Masacre en Panambí: las transacciones comerciales no bancarizadas, un imán que atrae a las mafias

Según los investigadores, era habitual que los Knack vendieran madera y que cobraran en efectivo grandes sumas de dinero, que no iban a cuenta alguna. Al igual que ellos, muchos empresarios pequeños y medianos harían lo mismo. Desde la Justicia y la Policía advierten que esto alienta el accionar de los criminales.
PANAMBÍ 3

La masacre de Panambí dejó al descubierto hasta dónde puede llegar la crueldad humana y la codicia. También confirmó que hay grupos delictivos altamente organizados, que ofrecen “servicios multirubros”, esto es robo de vehículos, tráfico de autopartes y de todo tipo de rodados y asaltos donde se manejan grandes sumas de dinero. Pero también colocó el foco sobre una situación que siempre se dio y que hasta se tiende a naturalizar: la existencia de una serie de operaciones comerciales no bancarizadas en los que para evitar controles y pago de ciertos gravámenes se hace el intercambio de mercadería a cambio de grandes sumas de dinero en un cara a cara entre vendedor y comprador. La familia masacrada por una banda de criminales en Panambí, de acuerdo con lo que pudieron determinar los investigadores, realizaba transacciones con esta modalidad. Recién dos semanas antes del demencial robo había sacado de un banco dos chequeras para evitar el manejo de grandes sumas. Sin embargo, una de esas operaciones le costó la vida a tres de sus integrantes.
El propio gobernador Maurice Closs comentó esta situación al contar ante la prensa la charla que había tenido con “Nano” Knack, un integrante del mismo grupo familiar que se salvó de milagro, porque no estaba en el lugar del atraco en el momento en el que se produjo. El mandatario aconsejó evitar este tipo de prácticas comerciales.
Un funcionario judicial de la zona de San Vicente, que prefirió opinar desde el anonimato, añadió que en ese sector de la provincia, las ventas “en negro” son moneda corriente y dejó en el aire una frase que preocupa: “Acá en el interior esto puede volver a pasar en cualquier momento, porque el mercado que funciona por fuera de los circuitos blanqueados es muy grande. Acá se compran campos, camionetas, camiones y cargas y cargas de madera de manera informal, con grandes volúmenes de billetes yendo de acá para allá”.
También desde la Policía admitieron que hacer prevención en ese sentido se complica. Marcaron que hay mucha reserva en el marco de estas operaciones, en la que supuestamente solo el vendedor y el comprador saben el monto pacto, el día de la entrega y otros pormenores de la transacción. Sin embargo, la información se filtra y llega a oídos que no tienen que llegar.
A los Knack venían siguiéndole los pasos desde hacía tiempo, apuntaron las fuentes. Sabían con qué periodicidad vendían cargas grandes de madera y cuándo traían la plata.
Para llegar a esta información incluso habrían tratado con ellos los autores de la masacre, haciéndose pasar por clientes.
Si bien hay emprendedores y pequeños y medianos empresarios de distintos rubros que evitan la bancarización, tanto desde la Justicia como de la Policía indicaron que son establecimientos madereros los que más apelan a este tipo de transacciones sin depósito ni controles estrictos. Y no solo de la Zona Centro, sino de la costa del Uruguay y algunos que están sobre la ruta nacional 12.
“Nadie lo quiere admitir, pero esto se hace. Incluso hay empresarios que vender parte de su mercadería de manera bancarizada y otra en negro. Creemos que esta tragedia tiene que marcar un antes y un después para esto y que de ahora en más las compras y ventas se hagan por canales normales”, indicó el funcionario judicial, aunque precisó que esto depende exclusivamente de la voluntad de las partes que encaran un negocio.
Los Knack guardaron los 460 mil pesos que habían obtenido de la venta de madera en Cuatro Bocas, Corrientes, en una caja de zapatos. Jamás pensaron en depositar esa plata. Lamentablemente, la ruta de ese dinero trajo hasta su casa a una banda de delincuentes que no tuvieron piedad con ellos. El único que sobrevivió al ataque y posterior incendio fue Cristian Knack (25), precisamente quien trajo lo fajos de billetes desde suelo correntino. Su padre Carlos (43), su madre Graciela (42) y su hermana Bianca (12) murieron a raíz de las quemaduras que sufrieron.

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