Con arcos y flechas, indígenas brasileños se defendieron de la Policía

Un grupo de aborígenes brasileños salió a las calles de la ciudad de Brasilia para protestar contra la realización del Mundial en este país y reclamar por sus territorios. Se enfrentaron a policías antimotines e hirieron a uno de ellos con una flecha.

 

La policía reprimió con gases lacrimógenos a unas 2 mil personas que  pretendían llegar al estadio de Brasilia, donde se exhibía la Copa que estará en juego en el torneo de la FIFA.

Ante el lanzamiento de los gases, los manifestantes respondieron con sus armas tradicionales.

 

La protesta fue convocada por movimientos sociales que se oponen al Mundial y al elevado gasto público, a la que se unieron grupos de indios que se habían congregado en Brasilia para exigir celeridad en la demarcación de sus reservas.

 

Diversas etnias se manifestaron para exigir una mayor celeridad en el proceso de demarcación de reservas y protestar por la inseguridad en sus tierras, que son objeto de numerosos conflictos de propiedad.
“La tierra indígena es un derecho originario y el Gobierno tiene la obligación de establecer los territorios”, declaró a periodistas Sonia Guajajara, miembro de la Asociación de Pueblos Indígenas, que convocó la protesta.
La manifestación discurrió por la Explanada de los Ministerios, una céntrica avenida en la que se concentran todos los edificios del poder público, y sirvió para reiterar el rechazo de los indios a un proyecto de ley que pretende alterar las normas para la demarcación de tierras indígenas.
El proyecto propone que esa responsabilidad, que hasta ahora es de la estatal Fundación Nacional del Indio (Funai), sea transferida al Congreso, en el que existen grupos parlamentarios que representan los intereses de los empresarios del campo.
La indígena Sonia Guajajara afirmó, por su parte, que la ocupación fue decidida en nombre de los “ancestros” de los indios, que son quienes “guían” la “lucha por las reivindicaciones y los derechos de los pueblos indígenas”.

El proyecto que generó las protestas se tramita desde el año 2000 en la Cámara baja y, tras doce años casi archivado, fue desempolvado el año pasado y aprobado ya en varias comisiones.

El punto más polémico del texto propone que la competencia sobre todo lo relacionado a la creación y demarcación de nuevas tierras indígenas, que corresponde en la actualidad al Poder Ejecutivo, pase a la órbita del Parlamento.

Según líderes de diversas tribus, ese cambio restará poder a la Fundación Nacional del Indio (Funai), organismo del Gobierno que es responsable de la atención y cuidado de los pueblos indígenas.

 

Los indios, muchos con sus caras pintadas y tocados con plumas, se instalaron en la Comisión de Constitución y Justicia y exigieron ser recibidos por el presidente de la Cámara baja, Henrique Alves, quien aunque conversó con ellos no pudo convencerlos de desistir de la ocupación.

La Asociación de Pueblos Indígenas también volvió a denunciar la inseguridad que se vive en muchas de sus tierras debido a disputas judiciales con grandes hacendados y también a violentos conflictos.
De acuerdo a un reciente informe de la Comisión Pastoral de la Tierra, organismo vinculado al Episcopado brasileño, el año pasado quince miembros de comunidades indígenas fueron asesinados en medio de disputas por la propiedad de las tierras.
Según el informe, la etnia yanomami fue la principal víctima de esos conflictos durante 2013, cuando cinco de sus miembros fueron asesinados en el estado de Roraima, fronterizo con Venezuela.

 

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