Desapariciones misteriosas: cinco enigmas que la Justicia misionera aún no ha podido desentrañar

Aída, Andrés, Mario, Daniel y Julieta son sus nombres. Sus familias vienen peleando para ubicarlos, pero hasta ahora no han tenido suerte.

Son cinco familias que viven entre la esperanza y la angustia todo el tiempo. Los casos que los tienen como casuales protagonistas (algo que en absoluto no buscaron) están en la Justicia y como denominador común es que no han sido esclarecidos.
“Lo último comprobable que se sabe de ella es que el domingo 2 de marzo de 2014 fue a la iglesia evangélica que se encuentra en Eva Perón y Blas Parera. El pastor y su mujer declararon que ella estuvo allí y que se retiró entre 22 y las 23. Después surgió un testimonio que la ubica en inmediaciones del hospital. Pero nunca pudimos corroborar que esta persona haya sido ella”. El que habla es Darío Betancur, el hijo de Aída de Jesús Cabrera (66), quien reside en la chacra 150 de Posadas. De ella no se sabe nada desde ese día. Es como si la tierra se la hubiera tragado.

“Alguien la tiene retenida”
AIDA JESUS CABRERA

“Le queremos pedir a la gente que colabore, que cualquier novedad nos avise. Cuando alguien aporta algún dato, se le avisa a la Policía y se chequea. La búsqueda nos ha llevado a recorrer, aparte de Posadas, Corrientes, Chaco y Formosa. En cuando a los familiares, ya nos hemos puesto en contacto con todos”, le dijo el joven hace unos días a Misiones Online.
Para Darío, su madre es retenida por alguien, no sabe con qué fines. Pese a que ningún dato que le llegó condujo a nada, él tiene fe de que la va a encontrar. Esa esperanza es la que impulsa tanto al muchacho como a su hermana Claudia.

“A mi hermano lo mataron”
andres estepa
Andrés Estepa (50) desapareció el 14 de agosto de 2013, luego de que entrara a cazar en una propiedad privada del paraje Esperanza Centro, situado a unos 25 kilómetros del casco urbano de Puerto Esperanza. Hasta allí fue desde su casa del barrio San Cayetano de Wanda. Su hermano Antonio (47) sostiene que él no solo cazaba por afición, sino que muchas veces lo hacía para mantener a su familia.
Los últimos que lo vieron fueron dos empleados de seguridad de una firma que recorre las propiedades de una forestadora justamente para evitar la presencia de personas ajenas a esas propiedades. Lo encontraron en un “sobrado”, que es una construcción casera, al estilo balcón, desde donde tenía una visión periférica del sitio que había montado para atraer a las que podían ser sus presas.
Los vigiladores declararon ante la Justicia que le pidieron que se fuera y que Estepa aceptó sin protestar. Desde entonces, la nada absoluta. Nunca encontraron algún vestigio que pudiera conducir a su paradero. En los últimos días iba a realizarse una nueva búsqueda, pero las intensas lluvias complicaron el operativo, que tiene que llevarlo adelante la Policía provincial.
“A esta altura no creo que lo encuentren con vida. Él conocía muy bien toda la zona y cazaba desde muy chico, por lo que descarto eso de que se lo haya devorado algún animal, como un yaguareté. A mi hermano lo asesinaron”, dijo Antonio resignado.
La familia de Estepa, en su desesperación, hasta acudió a una vidente, que, según fuentes judiciales, apuntó hacia los vigiladores. Sin embargo, la Justicia, que allanó sus casas, no encontró nada contra ellos.

El misterio Golemba
golemba
El 27 de marzo de 2008, el agricultor Mario Golemba fue de su casa en Picada Inhumar (Dos de Mayo) hasta Oberá para una consulta médica. Después de salir de la nutricionista, empezó el camino de retorno a casa. Pero algo pasó en el camino. Nunca más volvió a saberse de él.
Hubo distintas versiones sobre su destino. Uno apuntaba a que fue brutalmente golpeado en la comisaría de Dos de Mayo y que efectivos de esa dependencia lo hicieron desaparecer. Hasta hicieron excavaciones en busca del cuerpo del joven en el predio de un viejo destacamento. No encontraron nada.
Lo último que dejó Mario fue un mensaje, donde avisaba que volvía.

“Voy a cobrar una deuda”
daniel galarza
El posadeño Daniel Galarza (32) le dijo a su papá: “Estoy apurado, tengo que ir a Coronel Bogado a cobrar una deuda”. Era el 14 de noviembre de 2008 y el calor ya empezaba a apretar. Carlos Alberto Galarza recuerda esa frase de su hijo todos los días. Desde ese día no tiene noticias de su hijo, que cruzó al Paraguay y jamás regresó.
Un comerciante de la vecina orilla, Ever Mereles, apareció como sospechoso en un primer momento (de hecho, los allegados de Daniel lo siguen considerando como tal). Pero la Justicia paraguaya desestimó las acusaciones contra él. Mereles admitió que ese día se reunión con el posadeño y que le pagó algo más de 8 millones de guaraníes. Ahora bien, del posterior destino de Galarza afirmó no saber nada.
Carlos Alberto sigue con la búsqueda. Fue al Paraguay muchísimas veces. También pidió ayuda a funcionarios de Misiones. Su lucha aún no tuvo éxito. Pero él no baja los brazos.

La lucha de Don Julio
julieta
Julio Fernando Ehinger (67) tuvo una lucha parecida a la de los Galarza. Pero el destino quiso que no la continuara. Murió en octubre del año pasado, sin saber qué pasó con su hija Julieta (29), quien desapareció de su casa en Ruiz de Montoya, dejando sin madre a su hija de dos años.
De Julieta no se sabe nada desde el 25 de febrero de 2002. Su familia extendió la búsqueda a distintos puntos del país. Recibió miles de datos, pero ninguno aportó información valedera.
El juzgado de Instrucción de Puerto Rico, a instancias de los Ehinger, puso en la mira a la pareja de la mujer y padre de la nena. Incluso ordenó allanar la vivienda de la pareja y realizar excavaciones. Nunca encontraron nada. Y el sospechoso fue desligado

En todos los casos, hay expedientes judiciales abiertos. Los avances han sido escasos, pero la esperanza de saber qué fue de ellos sigue encendida.

LA REGION

NACIONALES

INTERNACIONALES

ULTIMAS NOTICIAS

Newsletter

Columnas