Productores de San Pedro trabajan en la recuperación y conservación de semillas

Con la idea de recuperar las semillas de nuestra zona y producir en forma orgánica, un grupo de mujeres de la Cooperativa Agropecuaria y Forestal de Paraíso Limitada lleva adelante un proyecto de recupero y conservación de semillas. La iniciativa comenzó hace ochos años, junto a otras alternativas productivas que tenían por objeto poner en marcha nuevamente la entidad que había sido creada hace 18 años

“La idea de producción de variedades nació hace ocho años, cuando era integrante del grupo de mujeres, porque somos nosotras las que estamos a cargo de la comida que consumen la familia y los animales”, expuso Liliana Kaminski, vocal de la cooperativa y coordinadora del área semillero y fábrica de alimentos. Al principio se hizo un rescate debido a que las variedades autóctonas del norte provincial estaban desapareciendo, como consecuencia de la introducción al país de semillas de maíz y poroto soja, transgénica provenientes de Brasil.

Así las cosas, “nuestras variedades se dejaron de producir. En esa preocupación de que las mujeres piensan en la salud y cuidado del medio ambiente, es que pensamos en desarrollar este proyecto”, recordó Kaminski. El plan arrancó con parcelas de media hectárea, hasta llegar a dos hectáreas por colono. En esta primera etapa se implementó el uso de cubiertas verdes para abonar y cuidar el suelo, en terrenos descuidados. De a poco comenzó a surgir demanda, de otras localidades que pedían semillas.

La gran demanda llevó a pensar en un semillero de mayor dimensión y la construcción de un predio cerrado para almacenar, que hoy funciona sobre la ruta nacional 14 en el paraje Paraíso a unos diez kilómetros del centro urbano de San Pedro. En la actualidad venden las semillas a las agropecuarias, un programa del Ministerio del Agro y la Producción y a  los productores de la zona.

Paso a paso
En la selección de la semilla se trabajó cuidadosamente en la chacra para obtener calidades óptimas y mejorar la genética, pero sobre todo evitar mezcla de variedades. Esa tarea se concretó con la asistencia de los técnicos del Instituto de Desarrollo Social y Promoción Humana (INDES) y la Subsecretaria de Agricultura Familiar de la Nación. En esas parcelas destinadas a semilleros juega un rol importante las cubiertas verdes de poroto mucuna y sable, que ayudan a recuperar los nutrientes del suelo.

La producción de las semillas es orgánica y llegan a la cooperativa a través de sus dueños. “Primero son secadas para eliminar la humedad, se reduce a un 12% la humedad para que no pierda el poder germinativo. Después pasan a una clasificadora, pero antes es supervisada y un encargado de esa área certifica si la semilla es pura.  De la clasificadora salen en tres medidas y de ahí ingresan al curado de la semilla. Para conservarla utilizamos un fungicida contra los gorgojos, pero es el único químico empleado en el proceso”, detalló Kamisnki.

Guardianes
La cooperativa cuenta con cinco variedades de maíces: el amarillo, el blanco, el azteca, el mato groso y el amarillo duro. También producen porotos: el tradicional negro y variedades de colores entre rojos, blancos y morados, rescatadas en la zona y que se siguen produciendo. Además se trabaja en la recuperación de otras dos variedades, una con la semilla blanca y la chala roja; y la otra con la semilla roja y la chala blanca.

“Cada productor tiene una variedad que cuida y le gusta producir. Tenemos cinco productores que son guardianes de una variedad de maíz, ellos se encargan de producir semillas para que los otros siembren. Así se conserva en forma pura”, apuntó Kaminski. En tanto, el productor guarda en su casa las semillas que serán destinadas al consumo familiar, pero sin fungicida. Mientras que las semillas de cubiertas verdes la venden a yerbateros y tabacaleros, de invierno y verano, lo que significa un ingreso entre octubre y noviembre.

Ahora, anhelan seguir creciendo y ampliar las hectáreas cultivadas de semilleros, por eso se reunieron la semana pasada con el presidente del Instituto de Fomento Agropecuario e Industrial (IFAI), Ricardo Maciel, a quien solicitaron asistencia para la adquisición de dos sembradoras y la siembra de cien hectáreas con maíz. De esta manera, el colono aumentará la superficie y a su vez mejorarán sus ingresos económicos. En la ocasión, Maciel se comprometió a colaborar con el proyecto y acompañar a la entidad.

La cooperativa de Paraíso hoy tiene 96 socios, de los cuales 42 integran el proyecto de semillas con dos hectáreas cada uno. El año pasado obtuvieron, con la variedad mato groso, 5.600 kilos. Cuando habían empezado con la práctica de la producción, se llegó a cosechar un promedio de 2.000 kilos de maíz. Con las otras variedades pudieron mejorar los rindes.

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