Masacre en Panambí: detuvieron en una casa de Garupá al chapista Marcial Alegre

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Diez segundos duró el operativo en el que se concretó este martes la captura del chapista Marcial Alegre (45). Dormía plácidamente en una pequeña pieza de alquiler, cuando efectivos de la Infantería policial entraron y lo capturaron. No estaba armado y ni siquiera atinó a resistirse. Es más, cuando terminó de despertarse ya estaba en un patrullero. Esto sucedió en Garupá.

Era la persona más buscada por las autoridades policiales y judiciales desde que se conoció el brutal asalto ocurrido en Panambí, en el que una banda de ladrones robó y le prendió fuego a una familia. Tres personas perdieron la vida a raíz del ataque incendiario y una se debate entre la vida y la muerte.

El chapista se encontraba en un predio ubicado cerca de la avenida Yrigoyen, en la zona del barrio Don Santiago.

Voceros policiales indicaron que la manzana fue rodeada por los uniformados y que sorprendieron a Alegre mientras descansaba. No opuso resistencia. El procedimiento fue encabezado por la cúpula de la Dirección General de Seguridad y también contó con la presencia del juez de Instrucción en turno de Posadas, Marcelo Cardozo.

En otro operativo, el Comando Oeste de Posadas decomisó una camioneta tipo 4×4 en la que se habría fugado de San Javier. Fue en un barrio situado detrás del hipódromo.

Fuentes cercanas al operativo indicaron que Alegre llegó a Posadas en las primeras horas del domingo. Pidió ayuda a una familia conocida que reside en la zona Oeste de Posadas. Dijo que lo estaban buscando por algo que no había cometido. Esos conocidos le dijeron que dejara su camioneta en la vivienda y le ofrecieron que parara en la casa que una pariente alquilaba en el barrio garupeño de Don Santiago. Hasta allí fue llevado el chapista. Se supo que llegó a la casa de alquiler a las 5 de la mañana del 1 de junio. Desde que entró, se encerró en una piecita del fondo. Apenas asomaba y nunca salió a la calle. Recién volvió a la vereda este martes, esposado tras el operativo relámpago.

¿Cómo llegaron a él los policías? Lo que se cree es que algún integrante de esa familia que le dio albergue en Posadas llamó a la Policía al enterarse de por qué buscaban a Alegre.

El sospechoso fue alojado en la Dirección Investigaciones y luego lo llevarán a Oberá.

Los detectives creen que el mecánico es la llave para esclarecer definitivamente el triple crimen de Panambí. No tiene antecedentes y vivía en el pueblo fronterizo con el Brasil desde hacía muchos años (desde joven se hizo conocido por la reparación de la carrocería de vehículos de todo tipo). Es más, a quienes sostienen que había tenido un crecimiento patrimonial desmedido, sus defensores le replican diciendo que solo alcanza con recorrer su taller, de modesta infraestructura, para pensar lo contrario. Sin embargo, otros apuntan a que el chapista cedía bienes para custodia a distintos allegados.

Una versión que circula desde el fin de semana, pero que nadie confirma, es que fue el propio Marcial el que llamó a la Policía alertando dónde podían encontrar a los supuestos autores de la masacre. Supuestamente lo hizo para deshacerse de sus presuntos socios y quedarse solo con el botín de 460 mil pesos que habían conseguido quienes asaltaron al maderero Carlos Knack y a su familia. Esta hipótesis tiene muchos puntos flacos para los investigadores, por eso no le dan fiabilidad del 100 por ciento, pero tampoco la descartan.

La misma versión detalla cómo Marcial “entregó” a Pablo Julio Paz. El martes se la semana pasada lo habría llamado para decirle que fuera a su taller, porque allí “estaba pasando algo”. Ese algo era un allanamiento. El ex prefecturiano fue apresado ese mismo día.

 

Lo concreto

Lo único concreto que se tiene hasta ahora es que la llamada del anónimo que dijo que en el taller de Alegre en San Javier estaban los autores de la masacre y que allí había un arsenal se hizo desde un locutorio de Leandro N. Alem. Ahora, con el registro de la hora, se intenta establecer si alguien vio el enigmático ciudadano que aportó tan precisa información para llegar hasta los imputados que tiene el caso: el ex prefecturiano Paz (51) y Juan Ramón Godoy (44).

Paz está en pareja con una docente y tiene dos hijos. Su familia pidió al abogado obereño Martín Moreira que lo defienda. Le contó que la noche en la que sucedió la masacre el hombre estuvo en su casa, que su mujer le cocinó tortas fritas y que hasta le hizo una llamada a uno de sus hijos, que estaba en Posadas en ese momento. Moreira tiene un par de días para responder si acepta hacerse cargo de la defensa del sospechoso.

Por el momento, el expediente se encuentra bajo secreto de sumario.

El ex prefecturiano es conocido en San Javier como “El Loco”. Lo describen como de temperamento fuerte, pero no tendría en su haber episodio de violencia que lo haya llevado, por ejemplo, a estrados judiciales.

Godoy convive con una peluquera. En su momento, trabajó en un lavadero de autos. Estuvo preso hace unos años por un robo a mano armada. Después de eso, no volvió a tener antecedentes por delitos en contra de la propiedad.

Tanto Paz como Godoy tienen seguridad reforzada. Cada vez que los van a llevar al juzgado obereño que interviene en el caso la Policía y el Servicio Penitenciario Provincial montan un operativo especial.

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