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Escribe Juan Carlos Argüello, Jefe de Redacción de Misiones On Line

Por primera vez en la historia, Misiones puede mostrar con orgullo un indicador social que siempre fue negativo. La tasa de mortalidad infantil descendió a menos de un dígito, alcanzando 9,84. Esto significa que fallecen menos de diez chicos por cada mil nacidos vivos. Es el ejemplo más satisfactorio del resultado de un Estado que se hizo presente en la última década. Un Estado responsable, como definió el gobernador Maurice Closs en su mensaje a los misioneros el 1 de Mayo.

 

 

 

Misiones siempre estuvo entre las provincias con mayor índice de mortalidad infantil del país. En 1994, hace 20 años, alcanzó 23,1, se ubicó en 22,2 en el año 2000 y 22,3 en el año 2002. Desde allí, comenzó un paulatino, pero sin pausa, descenso hasta ubicarse ahora por debajo de dos dígitos.

 

 

 

El logro es posible gracias a la inversión constante en el sistema de salud y una distribución responsable en tiempos de crisis.

 

 

 

Es la diferencia entre un Estado gerente de intereses económicos y otro con una mirada social. El primero estuvo vigente por más de una década, durante los 90 y el segundo, tomó las riendas de la Argentina desde 2003. Pero no se trata de una victoria definitiva, sino apenas de una batalla en la que el contendiente tiene numerosos defensores. No alcanzan las reivindicaciones sociales. Siempre hay voces en contra de un modelo que se enfocó en la autonomía económica, la distribución del ingreso y el crecimiento interno. Los que siempre ganaron, se quejan ahora porque no ganan tanto.

 

 

 

No es casual que dirigentes de la oposición prefieran presentar sus credenciales ante los organismos financieros internacionales antes que dar a conocer su programa de Gobierno a los propios argentinos. Son los mismos organismos que dictaban las reglas en los 90, responsables del estallido de Argentina, los que ahora son adulados por aspirantes a la presidencia.

 

 

 

Pasan los años, pero no los modos.

 

 

Así como antes venían con recetas dictadas en despachos de Washington, ahora abundan conceptos que apuntan al corazón del modelo argentino y de varios países de la región.

 

 

 

El director del FMI para América Latina, Alejandro Werner acaba de decir una frase que desnuda cómo pensaban antes y cómo piensa ahora el neoliberalismo. “Grandes economías latinoamericanas están con niveles de desempleo muy bajos, como la brasileña. Este escenario de empleo abundante en realidad dificulta la posibilidad de un crecimiento importante a corto plazo”, indicó. «El crecimiento se vuelve más difícil porque para crecer ahora hay que invertir más», dijo.

 

 

 

Sin necesidad de traducción, sobran trabajadores. El “costo” empresario es “demasiado elevado” y se ve obligado a invertir más para sostener el ritmo de crecimiento. Lo que obvia decir es que el crecimiento no significa distribución ni, mucho menos, inclusión, palabra que define la forma de ver las cosas. 

 

 

 

Los indicadores de salud, de educación, de pobreza y de desempleo que tuvieron a Misiones como cabeza de cualquier ranking, obedecen a un atraso estructural, pero fueron más negativos que nunca durante los 90.

 

 

 

En la mayoría de los indicadores, Misiones dio un vuelco positivo, pero aunque es una de las provincias con menor desocupación, presenta índices de pobreza todavía difíciles de disminuir como todas las provincias del norte argentino. No es un dilema de uno o más pobres, de si la estadística dice tal o qué dato, como el debate que promueven dirigentes de la oposición, muchos de los cuáles fueron protagonistas de los años en los que la situación era indudablemente mucho peor. Pese a que se preocupan por los “pobres escondidos”; nada dicen sobre cómo hacer para combatir la pobreza y, paradoja, hasta cuestionan medidas oficiales que lograron reducirla, como la Asignación Universal por Hijo o el plan Progresar. 

 

 

 

Los que cuestionan “los índices de pobreza”, se ponen en la vereda de enfrente cuando el Estado pretende intervenir en la economía para corregir la distribución de la renta, en grandes sectores económicos, en la yerba mate o en el té misonero.

 

 

 

La pobreza es un problema estructural, es cierto, pero también lo es que el capital nunca derrama por voluntad propia. El empleo en negro, aunque con una leve caída, es uno de los más elevados del país y eso incide sensiblemente en la pobreza. Es el Estado el que debe forzar la formalidad laboral, ya sea en las chacras, donde todavía persisten casos de esclavitud moderna, o en las ciudades, donde la esclavitud se convierte en horas extras o sueldos mal pagados, sin cobertura social ni de salud.

 

 

 

En esa línea, el Gobernador anunciara una lucha frontal contra el empleo informal con una unidad de control y seguimiento con un equipo de 20 nuevos inspectores y 10 nuevas camionetas, para que puedan desarrollar esta tarea. “Esto también beneficiará a los pequeños y medianos empresarios que compiten dentro de la ley dando trabajo formal”, indicó Closs. “De la misma manera fortaleceremos a las áreas de Comercio, para que junto a las de Trabajo y a la Dirección General de Rentas provoquen un fuerte impacto de regularización que avance sobre la informalidad laboral, comercial y tributaria”.

