El flojo primer tiempo ante Bosnia marcó ‘un antes y un después’ en el camino de la «Albiceleste» en el Mundial. La «Pulga» salió a ‘marcarle la cancha’ a Alejandro Sabella y pidió por la vuelta del 4-3-3. Con ese esquema, solamente jugó cinco partidos desde el arranque: ganó 4 y empató 1.
Después de un debut con claroscuros por ese primer tiempo que abrió el debate, la Selección volvió a entrenarse en Cidade do Galo. Los periodistas pudimos ver el primer cuarto de hora del entrenamiento, a fin de cuentas, una disposición de la FIFA. Después, todo logró observarse desde la colina que enfrenta al espectacular predio de Atlético Mineiro, en la autopista MGM24. Y allí quedó claro que Alejandro Sabella volverá a sintonizar la frecuencia de Messi: jugó el equipo del pueblo, el que quieren la mayoría de los argentinos, pero fundamentalmente, el propio Messi.
Mucho dio qué hablar el polémico sistema 5-3-2 que plantó Sabella ante Bosnia en Río de Janeiro. El técnico se dio cuenta y mandó a la cancha a Fernando Gago y Gonzalo Higuaín. Hoy por la mañana, Pachorra apeló al 4-3-3 que seduce al crack del Barcelona, el mismo dibujo que reclamó en la conferencia de prensa del lunes y que le hizo ruido al entrenador. Jugaron Romero; Zabaleta, Federico Fernández, Garay, Rojo; Gago, Mascherano, Di María; Messi, Higuaín y Agüero.
De confirmarse esta formación, que mañana se pulirá a puertas cerradas para la prensa, serán dos cambios respecto al equipo que jugó contra los europeos: Gago por Maxi Rodríguez (ayer había sido titular en el ensayo matutino) e Higuaín por Campagnaro. Di María ya está recuperado de la fatiga muscular que le impidió practicar ayer. En su lugar, estuvo Enzo Pérez, a quien el técnico considera que es un jugador de características similares al volante zurdo del Real Madrid. De esta manera, ante Irán, el sábado en esta ciudad, el técnico prescindirá de uno de los defensores que tanta discusión generó en las mesas de los bares de todo el país y que se trasladó aquí, a Belo Horizonte.
