Alto Paraná: afirman que se perdieron 400 puestos de trabajo desde que absorbió el aserradero Bosetti

El titular del sindicato de madereros de General Belgrano, Jorge Ríos aseguró que la compañía chilena no cumplió con su promesa de reubicar a los operarios del aserradero Bosetti -que cerró en 2010- y hoy ninguno sigue en la empresa.

En 2003 se aprobó la venta del patrimonio forestal e industrial de Pecom Energía SA al Grupo Arauco, filial Alto Paraná SA. El aserradero denominado «Bosetti» era el segundo más importante del país. Hoy no existe, la compañía cerró la industria en 2010. “El impacto más fuerte de esta operación fue la pérdida de las fuentes de trabajo en la zona Norte”, dijo en la entrevista con ArgentinaForestal.com el secretario general del Sindicato de la Madera del Departamento General Manuel Belgrano, Jorge Ríos.

“En la ex Pecom se llegó a tener unos 400 operarios, sin contar las contratistas, pero con el tiempo todos fuimos desplazados. En el gremio tenemos en la actualidad 700 afiliados trabajando en Pymes de Iguazú, Libertad, Wanda y Esperanza, pero ninguno es de Alto Paraná, ya que al cerrar la industria de Bosetti se desvincularon”, afirmó en sindicalista.

Desde la compañía fundamentaron esta decisión a la crisis del mercado internacional que golpeó muy fuerte a esta industria en toda la cadena y que afectaron la competitividad del grupo Arauco.

 Esta crisis de mercado golpeó directamente a los trabajadores de la industria de la madera, ya que la primera consecuencia que dejó esa venta, fue el cierre del aserradero y el lento desplazamiento de la fuente laboral. “Al momento del cierre del Aserradero “Bosetti” habían 209 trabajadores de la industria de la madera que desaparecieron prácticamente, por “renuncias” o “retiros voluntarios”, ya que muy pocos terminaron trabajando en el Aserradero Piray de APSA. En todo este proceso de 10 años se perdieron unos 400 puestos de trabajo en el rubro, ya que la ex Pecom Forestal tenía esta cantidad de empleados antes de la venta, pero después fueron lentamente desplazados por Alto Paraná”, aseveró Jorge Ríos.

El sindicato registra en la actualidad 700 afiliados que trabajan en Pymes de Iguazú, Libertad, Wanda y Puerto Esperanza.  “Pero no tenemos un sólo afiliado de Alto Paraná, ya que al cerrar el aserradero de Bosetti, se desvincularon del gremio”, señaló Ríos.

Argentina Forestal -¿Hay un antes y un después de la  adquisición por parte de APSA de la ex Pecom Forestal?

Jorge Ríos -Si, totalmente. Para el trabajador de la industria maderera fue un cambio abrupto, además de un desplazamiento de la fuente laboral. Todo cambió.

 La época de la ex Pecom Forestal fue muy buena en todo sentido, desde lo social, cultural, económico, en cuanto al reconocimiento y beneficios que percibían los operarios de la industria. Antes de la venta, los trabajadores recibían becas para la educación de sus hijos, un sueldo extra por buen desempeño, se les facilitaba créditos para poder acceder a la casa propia o que pudieran terminar su construcción, los indemnizaban si fallecía un familiar. Realmente la política de Recursos Humanos era espectacular.

En lo personal, me tocó iniciar los primeros años de la primaria en la Escuela que funcionaba en Bosetti, pero después fue trasladada a Puerto Libertad, donde ahora hay un barrio y una escuela llamada “Bosetti”.

La ex Pecom Forestal generaba fuente de trabajo para familias de Libertad, Wanda, Esperanza y alguna de Iguazú, pero la compra por parte de Alto Paraná no solo afectó la fuente laboral de esta industria, también afectó el funcionamiento de industrias de la zona que no tenían materia prima para su abastecimiento propio.

AF -¿Después de la compra de la ex Pecom Forestal por Arauco, que pasó hasta el momento de cierre del aserradero, cómo fue el proceso?

JR -Fue un proceso lento de vaciamiento. Inmediatamente después de cumplir con los cinco años de compromisos asumidos ante la CNDC, con la venta de rollos aserrables y el famoso fasón, empezaron a sentirse algunas consecuencias más directas, hasta que llegaron al cierre del aserradero.

En Bosetti ya habían comenzado gradualmente a vaciar la industria, empezaron con la contratación de “servicios eventuales”, alternativa que en  el convenio de trabajo del sindicato se prohíbe tener contratistas dentro de una industria maderera, pero ellos hicieron caso omiso incluso a las denuncias realizadas por el sindicato. Paralelamente fueron “arreglando” las renuncias, despidiendo despacio, de a poco, usando una modalidad que les resultó muy bien a ellos, ya que negociaban con los trabajadores y le pagaban incluso hasta un año un sueldo como desocupados, de manera que la gente quiera irse. Todo esto fue previo al anuncio de cierre definitivo del aserradero.

Al  momento de cerrar, tenían unos 209 trabajadores. Adujeron que no habría despidos, que la fuente laboral estaba “garantizada” y hablaban del famoso término de “reconversión” de puestos de trabajo al Centro de Logística y otra plantas industriales.

Pero todos sabemos que desde que APSA compró  Zafac y Perez Companc fue para cerrar  en un tiempo. De todas estas propiedades, lo que les interesaba realmente era la superficie forestada, no la industria. Ellos tienen un complejo industrial forestal en Puerto Piray que es un “monstruo”, el aserradero de la ex Pérez Compac era el segundo mega aserradero el país, y al adquirir esto, Alto Paraná se quedó con todo el mercado.

