Masacre en Panambí: Los abogados de los imputados analizan la estrategia que tomarán

Hasta ahora, ninguno de los cuatro sospechosos aceptó ser indagado. Los allegados del chapista Alegre dicen que es el que está menos comprometido, aunque debe explicar de donde sacó el arsenal que le secuestraron. Godoy quería hablar, pero el detalle de que un auto similar al suyo utilizó la banda de ladrones para movilizarse hizo que prefiriera el silencio.

Los defensores de los cuatro imputados que tiene la Masacre de Panambí analizan por estas horas qué estrategia tomarán. Hasta ahora ninguno aceptó ser indagado por la jueza que investiga el cuádruple homicidio.
El lunes, quien se negó al interrogatorio fue el suboficial mayor del Ejército apresado el viernes en San Javier, Rubén Orlando Bueno (52). Lo llevaron al juzgado para hacerle la imputación formal. En la ocasión, también designó a un abogado para que lo asista.
Fuentes ligadas a la defensa del chapista Marcial Alegre (45), que ejerce el penalista posadeño Ramón Grinhauz, indicaron que están revisando a fondo el contenido del expediente para decidir, pero lo más probable es que el hombre acceda a responder preguntas en la indagatoria.
De acuerdo con los informantes, se trata del sospechoso menos comprometido de los cuatro, pero que deberá responder acerca del armamento y las municiones que encontraron los investigadores en su taller. La versión que Alegre le dio a su defensor es que fue juntando ese arsenal porque es aficionado de las armas. Los investigadores no le creen, teniendo en cuenta que las piezas tienen la numeración adulterada para evitar que se rastreen sus orígenes, según detallaron hace unos días.
Juan Ramón Godoy, el otro de los sospechosos, también tenía previsto declarar en un principio. Pero luego decidió seguir sin hablar, después de que se mencionara que un coche similar al suyo fue visto cerca de Panambí antes de la Masacre y luego en el escenario mismo del demencial asalto.
Además, una de las víctimas, Cristian Knack (25), que declaró ante la Policía la semana pasada y falleció el lunes en Posadas a raíz de las graves quemaduras que sufrió, dijo que vio a la banda de ladrones huir en un VW Bora gris. Un auto de esas características es el que tiene Godoy.
Pero el más complicado de todos, al menos hasta el momento, es el ex prefecturiano Pablo Julio Paz (51), quien argumentó ante su abogado que el pasó todo el 25 de mayo, día en que sucedió la masacre, en su casa del barrio Elvira de San Javier. Una huella dactilar de este sospechoso apareció en la caja de zapatos donde los Knack habían guardado los 300 mil pesos que cobraron por la venta de una carga de madera y que se llevaron los asaltantes.
Paz también fue apuntado por Cristian en la declaración que hizo ante una comisión policial que llevó desde Oberá. El joven contó que reconoció al ex prefecturiano porque su padre Carlos le sacó la capucha en medio de la lucha que tuvo con los maleantes. Y también luego, fuera de la casa, cuando la gavilla ya se fugaba.
Debido a lo complejo de su situación, a Paz le costó conseguir abogado. Distintos letrados rechazaron hacerse cargo de su defensa.
Fuentes cercanas a la investigación del caso confiaron que las averiguaciones en busca del quinto sospechoso siguen en distintas localidades de la Zona Centro.

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