Sibila Camps: “Misiones sigue siendo lugar de captación de la trata”

La periodista que trabajó en el diario Clarín, forma parte de la RED PAR, y publicó el libro “La Red, la trama oculta del caso Marita Verón”, presentó trabajo y alertó que la tierra colorada sigue siendo un sitio de captación y tránsito de mujeres víctimas de la explotación sexual y trata de personas. Hoy convalidarían el testimonio de Nerea Soledad Oliveira, la misionera que dijo haber visto a la hasta hoy desaparecida Fernanda Aguirre. Sibila Camps (Parte 1)

Sibila Camps (Parte 2)

La presentación del libro de Sibila se realizó anoche en la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Misiones (UNaM) y estuvo coordinada por la Fundación Apoderarte y la Facultad, y contó con la vicedecana Gisela Elizabeth Spasiuk.   En la oportunidad Camps destacó el esfuerzo que realiza la universidad junto a la fundación, para la defensa de los derechos de las mujeres, “en especial en Misiones, una provincia muy vulnerable en tráfico de mujeres y niñas. Una de las testigos de cargo en el juicio por Marita Verón fue una joven que había sido secuestrada en Misiones a los 15 años, y que permaneció ocho años en poder de los riojanos, hasta que por fin pudo escaparse”. P1410783 P1410786 En esa línea la investigadora subrayó que Misiones es una de las provincias del país que más avanzó en el tratamiento y contención de las víctimas de las redes de trata de personas pero advirtió que aún hoy, la provincia sigue siendo sitio predilecto para la captación de mujeres. En esa afirmación hizo dos menciones que merecen un párrafo aparte. Una de ellas tiene que ver con la belleza propia de las misioneras que, con sangre criolla y europea, llevan en sus genes características únicas, que son el blanco preferido de los delincuentes. Por otro lado la pobreza aún persistente en localidades del interior donde la precariedad ligada a necesidades básicas insatisfechas, hacen un caldo propicio donde las estrategias de captación, muchas veces disfrazadas de excelentes oportunidades laborales, continúan llevando mujeres jóvenes y bonitas a otras provincias con fines macabros.   Uno de los ejemplos más claros es el de Nerea Soledad Oliveira, una misionera de la cual se supo días atrás en el marco de la investigación que se desarrolla para dar con el paradero de Fernanda Aguirre, una mujer entrerriana que despareció tras ser secuestrada en 2004 en la provincia de Entre Ríos. Nerea Soledad Oliveira había sido abusada por su padre cuando vivían en 2 de Mayo y a los 11 años “vendida” a una red de trata que la obligó a prostituirse varios años. En abril de 2007, el lugar fue allanado y la joven rescatada, pero como era menor de edad fue entregada a su padre, quien la llevó a Misiones otra vez y volvió a entregarla a la red de trata.   En 2008, “Nerea quedó embarazada y tuvo una beba en cautiverio. Un cliente se hizo cargo de la nena y se las llevó a las dos, pero cuarenta días después del parto, la obligaba a prostituirse”, afirmó María Elena Leuzzi, titular de la Asociación de Víctimas de Violaciones (AVIVI), quien por este momento la acompaña en el proceso judicial que se desarrolla por estos días por el caso de Fernanda Aguirre.   Un tiempo después, el hombre le ofreció a Nerea un pasaje para volver a Misiones, a lo que la joven accedió, pero allí perdió contacto con su hija, ya que cuando consiguió dinero para volver a San Luis, ni el hombre ni la niña estaban. “Desde que nací, mi único recuerdo feliz fue cuando nació mi hija Luciana porque cuando era chica solamente me explotaban y me mataban a palos”, sostuvo Nerea.   Según la víctima, pudo ver recientemente a su hija en una casa de la localidad bonaerense de Ciudadela con el hombre que ella cree que es el padre de la niña, pero éste se negó a entregarle a la nena, actualmente de seis años.   “Fui a juzgados, defensorías, a Casas de Justicia, pero nunca le dieron importancia a mi caso. Solamente ahora en AVIVI me atendieron”, aseguró Nerea, quien fue llevada a declarar para contar su caso a la Justicia Federal de San Isidro, donde testimonió durante más de 10 horas.

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