«Los chicos aprenden y están super revolucionados con estos conciertos, ellos mostraron al mundo su esfuerzo», dijo el profesor, Miguel Brizuela, quien en esta quinta edición del festival mundial de orquestas dirigió a 365 chicos misioneros en el Iguazú Académico y también en el megaconcierto final el domingo pasado en la explanada del Sheraton frente a las Cataratas del Iguazú.
Audio Miguel Brizuela y Marilé Vendrell.
Brizuela expresó también su emoción porque cada año se viene incrementando el público, “es impresionante ver desde el escenario todas las cabecitas, y hay cosas como casi milagrosas porque una cuestión del satélite de la televisión, el sábado iba a salir de 17 a 20 y por la lluvia se pasó al domingo de 16 a 19 y no hubo una sola queja porque se adelantó una hora”.
Otro aspecto que destacó es el progreso en las áreas de las comunicaciones tecnológicas, porque el festival y los enlaces internos fue seguido por unas 500 mil personas de todo el mundo a través de su página en facebook, “cuando sabemos que la cultura y el arte no tienen el mismo poder que un partido de fútbol, fue algo emocionante saber que los padres de esos chicos de otros países los estaban mirando a través de las redes sociales”, agregó.
The Washington Post
El tema broche de oro fue The Washington Post, una de las marchas más populares creada en 1889 por encargo del famoso diario neoyorquino, cuando ese año decidió dar un premio a la mejor novela estadounidense y para promover esta entrega le pidieron al director de la banda naval de Estados Unidos, John Philip Sousa que componga un tema emotivo, y así nació The Washington Post, que desde el día de su estreno, se ha convertido en una de las marchas más interpretadas no sólo en ese país sino del mundo entero.
El violinista justificó que esta obra “inspira mucha energía, cuando la directora del Iguazú en Concierto, Andrea Merenzon fue organizando la programación se fijó que empecemos con algo super movido, y se eligió esta marcha, y se finalizó con algo emotivo, el tema de Michael Jackson y Lionel Richell, We are the Word, Nosotros somos el mundo”.
“Con ese final lo que se buscó es que cada chico pase y cante con su idioma y su instrumento, hubo solistas de trombón, violinista de Rusia, trombonistas de Ucrania, y Francia, más los cantantes algunos lo hacían en inglés, portugués, nuestra hija Yaisa que es chelista cantó en español”, dijo el padre orgulloso.
El lema, la Multiculturalidad
En el repertorio en general en las presentaciones, este año el lema recayó en la “Multiculturalidad”, por la diversidad de orquestas de todas partes del mundo que vinieron a tocar música de su cultura y muchos vestidos con ropas típicas. Brizuela citó algunas presentaciones novedosas, por ejemplo la representación de Zimbabwe fue casi un musical porque había drama, actuaciones, coros, otras orquestas con instrumentos raros de México, marimbas de Zimbabwe, de Corea con sus instrumentos, de Colombia con sus trajes típicos, una orquesta de vientos de San Pablo que tocaban haciendo coreografías.
El concierto final
El director de los Grillos Sinfónicos relató que el concierto final duró dos horas y media y trató de abordar el repertorio de los 23 países que participaron, fueron 850 chicos en el gigantesco escenario incluidos los coros, en un espectáculo final donde en la programación de 18 piezas fue un “paseo” de instrumentales, coros y baile, música de géneros super norteamericano como esa pieza del Washington Post , latinoamericanos como Colombia tierra querida, un homenaje a Aníbal Troilo por el aniversario de su natalicio, es decir un paneo general de todas las culturas del mundo.
Brizuela explicó que el festival en sí tiene dos raíces, “una la que todos conocen y tiene más difusión que es la megaorquesta que toca en los jardines del Sheraton en el parque nacional Iguazú y hay una pata misionera es el Iguazú Académico en el cual participaron 365 chicos misioneros, uno por cada día del año, y de todas las comunidades misioneras donde hay orquestas a través del Centro de Educación Musical (Cemu), dependiente del Ministerio de Educación de Misiones”.
En la megapresentación final con el fondo de Cataratas hubo 60 chicos misioneros de casi todas las localidades, era una orquesta en la cual estaban también los Grillitos Sinfónicos y el Cemu.
Reflexiones finales
La innovación del evento que destacó el director misionero fue habilitar el espacio Takuapú, que da lugar a la asistencia de más público. Otra innovación por tercer año consecutivo fue el Académico, que al principio podían participar unos 50 chicos y en esta edición hubo 365, uno por cada día del año, Brizuela agradeció a los padres por confiar a sus hijos a su cuidado, y de los chicos dijo que “son ejemplo de buenos valores porque en cinco días a pura música aprenden con el intercambio con sus pares y los directores de otras partes del mundo».
Mencionó que estuvo presente un profesor de Illinois, EUA, que dirige una Universidad de música donde se egresa con el título de Director Orquestal, todos los profesores de Misiones que estuvieron participan y acompañando a los chicos tuvieron un par de horas al día donde compartían clases con este director y un director coreano.
«Los chicos aprenden y están super revolucionados con estos conciertos, nos preocupa que en estas ediciones los chicos puedan observar la visión de los distintos directores de todo el mundo, atacamos un frente que es darles conocimientos a los chicos pero también al profesor, y que los chicos vean las formas de dirigir», señaló Brizuela.
Al referirse a los Grillitos Sinfónicos Brizuela dijo que tienen un nombre, y es un proyecto en el cual hay 350 chicos en Posadas con todas las expectativas, y en el Centro de Educación Musical a nivel provincial hay 1.700, “ tenemos desafío en cada uno de los frentes, en Grillitos hay chicos de 1, 2 y 3 años, en el Cemu hay jóvenes que están terminando el secundario y estarán definiéndose si profesionalmente se van a dedicar a la música, lo que tratamos es acercarles las posibilidades de que tengan más opciones y no que se queden con la duda”.
Marlé Vendrell, laboriosa
La esposa de Miguel Brizuela, profesora Marilé Vendrell dice “siempre estoy al costadito pero siempre opinando”, no obstante tiene la ardua y meticulosa tarea de la coordinación de todas las orquestas, horarios, hoteles en el Iguazú Académico, además de acompañar a los chicos en la música, trabajan para el Iguazú en concierto desde que termina hasta la próxima edición, y esa semana es como la compensación de todo el año, en general para esta semana viene para nosotros una etapa de evaluación con los profesores, que es lo que estuvo bien y lo que hay que mejorar, y comenzar a construir otra vez con las expectativas del año que viene.
Nunca es todo perfecto por suerte, dijo sonriendo, hay mucho entusiasmo pero hay cosas para mejorar, y puso como ejemplo coordinar los horarios de los almuerzos para después ir bien en los horarios de ensayos, entre otras cosas.
Brizuela expresa también su emoción porque cada año se viene incrementando el público, es impresionante ver desde el escenario todas las cabecitas, y hay cosas como casi milagrosas porque una cuestión del satélite de la televisión, el sábado iba a salir de 17 a 20 y por la lluvia se pasó al domingo de 16 a 19 y no hubo una sola queja porque se adelantó una hora.
Otra cosa que destacó es el progreso en las áreas de las comunicaciones tecnológicas, porque el festival y los enlaces internos fue seguido por unas 500 mil personas de todo el mundo a través de su página en facebook, cuando sabemos que la cultura y el arte no tienen el mismo poder que un partido de fútbol, fue algo emocionante saber que los padres de esos chicos de otros países los estaban mirando a través de las redes sociales.
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