cuadros propios, está rodeada de «tucanos», como apodan a los economistas neoliberales en Brasil. “Además ella ha demostrado estar dispuesta a desmontar el Estado, reduciéndole su autonomía internacional, y de realizar una apertura neoliberal del MERCOSUR”. Aécio Neves era el preferido de Washington hasta que comenzó a caer en las encuestas, agrega.
No mirar al vecino es menospreciar el impacto en la Argentina. Será el Gobierno el primero en sufrir consecuencias de una derrota de Dilma, pero después, será la economía del país si el grande de Latinoamérica decide cortarse solo en acuerdos directos con Estados Unidos o la Unión Europea. En la frontera, donde la integración va más allá de las decisiones del Palacio San Martín o el de Planalto, las derivaciones de un MERCOSUR aún más devaluado, pueden ser críticas.
En Misiones el año electoral comienza también a levantar temperatura. A falta de programas, la oposición utiliza el cuestionamiento permanente a cualquier iniciativa actual, pasada o futura del Gobierno. El debate por el presupuesto es un caldo de cultivo para cualquier interpretación, como la que dispararon diputados a pesar de una evidente contradicción entre sus discursos y lo que dice la Constitución o la ley.

 

“El Gobierno recorta recursos a la Justicia”, tituló un diputado en busca de elevar el perfil. La realidad es que el presupuesto judicial lo elabora por Constitución el propio Poder Judicial y el Ejecutivo no puede tocar una coma. La realidad es que crece en sintonía con el presupuesto general -36 por ciento contra 39- y la realidad es que se proyectan nuevos juzgados, cargos para cubrirlos y acuerdos salariales que en definitiva son recursos que aporta el Ejecutivo. A tono con el discurso tremendista, como último argumento, el legislador sostuvo que la inflación prevista en 2015 será del 40 por ciento. Aunque no quiso confesar la fuente de información, ningún organismo fiscal provincial o federal tiene una proyección tan pesimista.
Más allá de las batallas diarias, el Gobierno pretende imprimirle acción al último tramo de la gestión antes de arrancar el año electoral. En esa línea se inscribe la designación de Sergio Dobrusin como ministro de Turismo y otros cambios que se están analizando.

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