Casi cuatro años después, aún no se sabe en qué circunstancias murió Natalia Suárez

La chica tenía 20 años y falleció al caer desde el sexto piso de un edificio céntrico, el 11 de junio de 2010. ¿Suicidio? ¿Homicidio? ¿Accidente? Nunca se pudo establecer. El único sospechoso fue liberado hace mucho tiempo por falta de mérito.

Natalia Suárez tenía 20 años y era estudiante de la Licenciatura en Trabajo Social en la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Misiones. El 11 de junio de 2010 murió en el acto al caer al vacío desde el sexto piso de un edificio ubicado sobre Colón casi Entre Ríos, en pleno microcentro posadeño. A casi cuatro años, todavía no se sabe si ella cayó de manera accidental, si se tiró o si la arrojaron desde el balcón. Por el caso hay un imputado, un amigo de la universitaria, que alquilaba el departamento desde donde cayó. El joven fue liberado por “falta de mérito”. Su abogado defensor ya solicitó el sobreseimiento definitivo.
El episodio siempre estuvo rodeado de mucho misterio. Los investigadores se toparon con un muro infranqueable a la hora de establecer los últimos minutos con vida de la chica. La última medida que se ordenó fue requerir a un hotel cercano si tenía imágenes de sus cámaras de seguridad que hayan podido captar el inmueble donde sucedió el hecho. No hubo suerte: el balcón del edificio en cuestión no se ve en absoluto.
Tampoco tuvo resultado positivo una pericia genética que se intentó hacer sobre los restos encontrados en las manos de Natalia: las muestras no servían para obtener un ADN.
Por orden del juez de Instrucción Tres, Fernando Verón, bomberos de la Policía subieron hasta el balcón y lo revisaron a fondo. Encontraron algunos rastros de fricción, pero no otro elemento que ayude a descifrar lo que ocurrió ese viernes por la noche, cerca de las 21.30.
El amigo de Natalia declaró que él no estaba cuando la joven cayó del sexto piso “B”. Dijo en sede judicial que había salido a tomar algo con unos conocidos cuando sucedió todo y que la chica había quedado sola en el departamento. Estuvo preso unos días, hasta que finalmente decidieron liberarlo. No había pruebas para sostener la primera hipótesis que surgió en su momento: que Natalia y su amigo, también estudiante de la carrera de Trabajo Social, tuvieron una discusión, que hubo un forcejeo y que ella terminó cayendo al vacío.
Tampoco hubo elementos para abonar la versión del suicidio. Natalia nunca manifestó intención suicida, no dejó carta o nota alguno que hiciera pensar que se arrojó por voluntad propia.
La noche de la tragedia los vecinos escucharon un fuerte ruido y salieron a la calle. Se toparon con el cadáver de la estudiante en la vereda. Un control remoto que estaba cerca del cuerpo llevó a los investigadores hasta el sexto “B” y un carnet universitario a nombre de Natalia Suárez, domiciliada en el Sur de Posadas, sirvió para confirmar la identidad de la fallecida.
Cuatro años después, la causa se encuentra en “stand by”. No fue archivada, pero tampoco tuvo avance alguno. Verón tiene que decidir si sobresee al único sospechoso. El misterio, por ahora, es el único que ha sido el principal protagonista.

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