Durante las siete horas que declaró, Nano Knack revivió el horror que sufrió su familia

Contó lo que le dijeron sus padres antes de perder el conocimiento. También las charlas que tuvo con Cristian, su hermano. “Sufrimos los que quedamos en la tierra, con tanta maldad desparramada. Ellos están felices en un lugar donde el dolor ya no los alcanzará”, sostuvo. Negó que haya sido amenazado.

Carlos “Nano” Knack (20), el único integrante de la familia de madereros masacrada el 25 de mayo último en Panambí, declaró este lunes en el juzgado de Instrucción Uno de Oberá. Fue una recorrida larguísima por recuerdos muy dolorosos. El joven aportó detalles de lo que sucedió ese día y de las charlas que tuvo con su hermano Cristian (25), el último de sus cuatro familiares que perdieron la vida como consecuencia del brutal asalto que conmovió a la provincia.
En una charla en exclusiva con Misiones Online, el joven contó que su testimonial se extendió entre las 8 hasta las 15 y que la Justicia todavía no lo autorizó a que disponga de su casa, que fue el escenario del bestial atraco. De momento, el muchacho sigue residiendo en la vivienda de familiares.
Nano dijo que la fuerza que tiene para sobrellevar la pérdida de sus hermanos Cristian y Bianca (12) y de sus padres Oscar Carlos (43) y Graciela (42) la recibe de Dios. “Sufrimos los que quedamos en la tierra, con tanta maldad desparramada. Ellos están felices en un lugar donde el dolor ya no los alcanzará”, sostuvo.
Fue la propia magistrada Alba Kunzmann de Gauchat quien encabezó el trámite. “Me preguntaron cómo me enteré ese día de lo que había sucedido. Les dije que yo había salido un rato antes hacia la casa de mi novia. Y que una vecina, la primera en socorrer a mi padre, que había ido hasta esa vivienda a pedir ayuda, fue quien me buscó y contactó. Como no tenía mi celular, llamó el teléfono de mi suegra, quien me pasó la llamada. Ahí volví a casa y me encontré con ese panorama”, detalló Carlos.
“Le dije a la jueza que yo hablé con mis padres. Papá habló poco. Camino a Oberá, mientras lo estaban trasladando, dejó de hablar, porque le faltaba el aire. Creo que hasta le pusieron alcohol en la boca, porque tenía hasta la lengua quemada. Mamá pudo decir más cosas. Por ejemplo, recordó que los habían rociado con alcohol para prenderles fuego”, evocó el joven, quien negó que haya sido amenazado.
“Mis papás y mi hermanita Bianca cerraron los ojos ese día y no volvieron a abrirlos. Con Cristian sí pude volver a hablar. Fueron charlas en las que me contó lo que había sucedido, pero con menos detalles de lo que luego declaró ante los policías. Creo que él hizo el máximo aporte que podía. Porque después empezó desmejorar y desmejorar, hasta que finalmente partió”, indicó Nano.
Cristian, unos días antes de morir, contó que el día del hecho había traído desde Corrientes 300 mil pesos por una carga de madera que había vendido la familia. También que cerca de las 19.30 del 25 de mayo, cinco ladrones encapuchados irrumpieron en la vivienda del kilómetro 7 de la ruta provincial 5 y agredieron salvajemente a sus padres, a él y a su hermana. Exigieron el dinero, porque sabían que había una suma importante en la casa. El joven relató que a él y a su padre los golpearon mucho. Y que Oscar Carlos llegó a sacarle la capucha a uno de los criminales y entonces él lo reconoció. Dijo que era Pablo Julio Paz (51), un ex prefecturiano que solía comprarles machimbre, hasta que tuvo un altercado con su papá, porque habría hecho comentarios impropios a su madre Graciela.
Cristian reconoció a Paz. También declaró que la banda había llevado mucho alcohol y que para él había ido con la intención de asesinar a toda la familia. Finalmente detalló que los criminales los rociaron con el líquido les prendieron fuego vivos.
En su testimonial, Nano aportó los detalles de las charlas que tuvo con su hermano. Y fue tajante a la hora de responder cuando le preguntaron si conoce a alguno de los detenidos: “Por nombre no, tal vez si los veo. Aparte si tenían intención de hacer lo que hicieron, probablemente no hayan dado sus verdaderas identidades”.
“También aclaré que mi familia siempre vivió del fruto de su trabajo. Que nunca anduvo en nada raro, que todas esas cosas que se dicen por ahí en algunos medios son falsas. También es mentira que me hayan amenazado”, añadió.
Por último, Nano contó que todavía no le dieron autorización para que disponga de su casa. “Todavía tengo que esperar. Le dije a la jueza que no tiene sentido eso. Que no es justo que tenga que vivir de prestado teniendo mi domicilio. Yo estaba construyendo mi casa, pero quedó a medio hacer. Por eso seguía viviendo con mis padres. La casa de la familia está cerrada y necesita ser limpiada y reparada”, comentó.
Carlos salió un rato antes de que los asesinos irrumpieran en la residencia. Cuando este medio le preguntó si pensaba que había tenido suerte, si había sido obra del destino, respondió: “Es la obra de Dios, si yo me quedaba hoy hubiera estado enterrado con mi familia. Pensar en eso me ayuda a seguir adelante”.

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