La ruta del dinero robado: se desconoce el destino de casi 11 millones sustraídos en la última década

Desde la megaestafa hasta la masacre de Panambí, se registraron importantes golpes delictivos en Misiones. Hubo detenidos y se establecieron cómo sucedieron los casos. Pero la plata se esfumó.

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Si bien hay que reconocerle a la Policía y a la Justicia que en la última década ha habido investigaciones importantes y esclarecimiento de episodios delictivos graves que ocurrieron en la provincia, hay un punto que no han podido desentrañar: el destino del dinero sustraído. Miles y miles de pesos se han esfumado sin que se estableciera su destino. La ruta del dinero malhabido no conduce a nada.
Lo que viene es un listado de un puñado de casos, a manera de ejemplo.
Tal vez el más paradigmático sean los seis millones de pesos que una banda organizada extrajo con oficios judiciales de las cuentas bancarias de la Justicia. Es la causa conocida como la “Megaestafa”, que más de diez años después de haberse hecho público aún recorre los vericuetos de la estructura judicial sin que haya llegado la hora del juicio oral y público para los acusados. A esta altura, los misioneros ya ni siquiera recuerdan cuántos procesados había. Menos todavía si alguna vez recuperaron algo de la plata que se llevaron los estafadores. Bueno, la mala noticia es que esos billetes nunca aparecieron. ¿Fueron invertidos en propiedades? ¿Salieron al exterior? ¿Están en la cuenta de alguien? Nadie lo sabe.

Empleado infiel
El 24 de marzo de 2007, Francisco Fernández, hasta entonces empleado de Prosegur, salió de la sede que la transportadora de caudales tiene en Andresito casi Tomás Guido, en Posadas, con más de tres millones de pesos en distintas monedas. Nunca volvió a trabajar. La firma lo denunció y el hasta ahí subgerente se transformó en una de las personas más buscadas.
Recién el 16 de mayo de ese año, el joven se presentó espontáneamente con su abogado. Dijo que por motivos personales se había ido a Ciudad del Este y a Asunción y también a la costa atlántica brasileña. También que prefería estar preso un tiempo porque lo habían amenazado de muerte por la desaparición de los tres millones. Sus explicaciones no cerraron y los billetes nunca fueron devueltos a Prosegur.
Fernández fue procesado por “estafa por administración infiel”, con prisión preventiva. Estuvo entre rejas hasta el 7 de marzo de 2008, cuando consiguió la excarcelación tras pagar una fianza de 600 mil pesos (presentó como aval un inmueble familiar).
Otro caso donde la ruta del dinero no condujo a ningún lado fue el caso del asalto a la agencia de turismo Boar de Oberá. De allí, en la madrugada del 4 de febrero de 2007, una banda de ladrones se llevó alrededor de 500 mil pesos, en moneda nacional, reales, dólares y joyas. Para alzarse con ese botín desactivaron una alarma y abrieron una caja fuerte.
El atraco ocurrió a una cuadra de la Unidad Regional Dos de la Policía y de la comisaría Primera. Los responsables del negocio se encontraron con la novedad el lunes cuando fueron al local para empezar la semana. En la oficina levantaron huellas, pero los malvivientes nunca fueron identificados y la plata jamás fue recuperada.

En 2014
Más cerca en el tiempo, en mayo de este año, tres hombres forzaron uno de los accesos del edificio Gualeguay, en pleno centro de Eldorado (Malvinas e Iguazú), y saquearon media docena de oficinas. De una de ellas, se llevaron cerca de medio millón de pesos. Estaban bajo custodia de una contadora. Esto sucedió el domingo 11, después de las 14. A pesar de que los criminales estuvieron un buen rato en el inmueble, en cuyos pisos superiores residen muchas familias, y que hasta que llegaron a ser tomados unos segundos por cámaras de seguridad, siguen prófugos. Y los billetes, como en los episodios anteriores, desaparecidos.
Esa misma semana, el 14 de mayo, pero en Posadas, se sumaron a la lista de pesos perdidos, los 400 mil que le robaron al jornalero Raúl Benítez en la chacra 109. Dos encapuchados lo encañonaron y le sacaron el dinero que poco antes había retirado de un banco céntrico y que correspondían a una indemnización por un accidente laboral. Por el caso estuvo preso una semana el abogado que asistía a la víctima, Nelson Leiva, sospechado de haber sido el entregador. El letrado fue excarcelado tras el pago de una fianza, los asaltantes nunca fueron arrestados y los fajos de pesos sustraídos aún brillan por su ausencia.
También en mayo, pero el 25, sucedió el último de los robos importantes. Pero a diferencia de los enumerados, tuvo una carga de brutalidad nunca vista en Misiones. Una gavilla asaltó a la familia del maderero Carlos Knack de Panambí. Le robó los 460 mil pesos que había cobrado por la venta de madera en Corrientes y le prendió fuego a cuatro integrantes de la familia (tres, entre ellas el empresario, fallecieron).
Hay tres imputados por la masacre. ¿Los pesos robados? Se esfumaron. Son parte de los casi 11 millones que sustrajeron en 11 años y de los que no hay noticias.

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