 

 

 

Es el sector comercial uno de los que más se queja por los vaivenes económicos. Disfruta mientras todo marcha bien, pero cuando la economía muestra algún retroceso, se queja de manera lastimera, como la nueva cruzada anti Rentas que iniciaron los comerciantes posadeños, por los controles en rutas o el cobro de anticipos. Aunque la política impositiva tiene un marcado sesgo autonómico, el Gobernador anunció la vuelta del descuento del 10 por ciento para quienes estén al día con Ingresos Brutos y facturen hasta un millón de pesos mensuales.

 

 

 

La pelea por los impuestos esconde una visión política. El Estado necesita recursos para ordenar la economía y atender los problemas sociales. Fácil sería endeudarse, como en los 90, o como ocurrió en los últimos meses, con gobernadores poco afectos a tomar medidas con algún costo político como una suba de impuestos.

 

 

 

Misiones tomó el camino inverso. Desde 2003 inició un camino de autosustentación, que, si bien no alcanza, ayuda a sostener una autonomía financiera inédita.

 

 

 

Entre otras, la ciudad autónoma de Buenos Aires, gobernada por Mauricio Macri y Córdoba, por José Manuel De la Sota, emitieron deuda en dólar linked –sistema atado a la inflación. Macri, emitió deuda por 760 millones de dólares. Es una opción, que inevitablemente lleva a un futuro colapso si no crecen los recursos para pagar esa deuda. Misiones en los 90, tomó deuda por 1,1 mil millones de dólares y pagó de intereses casi la mitad, 480 millones de dólares. Ahora no hizo falta el endeudamiento porque se pudo ahorrar para mantener el equilibrio.

 

 

 

 

Desde la asunción de Carlos Rovira, lejos de endeudarse, la Provincia inició el camino inverso.  En los 90 se debía todo en dólares por un monto equivalente a casi 2 presupuestos; al comienzo de la gestión de Closs en 2.007, se debía el equivalente a poco más que un presupuesto y en pesos. Al término del primer mandato la deuda se redujo comparativamente y se debía poco menos que medio presupuesto y en pesos. “Ahora la deuda sólo representa el 20 por ciento del presupuesto. En 2016, será no más del 10 por ciento”, prometió el mandatario.

 

 

 

Ese ahorro en los compromisos de deuda permitió volcar ingentes recursos al desarrollo de la provincia.

 

 

 

 

En los últimos años en la distribución de los recursos del Estado el salario y la jubilación fue donde más se ha incrementado la asignación presupuestaria. Los datos son contundentes. La masa salarial del primer cuatrimestre de 2013 era de 1.375 millones de pesos. En los primeros cuatro meses de este año, ascendió a 1.973 millones, con un aumento de 43,4 por ciento en un año, con aproximadamente la misma cantidad de empleados y por encima de cualquier medición de inflación.

 

 

 

 

Con los jubilados, tras la salida de la emergencia previsional, otro gran hito de la administración de recursos, sucede otro tanto. En diciembre de 2.007 se liquidaban j jubilaciones por casi 19 millones de pesos, con un total de 13.647 beneficiarios. El mes pasado se pagaron más de 102 millones de pesos  y a 15.912 beneficiarios). Las erogaciones jubilatorias se incrementaron un 438,88 por ciento.

 

 

 

Lejos de tiempos de ajustes, ahora el Gobierno puede impulsar la jubilación de quienes están en condiciones de hacerlo pero temen ver reducidos sus haberes. Una ventana, propuso el Gobernador. Una ventana a través de la cuál los agentes públicos que cumplan con los años de aportes al Instituto de Previsión Social, podrán pasar a retiro con el 75 por ciento de sus sueldos de bolsillos. Se termina así la discusión por los conceptos no remunerativos, que frenaban la jubilación de cientos de agentes, y el promedio salarial de los últimos diez años, tomado para calcular el porcentaje de las pensiones. El plan estará vigente hasta diciembre de 2014 y en su otra versión, permitirá el retiro de quienes tengan 20 años de aportes, a cambio de que sigan pagando la diferencia con sus propios haberes.

 

 

 

 

Otro anuncio de relevancia fue el referido a la seguridad: el Gobierno propuso aportar policías especiales para trabajar en juzgados de instrucción en el seguimiento de los sujetos que no tienen condena y vuelven a delinquir. Sin condena, son protagonistas de la cuestionada “puerta giratoria” que los tiene en la calle en menos de 24 horas. La idea es que los jueces puedan “ponderar” la situación antes de decidir una excarcelación. Con una condena, automáticamente quedarán presos.

 

 

 

Fue el séptimo discurso de Closs en la Legislatura. Sirvió también para poner en la balanza diez años de un modelo que logró transformar a Misiones. En los números, claramente la ecuación es positiva.

 

 

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