Arauco abandonó el liderazgo forestal en la Argentina

El desposicionamiento de Alto Paraná como empresa motora del desarrollo de la cadena forestoindustrial de la Argentina, lugar que pretendió alcanzar la chilena Arauco con su llegada al país anunciando inversiones, concentrando tierras y adquiriendo industrias, llegó a un punto inimaginable tiempo atrás, al conocerse desde hace un tiempo que la compañía hasta retiró los aportes económicos especiales que realizaba tanto a la Asociación Forestal Argentina (Afoa), a su gremio empresario nacional, a la Regional NEA de Afoa, y hasta bajó de categoría en la Asociación de Fabricantes de Celulosa y Papel de la Argentina.

Si bien en las últimas semanas trascendió la contrariedad e indignación de empresarios socios de la Afoa NEA por la decisión de la multinacional Alto Paraná SA de retirar el aporte económico voluntario (mucho mayor a la cuota ordinaria, dada su importancia relativa) a la entidad gremial que los representa en Misiones, esto es solo parte de un proceso que se viene profundizando en los últimos meses.

Anteriormente, a nivel nacional también la compañía del Grupo Arauco decidió retirar el aporte voluntario adicional que realizada a la Afoa Nacional. Además, bajó su categoría como socio “adherente” (lo que significa que no tiene ni voz ni voto) en la Asociación de Fabricantes de Celulosa y Papel (AFCP) para aportar menos, aún cuando perdió su lugar de privilegio en la mesa ejecutiva de la entidad. Y retiró el apoyo económico que venía realizando para consolidar en el país al CERFOAR (Sistema Nacional de Certificación Forestal), del que supo ser la empresa pionera e impulsora, en una acción beneficiosa para todo el sector.

“Es una cuestión interna, no es la única empresa que decidió reducir sus aportes. Las razones fueron presupuestarias”, señalaron fuentes consultadas del gremio. Sin embargo, la misma empresa declaró oficialmente que aumentó el 50 por ciento su facturación en el primer trimestre del año, alcanzando los 952 millones de pesos, con ganancias por encima de los 32 millones.

Tanto, que sólo entre sus máximos directivos en la Argentina repartieron sueldos y premios por 16,6 millones de pesos.

“No tienen compromiso social, ya no les importan las entidades y trabajar por consolidar la institucionalidad y desarrollo forestal en general. Justamente, el gran desafío del sector es poder crecer en este difícil contexto, y para ello se necesita un mayor apoyo a la dirigencia y las instituciones. Claramente, Alto Paraná no busca potenciar y cuidar las relaciones con las empresas del medio, no les importa nada”, expresó un directivo local.

 Cada vez se evidencia más la política del “no” diálogo. Y como empresa multinacional presentan groseras fallas en su comunicación con trabajadores, organizaciones sociales, accionistas y proveedores, entre muchos otros actores clave que se ven afectados por las decisiones de la empresa (Stakeholders o grupos de interés).

Los analistas, y actores de todo tipo, incluidos los políticos, a su vez se preguntan qué pasó para llegar a esta situación, que parecía haber sido superada con una conciencia ampliada de la empresa con respecto a sus responsabilidades en el medio en el que se desempeña.

En los últimos dos años fueron perdiendo silenciosamente su rol de líderes. Sumado esto, a un contexto donde fueron duramente cuestionados en las audiencias públicas realizadas en Misiones durante el proceso para alcanzar la certificación FSC para sus plantaciones forestales, y frente a las no conformidades encontradas por la auditora Rainforest Alliance, el sello internacional no les fue otorgado.

“En la Argentina, no asumen ninguna responsabilidad con el sector foresto-industrial, mantienen una política empresaria de gestión dura, cerrada, cada vez más aislados y convencidos de que el cumpliendo con el pago de impuestos es toda su Responsabilidad Social Empresaria. Y lo más grave, es que ante sus accionistas en Chile fundamentan que el escenario de decadencia en su imagen actual es un tema del Gobierno. Mientras tanto, empresas como Papel Misionero siguen creciendo, hacen inversiones, y tienen cada vez mejores relaciones con su entorno; por lo que el argumento no es más que una excusa ante el fracaso de un rumbo signado por la soberbia y el aislamiento”, analizaba un empresario, visiblemente ofuscado.

 

Desde el mismo sector ven con sumo temor el efecto «cascada» que semejante conducta pueda tener en la reputación de las empresas en general, y bregan por un cambio de rumbo urgente de la empresa que pretendió liderar el desarrollo sostenible forestal en el país, pero que evidencia ahora una única intención de rentabilidad y reparto de bonos entre sus directivos.

 

Por Patricia Escobar

 

 

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