La indagatoria más esperada del caso Guirula: qué dijo la oficial Tabárez

Deslizó que el albañil pudo haber sufrido las lesiones letales por las caídas previas a la detención sobre “elementos contundentes” colocados en el estacionamiento del motel. Negó haber golpeado a la víctima y lavado el patrullero para borrar las manchas de sangre.

La oficial Lourdes Beatriz Tabárez fue la última en declarar ante el juez de Instrucción Uno, Marcelo Cardozo. Salió a las 2 de la mañana después de responder una larga lista de preguntas. Como los otros imputados por el crimen del albañil Carlos Raúl Guirula (30), negó haber golpeado de manera desmesurada al detenido e hizo un pormenorizado relato de lo que, según ella, sucedió la madrugada del sábado pasado.
Misiones Online reconstruyó en base a fuentes consultadas el testimonio de la mujer policía. Contó que pasadas las 3, desde el motel Park, ubicado en Santa Catalina y Andresito, pidieron la presencia de efectivos porque había un grupo de personas que estaba ocasionando un desorden. Dijo que entonces subió al móvil Toyota Hilux de la comisaría XIII y fue al lugar con dos compañeros.
Una vez en el albergue transitorio, aseguró que se encontró con la siguiente situación: tres clientes habían entrado con dos prostitutas y rentaron dos habitaciones; a la hora de abonar el servicio, en uno de los cuartos la cuenta por el consumo de bebidas generó que uno de los integrantes del trío se negara a abonar.

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Tabárez afirmó que el que no quería pagar el whisky que habría bebido era Guirula, quien, de acuerdo con su relato, se puso muy nervioso por el reclamo y empezó a insultar a todo el mundo. La oficial aseguró que tanto conserjes como mucamas se habían guarecido ante la violencia del albañil.
La mujer policía juró que quiso hacer entrar en razones al muchacho, pero que éste incluso le lanzó un puñetazo. Ahí, dijo, entraron en acción sus dos compañeros. Sin embargo, el albañil, declaró Tabárez, se sacó de encima a los tres policías y hasta se refugió en el auto en el que habían llegado los tres amigos.
La sospechosa sostuvo que esta situación la desbordó y decidió pedir apoyo del Comando Radioeléctrico, que envió primero un patrullero y después a otro.
Tabárez afirma que ya con la llegada de los refuerzos, Guirula se siguió resistiendo, que en su afán por zafar de los policías saltaba, corría y en un par de oportunidades cayó al suelo sobre las piedras colocadas en el playón del motel. La oficial añadió que el albañil también se desplomó sobre otros elementos duros, como los bordillos ubicados en el estacionamiento. Calculó que la detención le llevó casi media hora.
Claramente, la mujer policía fijó como estrategia defensiva sostener que el albañil puedo haberse lesionado mortalmente en sus caídas al suelo previas a la detención.
Es más, trascendió que su defensa pediría medidas en este sentido.
La autopsia reveló que Guirula sufrió golpes en el tórax que le causaron el estallido del bazo y una hemorragia interna que le hizo colapsar un pulmón. Tenía marcas de arrastre y hasta de un borceguí en su cuerpo.
La oficial de la comisaría XIII dijo que el albañil fue esposado dentro del predio del motel y que una vez fuera volvió a zarandearse, reiniciando la resistencia, aunque esta intentona, contó, duró menos.
Tabárez señaló que Guirula fue colocado en la cajuela de la camioneta y que ella se ubicó en la cabina. Desde su lugar no vio si alguien golpeó al detenido durante el traslado, añadió.

El celular
Entonces le preguntaron sobre el celular del detenido. Ella declaró que se lo sacó de un bolsillo y que se lo quedó para guardarlo en el cofre del que disponía en la comisaría y donde solía proteger elementos de importancia vinculado a los sumarios que tramitaba. Indicó que jamás quiso ocultarlo, que todo lo que guardaba en esa caja de seguridad estaba a disposición de sus superiores y que el teléfono móvil quedó allí porque cuando se disponía a seguir el procedimiento habitual dispuesto para las detenciones, se constató que Guirula había muerto.
Tabárez reiteró que ella no golpeó al albañil y tampoco lavó la caja de la Toyota Hilux para borrar las manchas de sangre. Lo mismo dijeron los nueve imputados que accedieron a ser indagados. Solo uno de los sospechosos se abstuvo de declarar.
Al ser interrogada por la actitud de los amigos de Guirula, aseguró que ambos decidieron diferenciarse de la postura que había tomado el albañil, que cuando vieron que el escenario se volvía cada vez más tenso, solo querían marcharse para no terminar presos. Lo mismo, añadió la oficial, querían hacer las prostitutas: huir cuanto antes del motel.
Los amigos de Guirula, declaró Tabárez, hasta pagaron la cuenta pendiente que se le reclamaba al albañil con tal de que los dejaran salir del albergue transitorio. De hecho, insistió, se fueron en el auto apenas pudieron. La oficial reiteró un par de veces que se arrepintió de no haberlos demorado también a ellos dos y a las prostitutas que habían pagado.

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