Masacre de Panambí: la investigación sigue teniendo como centro a San Javier

Apuntan a una mafia de frontera. Desvela a los detectives saber si Carlos Knack conocía a los ahora detenidos. Es lo que están tratando de determinar. Hay un sector de los investigadores que creen ver un sello mafioso detrás de demencial episodio.

La investigación por la masacre de Panambí siguió durante la jornada de este miércoles en la localidad fronteriza de San Javier. Allí, la Brigada de Investigaciones de la Unidad Regional Dos de Oberá, la División Homicidios de Posadas y la Secretaría de Apoyo para Investigaciones Complejas siguieron distintas pistas vinculadas a una organización delictiva que opera en el límite entre Argentina y Brasil y que, creen, no sería ajena al ataque que sufrió la familia Knack, tres de cuyos integrantes perdieron la vida.
No hubo nuevos allanamientos ni detenciones. Pero sí se siguieron distintos datos, sobre todo para establecer el paradero de Marcial Alegre (45), el chapista paraguayo, al que ligan a los otros dos arrestados que tiene la causa hasta ahora: el ex prefecturiano Pablo Paz (51) y Juan Godoy (44).
Alegre estaría en Brasil, pero sus hombres de confianza seguirían del lado argentino. Los detectives, además de rastrearlo, están recabando toda la información sobre los últimos movimientos del chapista. Se cree que su rol, además de reparar vehículos, era organizar grupos para la ejecución de todo tipo de delitos.
Su mujer, Mariela, ya recuperó la libertad. La Policía la demoró el martes, saliendo de San Javier, bolso y dinero en mano. Como no hay ningún indicio en su contra, volvió a su casa.
Fuentes judiciales indicaron que hay un dato que los desvela: saber si Paz, Godoy o Marcial tenían trato con Carlos Knack, empresario maderero y jefe de la familia masacrada y uno de las personas que falleció tras el atraco del domingo en el kilómetro 7 de Panambí. Hay versiones que indican que se conocían, pero esto no está confirmado.
Godoy estuvo preso hace un tiempo por un robo a mano armada en Itacaruaré. Paz es considerado un vecino de carácter difícil. El ex prefecturiano y el chapista llegaron a cruzar denuncias con un ex candidato a intendente en las últimas elecciones generales de San Javier. Un diferendo de dinero los habría puesto en veredas diferentes luego de que transitaran por la misma un buen tiempo.
Hasta el martes, para los detectives la masacre de Panambí había sido un asalto con violencia inusual. Ahora, parte de ellos se inclinan a pensar que hay algo más detrás del robo, algún mensaje con sello mafioso. ¿Con qué sostienen esta teoría? Con la forma elegida por el grupo de criminales para deshacerse de las víctimas: prenderles fuego. Para este grupo de pesquisas es clave la saña que, sospechan, volcaron los malvivientes contra la integrante menor de la familia: Bianca (12), quien falleció el martes a las 23.40. ¿Torturaron a la nena para amedrentar al padre? Y si lo hicieron, ¿era para que Carlos Knack entregara la plata que supuestamente robaron (460 mil pesos)? ¿O querían dejar otro mensaje? Las preguntas no tienen respuesta todavía. Familiares de las víctimas rechazan que Carlos haya estado involucrado en otra cosa que no sea el trabajo en el aserradero. Lo mismo dicen los vecinos, que remarcan que el jefe de hogar y su mujer Graciela, quien falleció el lunes por las quemaduras sufridas, trabajaban de sol a sol y eran un ejemplo para la localidad.
Este jueves desde las 13, habrá una movilización en Panambí. Los vecinos quieren exigir que el crimen no quede impune. Los investigadores buscan lo mismo, pero admiten que están ante una trama muy compleja.

El relato del horror
Carlos “Nano” Knack (20) no estaba en la casa familiar cuando sucedió el brutal asalto. Este miércoles, en una entrevista con Radio Libertad, contó la pesadilla que está viviendo. Perdió a sus padres y a su hermana Bianca. Y tiene a su hermano Cristian en estado crítico.
“No es que mi papá tenía plata sino que llegó. Pero así como llegó plata a casa ellos entraron para robarla. No sé si los siguieron o estaban esperando afuera a que llegue. No sé si estaban escondidos pero entraron a mi casa y decían ‘dame la plata, dame la plata’”, contó el joven.
Con todo el dolor en el alma, el joven contó lo que atravesó el domingo: “No llegué para ayudarlos. Una hora después de que salí, me llama un vecino para decirme que los habían asaltado y que le habían prendido fuego a mi familia. Subo al auto y me voy a casa, cuando llego estaban la Policía y los vecinos. Mi familia se hallaba tirada en el pasto, en plena lluvia, tratando de aliviarse del dolor de las quemaduras. Los ataron, los golpearon mucho, y les prendieron fuego. Ellos se escaparon por la ventana. Mi papá lo primero que hizo fue ir a buscar a los vecinos. Mi mamá, con la fuerza de Dios, pudo rescatar a mi hermanita y a mi hermano. Los ayudó como pudo porque amaba a su familia. Salió totalmente quemada, hasta la ropa interior se quemó”.
Eriza la piel escuchar a Nano. “Yo volví a casa a buscar ropa. Vi todo el terror que vivió mi familia, sangre por todos lados. Mi papá salió perdido a buscar el portón. Me contaron que perdió partes de la piel y el cuerpo cuando saltó el cerco. Dios les dio la fuerza para que pidan ayuda a los vecinos”, detalló.
Comentó con respecto al estado de su hermano Cristian: “Los médicos son sinceros conmigo, agradezco a los profesionales del hospital por lo bien que me tratan y no me esconden nada. Un cuerpo casi todo quemado no hay ciencia que pueda curarlo. Solo Dios sabe si saldrá adelante. Solo Dios sabe el motivo de por qué se llevó a mi familia. Mi hermano todavía está con vida y tengo que tener fe de que se va a quedar conmigo para que le de fuerzas y él me la de a mí”.
“Nosotros somos gente de laburo, yo desde que camino ayudo a mi papá y a mi mamá. Era una empresa de la familia, no había encargado ni nada, era puro sudor nuestro. No hay negocios sucios, cualquiera que investigue lo puede probar. Nosotros jamás jodimos a nadie. No entiendo porque tanta maldad con mi familia”, sentenció el joven.

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