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El intendente de San Javier reveló que con la creciente muchos vecinos perdieron su fuente laboral

Detalló que quedaron bajo agua talleres mecánicos, tornerías, carpinterías, campings, espacios recreativos, quioscos y bares.

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Desde la última gran creciente de 1983, el río Uruguay no había pasado los 12 metros de altura en San Javier. Esta semana, superó los 16 metros. Por eso el intendente Rubén de Lima Natividade no duda en afirmar que se trata de un desastre natural cuyas consecuencias aún no fueron cuantificadas en su totalidad.
“Siempre tomamos recaudos y el río siempre subía 11 metros o 11 metros y medio. Ahora llegó a 16 metros. El impacto fue muy grande. Hay muchos evacuados y daños materiales considerables. 300 casas fueron afectadas, algunas arrastradas por la correntada”, indicó el alcalde.
Rubén de Lima Natividade añadió que muchos pobladores perdieron su fuente laboral, porque “quedaron bajo agua talleres mecánicos, tornerías, carpinterías, campings, espacios recreativos, quioscos y bares”.
Lo mismo sucedió con campos y cañaverales. “De los evacuados, el 70% está parando en casa de amigos y parientes. Se autoevaluaron. Pasa que nosotros salimos con tiempo a avisar. Es que teníamos 20 horas de ventaja a partir de lo que sucedía en El Soberbio”, indicó.
Añadió que había gente que no creía que iba a suceder y se resistió a abandonar la franja costera. “A ese 30% restante lo ubicamos en polideportivos, salones de uso múltiple, en sindicatos (como el de empleados municipales y trabajadores del ingenio), iglesias, capillas y templos evangélicos”, detalló el alcalde.

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El intendente adelantó: “Vamos a hacer lo posible para que la gente no se instale en lugares peligrosos una vez que baje el agua. Pero hay vecinos humildes que no tienen adónde ir y terminan allí. U otros a los que les gusta la orilla”.
En el caso de las casas que no estaban tan cerca de la orilla y fueron afectadas de todos modos, De Lima Natividade indicó que gestionará planes de mejoramiento. Y para los que estaban en lo que él denomina la “zona roja”, es decir pegados al Uruguay prácticamente, impulsará la relocalización.
“Lo inmediato es cuidar a los evacuados, preservar la vida. Darle contención social y seguimiento psicológico”, remarcó.
Con respecto al dictado de clases en San Javier, destacó que las escuelas están trabajando normalmente, pero que muchos jefes de familia afectados decidieron no mandar a sus hijos. Dijo en este sentido que habló con docentes y directivos que se comprometieron a ir a ver qué pasó con esos alumnos para que no pierdan días de clases.

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