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En la zona Sur del Gran Posadas, este miércoles se siente más que nunca la reducción del número de micros

Un viaje que debería hacerse en 40 minutos, puede superar tranquilamente la hora y media. Las paradas están repletas y las quejas se multiplican. El día clave será mañana, cuando vuelvan a reunirse empresarios y gremialistas

En la mañana de este miércoles, los usuarios del servicio metropolitano de pasajeros han sentido más que nunca la merma de frecuencias. Las paradas exhiben el doble de cantidad de pasajeros, que se apiñan en los pocos micros que circulan por la ciudad de Posadas y las cercanas Garupá y Candelaria.

Para los habitantes de la zona Sur de la capital y de las localidades aledañas, llegar al centro le insume alrededor de una hora y media, cuando en condiciones normales el tiempo de viaje no debería superar los 40 minutos.

Los problemas para los vecinos que viven desde el Campus universitario hacia las afueras no empezaron con el inicio del último conflicto entre empleados-gremio y empresas (por el supuesto incumplimiento patronal del pago de horas extras), sino antes, cuando las transportistas decidieron ajustar el número de micros que hacen el trayecto entre los vecindarios y la estación de transferencia de Miguel Lanús. De tener hasta tres colectivos por hora, pasaron a contar con dos y, a veces, hasta con uno. Esta situación jamás fue admitida por los empresarios, pese a las reiteradas quejas de los usuarios.

Los sábados y domingos el panorama también se complicó más. Por ser días no hábiles en los que habitualmente hay menos frecuencias debido a la jornada de francos de los choferes, la nueva reducción se sintió el doble. El último fin de semana, después de las 17, en las paradas de la ruta 12, por ejemplo, pudieron contabilizarse hasta 40 personas. Una situación inédita.

Si bien la situación complica a toda la ciudadanía, hay sectores a los que los golpea aún más. Como el servicio se restringe al máximo después de las 21, los estudiantes, los trabajadores que terminan sus jornadas después de esa hora y aquellos vecinos que tienen alguna emergencia, se las ven en figuritas para llegar a destino. El micro es el servicio más económico.

 

 

La tarifa de remís desde el centro hasta Garupá, por ejemplo, varía entre 100 y 150 pesos, de acuerdo al barrio del que marque como final del recorrido. Para llegar a Candelaria hay que sumarle, como mínimo, otros 40 pesos. Se trata de un desembolso para muchos inalcanzable, sobre todo si hay que hacerlo de manera diaria.

En una charla con Misiones Online, el intendente de Candelaria, Carlos Flores, indicó que las quejas de los vecinos se multiplican por cientos, que las complicaciones para viajar tienen a los pobladores con los nervios crispados. A la hora de hablar del conflicto, dijo que resta esperar el desenlace de la seguidilla de reuniones que empresarios y gremialistas vienen manteniendo desde el viernes último en dependencias del Ministerio de Trabajo.

Candelaria en particular fue la última de las poblaciones donde se aplicó el aumento del boleto a principios de este año. Esto obedeció a que el alcalde, también dirigente de la UTA (el sindicato de los choferes), se negó a validar la nueva tarifa hasta que las prestatarias cumplieran con una serie de materias pendientes, como ser la colocación de más refugios para pasajeros, la ampliación de frecuencias interbarrios y un servicio directo entre la antigua capital de Misiones y Posadas.

 

“Estas exigencias, de a poco, las fueron cumpliendo. Las paradas están siendo colocadas y el directo está en servicio. También ha mejorado la conexión entre los barrios. De todos modos, controlamos que todo se cumpla”, remarcó Flores.

Los usuarios de la Zona Sur apelan a los conocidos que tienen auto para moverse. Otros recurren a la tradicional “vaquita” para costear el viaje, si quedan en algún horario donde los colectivos dejan de circular. Y unos cuantos acomodan sus horarios para que su jornada no pase de las 21, horario en el que se viene cortando el servicio en los últimos días.

El jueves será un día clave en el Ministerio de Trabajo para buscarle una salida al conflicto. Si no hay acuerdo (y las expectativas no son las mejores), la situación empeoraría. Y, como siempre, los únicos perjudicados son los vecinos a los que no les queda otra que tomar un colectivo para movilizarse.

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