Al cerrar, lo único que no tuvo la empresa es problema de dinero. Se le pagaba a la gente ajustado a derecho o según negociación y se terminaba el tema.  Incluso llegaron a pagar un 30% más sobre la antigüedad, algunas personas tenían entre 35 años de antigüedad y la empresa les pagó un 30% sobre el valor de lo que sería una indemnización. Triste. Había gente que llegó a los 40 años de antigüedad trabajando en esta empresa en Bosetti, o que le faltó muy poco para llegar. Trabajaron toda su vida en el aserradero. Pero Alto Paraná negociaba de pagarle todo, pero la gente debía presentar la renuncia. Nunca fue el problema la plata, claramente esta reconversión fue un fraude.

En esto influye otra realidad, que aquel trabajador despedido con 25 o 30 años de servicio se quedaba fuera del sistema. Algunos supieron administrar la plata, otros se quedaron sin trabajo al poco tiempo.

Los operarios que quedaron en Piray fueron muy pocos. Para ellos se logró una estabilidad laboral de tres años, que vence ahora, en este diciembre de 2013.

El otro problema también fue que intentaron “reconvertir” su actividad, cuando ellos son industriales madereros, pero le mantenían el sueldo asignándole otras tareas, situación que no se podía sostener.

AF -¿El principal impacto fue la pérdida de fuente laboral tras la venta de la ex Pecom ?

JR -En todo lo social fue el mayor impacto. En el momento que cerró Alto Paraná, en el Aserradero Bosetti había 209 puestos de trabajo directos, sumado a contratistas que trabajan en forma indirecta. Los que no entraban en la famosa reconversión, o no aceptaban arreglar, quedaron en la planta industrial de Piray, pero ya no están afiliados al Sindicato de la Madera de nuestra jurisdicción.

Hace 10 años atrás, nuestro gremio tenía de Alto Paraná más de 300 trabajadores afiliados de la industria de la madera, con el tiempo quedamos con 209, hasta que comenzaron con los contratos de servicios eventuales, y paralelamente acordaban “renuncias”. Hoy no tenemos ninguna relación con la empresa.

Creo que los únicos que se beneficiaron con el cierre del aserradero de Bosetti fueron las Pymes madereras, ya que se les fue un competir muy grande. Si hoy Alto Paraná cierra el Aserradero Piray, creo que las cámaras madereras van a aplaudir la decisión, ya que desaparecería la principal competencia.

Pero desde el punto de vista social y laboral, este cierre deja un saldo negativo y un sabor amargo para los trabajadores. Por otra parte, en todo este proceso fue únicamente obrero y empresa. El Estado brilló por su ausencia, no hizo nada para que se mantenga esta fuente laboral y que Bosetti no cierre. Nunca hicieron nada.

 

“Para los trabajadores de Pecom, el cambio con Alto Paraná fue abrupto y son responsables de la desaparición de nuestra fuente laboral”

ArgentinaForestal.com dialogó además con Miguel Ángel Ortiz (49 años), un operario de la industria maderera que trabajó 24 años en Pecom y pasó por todos los cambios societarios de la firma (Pérez Companc SA, Pecom Energía, Petrobras Energía, Forestal San Jorge, Compañía Naviera Pérez Companc, Pecom Forestal) y finalmente se retiró en el “Aserradero Bosetti” de Alto Paraná SA, tras la decisión de la compañía de cerrar el complejo industrial.

Ortiz tiene esposa, 7 hijos (6 niñas y un varón) y siempre vivió en Puerto Esperanza.

“Desde los 14 años empecé a trabajar en la industria maderera, en 1978. El 20 de octubre de 1987 comencé a trabajar en Pecom y finalmente me retiré  en 2011, cuando Alto Paraná decidió cerrar el Aserradero Bosetti. Viví todo el proceso, y el cambio en la política empresaria entre Pecom y Apsa fue muy abrupto. Para las familias de trabajadores de Pérez Companc fue un cambio entre el día y la noche. Antes la empresa era querida como si fuera una familia, porque nos cuidaban como una familia”, relató.

Ortiz exhibió varios recibos de sueldo y certificados que demostraban las becas que la empresa Pecom Forestal otorgaba a sus hijos para la continuidad escolar, facilitaba créditos para que puedan acceder a una vivienda propia, entre otros beneficios. “A fin de año nos premiaban con un sueldo más por el buen desempeño laboral, con una cena para la familia en Cataratas, pero todos estos incentivos fueron eliminados por APSA, ya que no tenía la misma política empresaria”, dijo.

Al momento de la venta “no sabíamos de los cambios de la empresa o que podía cerrarse el aserradero. La mayoría no pensaba en este futuro. Pero con Alto Paraná era difícil pensar que continuaría la actividad, después de la compra del aserradero, internamente se percibía que se venía un cierre, empezaron a negociar las renuncias, fueron ajustando los costos, todo eso nos daba una pauta que no había mucho tiempo. El cierre nunca anunciaron al personal, cuando nos enteramos, dimos inmediata intervención al Sindicato”, recordó Ortiz.

En este contexto, “claramente el principal impacto tras la venta de la ex Pecom Forestal fue para la trabajadores de la industria maderera de la zona norte la desaparición de la fuente laboral. En los tiempos de Pérez Companc eran 380 obreros directos, además de las contratistas, llegando a más de 600 trabajadores. Con la compra de Alto Paraná fue desapareciendo el número de trabajadores, dejando un fuerte impacto, un vacío total a cientos de familias de Wanda, Esperanza y Libertad”, aseveró Ortiz.

“Sin dudas, hay un antes y un después para nosotros, los trabajadores. Antes todo el mundo quería trabajar en Pecom, era una empresa muy humanitaria, se preocupaba por lo social, por la mejora del trabajador y el bienestar de su familia. Era una buena empresa, como no conozco otra hasta la fecha. Con quien se hable, les repetirá esto.

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