El robo de motos tiene a maltraer a los vecinos de Iguazú

Fuentes judiciales precisaron que los ladrones cruzan las máquinas a Paraguay o Brasil, donde son desarmadas. Las piezas se comercializan luego en el mercado negro iguazuence.

Desde hace al menos tres años, el robo de motocicletas se transformado en un dolor de cabeza para las autoridades de Puerto Iguazú. Fuentes judiciales admitieron que todavía no lograron establecer todo el circuito del negocio, pese a las acciones que se han encarado en ese sentido. De la red participarían “levantadores”, paseros, desarmadores y talleres en los que comercializarían piezas de los rodados sustraídos.
En los últimos meses, se han llevado adelante distintos allanamientos, pero no tuvieron el éxito esperado. Los informantes adelantaron que, no obstante, las investigaciones continúan y en breve habría novedades.
Si bien los ladrones no tienen preferencia por algún modelo o marca en particular, generalmente prefieren las de bajas cilindradas. Estiman que después de “enfriarlas” en algún depósito, las sacan de la Argentina hacia Brasil o Paraguay, donde serían desarmadas totalmente.
Parte de las piezas se comercializa en el exterior, donde los malvivientes conseguirían mejores precios. Y otra parte volvería a talleres de Iguazú en forma de repuestos, siempre económicos para quienes necesitan una reparación.
Si hasta ahora el robo de motos no se aplacó es porque hay un mercado ávido de piezas baratas. También a este eslabón de la cadena apunta la Justicia, porque siempre que haya clientes los delincuentes continuarán abasteciendo.
Si bien no trascendió el registro que maneja la Policía provincial, robarían al menos una o dos motos por semana (en el mejor de los casos) en la localidad de las cataratas. Y pocas son recuperadas. Lo mismo sucedería en poblaciones fronterizas cercanas.
El juzgado de Instrucción de Puerto Iguazú ha puesto en la lupa a este delito en los últimos tiempos. Está trabajando en conjunto con los investigadores de la Unidad Regional V.
Generalmente cuando los detectives intensifican controles y ahondan en las pesquisas, los «robamotos» reducen la intensidad de sus golpes. Después vuelven nuevamente al ruedo y con bríos renovados.
Las fuentes indicaron que también se está pidiendo la colaboración de la población para que aporte datos, porque el silencio o la indiferencia juegan a favor de los criminales. El pedido apunta primordialmente a quienes buscan repuestos baratos y caen en las redes de los reducidores.

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